Un Boeing 737-9 MAX sufrió un desprendimiento de fuselaje en pleno vuelo, lo que obligó a un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto de Portland, Oregón. El incidente, ocurrido el viernes 5, no causó heridos, pero sin duda reaviva las preocupaciones sobre la seguridad de esta popular aeronave.
El vuelo 1282 de Alaska Airlines, con destino a Ontario, California, despegó de Portland a las 4:52 p.m.. Menos de 30 minutos después, una sección de aproximadamente 1,8 metros de largo se desprendió del fuselaje, a la altura de la fila 26.
Según los pasajeros, el desprendimiento provocó un fuerte ruido y una succión explosiva de aire que arrastró objetos personales de los pasajeros. El piloto, que declaró emergencia, logró regresar a Portland y aterrizar el avión de forma segura a las 5:27 p.m.
Ninguno de los 177 pasajeros y seis tripulantes resultó herido. Por fortuna, nadie estaba sentado en el asiento de la ventana.
El 737 MAX, otra vez
La Administración Federal de Aviación (FAA) de Estados Unidos abrió una investigación sobre el incidente y ordenó dejar en tierra unos 200 aviones en todo el país. Alaska Airlines suspendió temporalmente la operación de su flota de Boeing 737-9 MAX, pero algunos, se informó, ya empezaron a volar de nuevo.
Boeing, por su parte, ha indicado que está cooperando con las autoridades y que está llevando a cabo una investigación interna.
Pero no escapa a nadie el hecho de que el Boeing 737-9 MAX es una variante del 737 MAX, un modelo que fue retirado de servicio durante casi dos años tras dos accidentes mortales en 2018 y 2019. Es importante señalar, sin embargo, que el modelo MAX-9, en particular, no estuvo involucrado en ninguno de esos accidentes.
Eso no evita que el incidente de Portland reavive las preocupaciones sobre la seguridad de esta aeronave. El desprendimiento de fuselaje es un evento grave que, en circunstancias diferentes, podría haber resultado en una tragedia.
¿Fallo estructural?
El detalle más preocupante de esta historia es que el segmento que se desprendió es, en rigor, una puerta, que puede habilitarse o no según lo desee quien adquiere el avión. Alaska Airlines optó por no ejercer esa opción, por lo que Boeing desactivó -es decir, selló- la puerta antes de la entrega.
Por lo tanto, desde el interior de la cabina, solo se ve un panel de un asiento de ventana normal, aunque desde el exterior el marco de la puerta desactivada permanece visible. El área del fuselaje que fue arrancada se alinea perfectamente con el marco de la puerta, lo que sugiere una posible falla estructural.
El Boeing 737-9 MAX salió de la línea de montaje hace apenas dos meses y recibió su certificación en noviembre de 2023, según el registro de la FAA.
En un comunicado, Boeing dijo que todavía estaba trabajando para recopilar más información sobre el incidente. El mes pasado, la FAA también pidió inspecciones adicionales de los aviones 737 MAX tras los informes de un posible perno suelto en el sistema de control del timón.