Es difícil dejar de añadir el adjetivo “nueva” a la Nokia de HMD cuando cada vez que presenta dispositivos nos sorprende con algo en comparación a la época anterior. El domingo estrenó seis propuestas y una destacó por un diseño que se alejaba del resto con diferencia, algo que asimilamos especialmente tras la toma de contacto del Nokia 8 Sirocco.
El que se erige como buque insignia de la marca se contagia de las curvas que Samsung hizo suyas de algún modo con los Galaxy S6. Con una clara apuesta en diferenciarse por diseño y sin dejar de jugar del todo aquí tampoco esa carta de la nostalgia que tan bien saben colocar, el Nokia 8 Sirocco nombre con la nomenclatura sencilla que caracteriza a los terminales de la nueva era y añade varias notas distintivas. Te contamos nuestras primeras impresiones.
Nokia 8 Sirocco, toma de contacto en vídeo
Fusionando lo básico, lo bonito y lo clásico
La denominación Sirocco en Nokia no nos debería ser extraña del todo (no al menos a quienes ya éramos algo locos de los teléfonos cuando los primeros 3310, 8110 y compañía). Los finlandeses lanzaron un Nokia 8800 Sirocco en 2006, el cual ya se diferenciaba por buscar esa sensación de lujo o "premium", sobre todo si hablamos de la edición en oro de 18 quilates.
El apellido vuelve para recuperar eso: Nokia quiere que el usuario que busca lo más potente tenga también lo distintivo, su producto con más clase y menos estilo juvenil. Porque así es este Nokia 8 Sirocco, que no tiene nada que ver con aquel 8800 y que de momento inaugura en la marca la inclusión de la curvatura en ambos lados en las pantallas.
Con cristal en la parte trasera también, ambas caras se curvan en sus bordes laterales para acabar en una esquina bastante afilada, que de hecho lo es demasiado dado que al final llega a ser incómodo (habría que ver si una se acaba acostumbrando y sólo se trata de una primera sensación, como en los terminales de Samsung). Bordes angulosos y en metal, en los cuales se mimetizan los botones de encendido y de volumen, lo cual requiere algo de habituación para no pulsar donde lo toca al ser difíciles de detectar a ciegas (no son protuberantes).
Los bordes son demasiado afilados, tanto que al final llega a ser incómodo
Como todos los móviles que han optado por una trasera de cristal, el Nokia 8 Sirocco acumula nuestras huellas tras estar un rato manipulándolo. Los acabados son bonitos, el negro (único color) es siempre además sobrio y elegante, pero el optar por el reflejo del cristal hace que éste se enturbie con nuestro propio rastro por castigo y los pañitos en la zona de demos estaban tan presentes como los terminales.
Las sensaciones en mano, por tanto, no del todo positivas por esto y sobre todo por lo bordes. Eso sí, es liviano, sin tener el dato del peso ya podemos decir que es un terminal ligero y, para no defraudar a los seguidores de la anorexia del smartphone, son sólo 7,5 milímetros de grosor (hasta las curvas de pantalla y bordes).
Curvando la pantalla: cuando en vez de "y yo más" es "y yo menos"
La curvatura de la pantalla sin duda ha sido una de las innovaciones del siglo XXI en lo referente a cambios de diseño, teniendo en cuenta que desde el establecimiento del smartphone y el factor forma tipo barra (es decir, todo pantalla y cada vez más, de hecho) se jugaba más con materiales y acabados que con la propia pantalla. Eso sí, no cualquier curva le vale al mercado y lo que de momento parece funcionarle a Samsung es, precisamente, una curva mínimamente funcional a la par que estética.
¿Qué ocurre con la curva del Nokia 8 Sirocco? Que es meramente estética, que no hay una pestaña accesoria como en el caso de Samsung o alguna "excusa" de software para su incorporación (al menos de momento), y que tiene una pega importante: en ocasiones se producen una especie de sombras o degradaciones a magenta o verde como efecto óptico de la propia curvatura (como cuando abrimos exageradamente el ángulo de visión y el panel se tiñe de rosa, pero concentrado en unos milímetros).
Dejando a un lado esto, la pantalla es p-OLED con una resolución QHD. Estuvimos viendo algo de contenido multimedia así como algunos vídeos e imágenes y nos transmitió bastante buena sensación (salvo este asunto de la sombra). Al tratarse de Android Stock no dispone de ajustes específicos para la pantalla más allá de añadir doble tap, el brillo o activar algunos gestos, pero la temperatura de los blancos está bastante equilibrada (según criterio igual algo fría) y va bien de ángulos de visión.
No vimos a priori más degradados ni ningún problema similar más allá del de las curvas. Además, el nivel de detalle es más que suficiente y los negros p-OLED lucen muy bien también en este móvil de Nokia. Habrá que ver al probarlo más a fondo si esta resolución pasa factura con un uso entre medio e intensivo a los 3.260 mAh que lleva su batería.
Rendimiento y uso: no es necesario lo más nuevo para volar más alto
Si hubo un protagonista en el evento de HMD además de los cinco nuevos terminales, ése fue Google. La alianza entre las dos tecnológicas parece haberse afianzado y, si el año pasado ya izaban bien alto la bandera del Pure Android éste no se quedan cortos con la casi completa homogeneidad de Android One en los móviles Nokia.
A falta de probar videojuegos y apps más exigentes, no vimos *lag* ni que se arrastrase nada, ni cierres inesperados de app
¿Cómo funciona esta versión del sistema operativo de Google? Teniendo de motor un Snapdragon 835 con un séquito de 6 GB, era de esperar que viésemos transiciones fluidas y aperturas rápidas. A falta de probar videojuegos y apps más exigentes, no vimos lag ni que se arrastrase nada, ni cierres inesperados de apps.
Tampoco notamos un calentamiento excesivo o que llamase la atención. Siendo fino, con los bordes de acero inoxidable y con el cristal en la parte trasera (materiales conductores), será normal que tras un rato de uso la temperatura aumente y se perciba en la superficie, pero a falta de hacerlo pasar unos días por las exigentes y exhaustivas manos de Xataka (tests de rendimiento, multimedia y muchas horas de cámara entre otras cosas) por el momento no notamos ningún calentamiento llamativo.
No se calentó tampoco tras estar toqueteando la cámara. Aquí hay bastante que probar a fondo, pero pudimos sacar algunas de las fotos que hacen las cámaras del Nokia 8 Sirocco. Hablamos de una doble cámara trasera de 12 megapíxeles (f/1.75) y 13 megapíxeles (f/2.6), y una frontal de 5 megapíxeles (f/2.0). La app es la propia, con su modo manual y opción de modo retrato tanto en la frontal como en la cámara trasera, pero éste es forzado por software y no siempre detecta bien el objeto principal.
Las condiciones de luz en el stand eran bastante exigentes (con iluminación en cambio constante y muchos contrastes) y no cabe esperar tampoco nada determinante de las fotos que sacamos allí. Podemos quedarnos con que en interiores con iluminación las cámaras no se lucen especialmente, con una falta de detalle acentuada e incluso aberraciones si tiramos de HDR y no tenemos paciencia suficiente (el disparo es más lento al ser en realidad varios).
El modo manual es bastante completo y nos permite ajustar los parámetros a nuestro antojo. Como decíamos, hay modo retrato, pero le costaba bastante encontrar al objeto aunque hiciésemos continuamente tap sobre él. Si finalmente lo detecta, podemos ajustar el grado de desenfoque con un deslizador.
En la cámara frontal es algo menos exigente y sí que nos funcionó en más ocasiones, aunque vimos un recorte bastante tosco y borrones, sobre todo en los bordes del pelo (ese punto crítico por excelencia de los modos de desenfoque forzado).
Nokia 8 Sirocco: no sabemos a qué ring te subes, pero tus armas quedan claras
Muchos nos preguntamos con la vuelta de Nokia a los smartphones hasta cuándo tirarían de la antigua como reclamo. Hasta qué punto escrutarían el ADN finés en busca de los genes que poder expresar para obtener buenos reclamos, sobre todo para ésos que aún recordamos la Nokia de "Connecting People* y que sonreímos cuando en la presentación tocaron el Nokia Tune acompañando una de las subidas al escenario.
Con el Nokia 8 Sirocco han seleccionado el de lo llamativo, no tanto como aquellos diseños locos de Nokia, pero la nomenclatura no puede haber sido casual con el toque "deluxe" que han dado a este terminal. Quizás el problema sea que el principal reclamo nos causan más déjà vu que atracción, con unas curvas en la pantalla no demasiado bien aplicadas (que llegan cuando la competencia las sacó hace años y ya ha perfeccionado).
Está la baza del precio, porque sin ser barato Nokia y HMD han colocado a su buque insignia de este año (al menos de momento) a unos 200 ó 300 euros por debajo de los de la competencia, quizás gracias a jugar con el procesador más potente de Qualcomm del año pasado y no el más reciente. Lo cual, aunque se salta esa norma no escrita de "si no es lo último, nace desactualizado", puede haber sido una buena jugada si ahorran costes y el rendimiento es satisfactorio (lleva los 6 GB de RAM, que no es moco de pavo).
Nos queda por ver si al final el usuario llega a acostumbrarse a los bordes, y sobre todo probarlo bien para ver qué tal esa doble cámara, el toque Zeiss, la batería y el aguante en general del Nokia 8 Sirocco en la práctica.