A poco más de un mes de que el iPhone X se ponga a la venta, el teléfono de Apple más completo que podemos comprar es el iPhone 8 Plus. En Xataka, ya lo estamos probando, y éstas son nuestras primeras impresiones.
Un diseño de hace años con una pantalla ligeramente mejorada
Un teléfono de gama alta “premium”, en 2017, con los marcos y dimensiones del iPhone 8 Plus no es admisible. Apple lo sabe, lo ha visto en todos sus rivales y por eso en un mes conoceremos de primera mano el iPhone X.
Lo curioso es que ese mismo diseño que admite acabado lo mantiene en una actualización que en apariencia es bastante menor. El principal cambio es la vuelta del cristal a la trasera del iPhone 8 y 8 Plus. Este regreso al pasado permite nuevos tonos para los iPhone (los nombres de los colores son los mismos, pero la apariencia es ligeramente distinta) pero las diferencias son muy sutiles, casi inapreciables.
Sin embargo, ese paso del metal al cristal se nota bastante en mano. El peso sube, hasta 202 gramos, y las primeras veces que coges el iPhone 8 Plus sí que puedes apreciar que esos gramos de más están ahí. El tacto es más cálido y este tiempo inicial con el terminal me parece que es menos resbaladizo. Pero también transmite más fragilidad.
Lo positivo de este diseño conocido, si no te importa su gran tamaño para la pantalla que alberga, es que Apple mantiene el lector de huellas. Y a falta de comprobar a fondo cómo es Face ID, nosotros lo preferimos por goleada.
True Tone para la misma pantalla
En el diseño con marcos del iPhone 8 Plus la pantalla tiene menos protagonismo. Mantiene las 5,5 pulgadas con resolución 1080p, así que la experiencia está siendo la misma: gran fidelidad de color, nitidez muy buena pero por debajo de lo que el precio debería ofrecernos, y brillo suficiente para poder tener una visualización bastante correcta en exteriores. Una de las mejores pantallas del mercado.
Lo que Apple añade en este iPhone 8 Plus es la tecnología True Tone, tecnología que ya comprobamos que funciona bastante bien en el iPad Pro que la estrenó. En el nuevo iPhone hace exactamente lo mismo: ajustar la temperatura de color para que la fidelidad de color se mantenga independientemente de la luz ambiente en la que usemos el terminal.
Lógicamente la experiencia inmersiva de esta pantalla no es la misma que con un terminal sin marcos. Al menos en sonido hay mejora, y en las primeras pruebas con vídeos hemos podido notar algo más de potencia en los altavoces estéreo (uno arriba en el frontal y el segundo en la parte derecha del puerto Lighting de carga) y un poco más de separación entre altavoces. En todo caso la colocación sigue sin convencerme porque según como lo cojas estarás tapando algún altavoz.
Procesador A11 Bionic, lo verdaderamente relevante de este iPhone
Y del iPhone X, porque comparten procesador. La nueva demostración de Apple de dominio en el diseño y fabricación de procesadores para smartphones se llama A11 Fusion, y no es solo potencia bruta.
En realidad la mejora de rendimiento no se nota al usar el terminal. No hay diferencias en fluidez o uso de juegos/apps exigentes entre este iPhone 8 Plus, el modelo del año pasado o los gama alta de muchos otros fabricantes.
Pero el A11 Bionic está aquí por algo, y tanto en realidad aumentada (todavía hay muy poco relevante para darle importancia) como con Siri es de vital importancia.
También tiene su rol en las mejoras que Apple ofrece en almacenamiento. No me refiero a que el modelo base de iPhone 8 Plus sea ahora de 64 GB (el siguiente ya es 256 GB) sino a que tanto imágenes como vídeos ahora ocupan sobre un 50% menos de espacio en esa memoria interna.
Apple ha adoptado H.265 (HEVC) para vídeo y HEIF para imágenes gracias a las posibilidades hardware del A11 Bionic, lo que tiene otras ventajas como volver sobre una imagen original en cualquier momento aunque hayas retocado o modificado la misma y la vista previa sea la imagen final. Por ahora eso se puede conseguir en el iPhone, iPad o Mac con High Sierra, así que con el resto de ecosistema el jpg seguirá siendo el formato de referencia.
Batería que cambia (pero como si no)
Con una capacidad ligeramente inferior al iPhone 7 Plus del año pasado, la autonomía del iPhone 8 Plus, en estos primeros momentos con el terminal, nos parece que seguirá estando pareja. Esto supone el día de uso intensivo (o día y medio controlando más el uso de pantalla), unas cifras justas para un terminal de gran tamaño y donde siempre se espera lo máximo de este apartado.
A partir de ahí la teoría pinta bien con la llegada de la carga rápida y también la inalámbrica (una de las ventajas de usar cristal en la parte trasera del iPhone). Pero por ahora todo esto no sirve de nada.
La carga inalámbrica sigue siendo poco eficiente, y en uso doméstico por ahora tiene poco o nada de sentido. Quizás en espacios públicos donde no llevamos cable de carga puede tener cabida. Lo que sí que ha hecho bien Apple es optar por un estándar como Qi, el adoptado por prácticamente toda la industria de la carga inalámbrica.
Mucho más grave me está pareciendo la carga rápida. Con baterías que cada vez duran menos, es la tabla a la que agarrarse y que nos ofrecen ya casi todos los fabricantes. Apple la introduce en su iPhone 8 Plus pero sin embargo no da opción de sacarle partido cuando el cargador que viene por defecto en la caja es el de 5 W (salida de 1 A).
Si para aprovechar esa carga rápida hay que comprar un cargador USB-C de 29 W de Apple, con precio de 59 euros, mal vamos. Con él podríamos alcanzar la mitad de carga en media hora. En nuestras primeras pruebas, usando uno de 10 W, no ha habido mucha mejora: del 59% a carga completa en una hora.
En todo caso probaremos para la review con más cargadores de terceros y os contaremos resultados y tiempos de carga.
Recuperada la desventaja con la cámara
Tras estas horas con el iPhone 8 Plus, tengo ya claro que la cámara es el avance más significativo de este nuevo iPhone a nivel de consumidor y su día a día. La mejora no es asombrosa pero sí suficiente para situar a la del iPhone 8 Plus de nuevo en lo más alto.
La cámara del iPhone 8 Plus es el mejor ejemplo que podemos poner ahora mismo de la evolución que ya estamos viendo en fotografía móvil: el trabajo del ISP. Los sensores del iPhone 8 Plus son prácticamente idénticos a los del año pasado. Y sin embargo el iPhone 8 Plus hace mejores fotos.
Aunque hablaremos de ello de forma más precisa en nuestra review completa, ya hemos notado que la cámara es ligeramente más rápida tomando las fotos, pero sobre todo nos ofrece unos colores que, sin dejar de ser fieles a la realidad, buscan ser más llamativos para el ojo. Esto es así hasta el extremo de que la cámara del iPhone 8 Plus toma las imágenes siempre en HDR por defecto. Podemos desactivarlo pero por ahora nuestra recomendación es dejarlo tal cual porque los resultados son muy buenos.
Las fotos nocturnas todavía no hemos podido analizarlas y probarlas en condiciones, pero en las que hemos hecho de día también se aprecia un aumento del detalle y nitidez, un aspecto en el que se ve el trabajo del ISP y donde Apple había quedado algo atrás respecto a Samsung, por ejemplo.
De la cámara del iPhone 8 Plus probaremos con detalle el modo de flash de relleno con sincronización lenta y por supuesto el modo Retrato, que llega mejorado y con más opciones, todas ellas apoyadas en la variación de la iluminación. Las primeras tomas nos dicen que se pueden conseguir resultados interesantes pero no en cualquier condición ni sin dedicarle tiempo. Lo que más nos ha gustado es que gracias al contenedor HEIF, en cada foto que hagamos tenemos siempre disponible volver atrás o cambiar el efecto.
En unos días publicaremos el análisis completo del iPhone 8 Plus, así que si quieres conocer algún detalle en particular o tienes dudas, puedes dejar un comentario e intentaremos contestaros en la review en poco tiempo.