Los televisores (teóricamente) inteligentes de los fabricantes nos hacen la vida un poco más fácil ofreciendo acceso a diversas aplicaciones y servicios que enriquecen la experiencia multimedia, pero también introducen nuevos riesgos para nuestra seguridad y la privacidad.
Lo confirma Samsung, que de hecho explica cómo los usuarios deberían escanear sus smart TV para evitar potenciales amenazas de malware. El problema es que debemos hacer ese proceso manualmente, algo que no es precisamente demasiado 'smart' y que complica la experiencia a usuarios sin un perfil algo más técnico.
Automatizando que es gerundio
Esa era precisamente una de las quejas de los usuarios de Twitter que respondían al anuncio que la empresa hacía en esta red social. "¿Por qué no hacer que la tele lo haga automáticamente y de forma periódica?".
Scanning your computer for malware viruses is important to keep it running smoothly. This also is true for your QLED TV if it's connected to Wi-Fi!
— Samsung Support USA (@SamsungSupport) 17 de junio de 2019
Prevent malicious software attacks on your TV by scanning for viruses on your TV every few weeks. Here's how 👇 pic.twitter.com/7hWUfJwy1K
Ciertamente Samsung podría hacer algo así, porque como apuntaban algunos, dejar esa tarea al usuario final significa que probablemente ese análisis para tratar de detectar malware nunca se producirá.
Como indican en The Verge, no queda claro si este mensaje se ha enviado como respuesta a una potencial amenaza detectada por Samsung. Las televisiones inteligentes sí se han visto afectadas por problemas de malware en el pasado.
WikiLeaks descubrió un software llamado "Weeping Angel" que era capaz de activar la escucha en televisores de Samsung, y poco después se descubrían hasta 40 agujeros de seguridad en Tizen, el sistema operativo que preinstalan en sus televisores.
Esas vulnerabilidades específicas se suman a otras más genéricas pero igualmente preocupantes, además de esa potencial amenaza que suponen los micrófonos integrados en estos televisores y que podrían acabar siendo controlados remotamente para espiarnos.
Son los riesgos que siguen imponiendo unos dispositivos con cada vez mayores prestaciones pero que también plantean esas amenazas y que quizás deberían automatizar su control y no delegar esas acciones de seguridad en el usuario.