El presidente Donald Trump ha puesto en la agenda la idea de fabricar un iPhone completamente en Estados Unidos, una opción que puede tener atractivo político para algunos sectores. Sin embargo, ¿qué tan viable es realmente trasladar la producción de uno de los dispositivos tecnológicos más emblemáticos del mundo desde China hacia territorio estadounidense?
Pues analistas, expertos en cadena de suministro y voces dentro del mismo sector tecnológico coinciden en que el costo económico, logístico y humano de un iPhone ‘Made in the USA’ sería tan elevado que alteraría radicalmente el precio que hoy los consumidores están dispuestos a pagar.
Asimismo, se considera que la producción sería tan costosa y compleja, que la haría poco viable en el corto o mediano plazo.
¿Cuánto costaría un iPhone hecho en EEUU?

Actualmente, Apple produce más del 80 por ciento de sus productos en China. Esta estructura de fabricación, basada en décadas de optimización, especialización y escala masiva, ha permitido mantener controlados los costos a pesar de la sofisticación creciente de sus dispositivos.
Sin embargo, si la manzana mordida decidiera ensamblar un iPhone en Estados Unidos, el impacto económico sería inmediato. El analista Wamsi Mohan, de Bank of America Securities, estimó en CNBC News que solo el aumento en los costos laborales podría elevar en un 25 por ciento el precio del iPhone 16 Pro, llevando su valor aproximado de 1.199 dólares a 1.500 dólares.
Otro pronóstico más extremo proviene de Dan Ives, de Wedbush, quien sugiere que un iPhone completamente fabricado en EEUU podría alcanzar los 3.500 dólares, si se consideran los costos de trasladar parte de la cadena de suministro y adaptar la infraestructura.
El reto de replicar a China

El argumento de que Estados Unidos tiene los recursos y la mano de obra necesarios para fabricar iPhones ha sido defendido por Trump, con sus aranceles y políticas para incentivar la producción nacional. Sin embargo, desde el sector privado, la perspectiva es más pragmática.
Foxconn, el principal socio de Apple en la producción de iPhones, opera gigantescos complejos industriales en China con capacidad de escalar su fuerza laboral a más de 50.000 trabajadores durante temporadas de alta demanda.
Estos campus incluyen viviendas, transporte y una logística integrada que permite producir más de 200 millones de iPhones al año. Replicar ese modelo en Estados Unidos requeriría no solo inversiones multimillonarias, sino también años de desarrollo.
Además del volumen, está la cuestión de las habilidades técnicas. Tim Cook, actual CEO de Apple, ha señalado que Estados Unidos no cuenta con suficientes ingenieros especializados en herramientas de producción, pieza clave para transformar los diseños digitales de Apple en componentes físicos. Mientras que en China un encuentro de estos profesionales podría llenar estadios, en EE. UU. apenas se reuniría una pequeña fracción.
El caso de Brasil: una lección
Apple ya ha intentado fabricar fuera de China para sortear barreras comerciales. En 2011, junto a Foxconn, estableció una planta en Brasil para evitar aranceles locales.
Y aunque la fábrica sigue operativa y ahora produce modelos como el iPhone 16, la mayoría de los componentes aún son importados de Asia. Incluso después de una inversión inicial de 12 mil millones, los dispositivos fabricados en Brasil llegaron a costar hasta el doble que los ensamblados en China.
La cadena de suministro: un obstáculo

Una de las principales dificultades para fabricar un iPhone en EEUU no es solo el ensamblaje, sino la procedencia global de sus componentes.
El procesador, por ejemplo, es fabricado por TSMC en Taiwán; las pantallas provienen de Corea del Sur, y muchos otros componentes siguen produciéndose en China.
Esto implica que incluso si Apple trasladara su línea de ensamblaje final a EE. UU., seguiría enfrentando tarifas por importar piezas clave.
Según Mohan, si el actual régimen de aranceles se mantiene, un iPhone ensamblado en territorio estadounidense podría encarecerse hasta un 91 por ciento debido a los costos adicionales de partes y mano de obra.
Por ahora, todo indica que la etiqueta de “Diseñado en California, ensamblado en China” seguirá vigente en los iPhones por muchos años más.
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