El Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) ha anunciado que Colombia ha comenzado su transición hacia el fenómeno de La Niña, que podría manifestarse con fuerza a partir del segundo semestre del año.
Este evento climático está caracterizado por el enfriamiento anormal de las aguas del océano Pacífico ecuatorial, lo que desencadena precipitaciones fuertes con el potencial de causar estragos en aquellos sectores del país que no cuentan con la infraestructura para enfrentar esa coyuntura.
Las fuertes precipitaciones asociadas con La Niña aumentan el riesgo de deslizamientos de tierra e inundaciones, lo que pone en peligro la infraestructura vial y las viviendas.
Las áreas más vulnerables a lluvias intensas y potenciales desastres naturales son la región andina, la región pacífica, el Caribe y la Sierra Nevada de Santa Marta. las autoridades han señalado que es importante tomar precauciones en la zona del piedemonte amazónico y en las cuencas de los ríos Meta, Putumayo, Caquetá, Magdalena y Cauca.
Otro de los sectores más afectados por La Niña es, sin duda, la agricultura. Las intensas lluvias y la alteración de los patrones climáticos pueden resultar en la pérdida de cosechas y la disminución de la productividad agrícola.
Según el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), se prevé que cultivos de maíz, arroz y café, principales productos de la economía agrícola del país, podrían sufrir una disminución significativa en su producción.
Esto no solo afectaría a los agricultores, sino que también podría tener repercusiones en la seguridad alimentaria nacional.
Por otro lado, las lluvias crean condiciones propicias para la proliferación de enfermedades transmitidas por el agua, como el dengue y el chikunguña. El Ministerio de Salud ha intensificado las campañas de prevención y control de estas afecciones, pero la capacidad del sistema de salud podría verse comprometida si se produce un aumento significativo en los casos.
¿Qué podríamos hacer para prepararnos?
Entre las medidas adoptadas por parte del Gobierno Nacional y algunas organizaciones internacionales, se incluyen la mejora de sistemas de alerta temprana, la construcción y reforzamiento de infraestructuras fuertes. Además, se está fomentando la educación y sensibilización de la población para una respuesta comunitaria más efectiva.
Para prepararse adecuadamente, el Gobierno está trabajando en un plan nacional de manejo de riesgos, liderado por la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres.
Por su parte, la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, y la directora del Ideam, Ghisliane, hicieron el llamado a alcaldes y gobernadores para revisar sus planes de gestión del riesgo ante posibles eventos naturales como huracanes y ciclones.
El fenómeno de La Niña presenta una serie de retos significativos para Colombia. Si bien las autoridades están tomando medidas para enfrentar los efectos adversos, la colaboración de todos los sectores de la sociedad es crucial para minimizar los impactos.