Es… complicado. Por más que uno quiera acercarse a La Sustancia de las maneras habituales (ovación en Cannes, 90% en Rotten Tomatoes), de cierta forma las maneras habituales no bastan, resultan insuficientes, para describir lo que hace esta cinta o, mejor, lo que es esta cinta.
Pero por alguna parte hay que comenzar: La sustancia es una película de la directora francesa Coralie Fargeat, que utiliza el body-horror para hilar una historia trepidante e incómoda sobre la discriminación por edad y la explotación de la belleza femenina en la sociedad actual. Como dije: insuficiente.
Probemos con la sinopsis: Elisabeth Sparkle, una actriz que fue muy famosa en su momento pero reducida a un programa matutino de aeróbicos, enfrenta un golpe devastador cuando la cadena la despide en su cumpleaños número 50. En medio de su angustia, un misterioso laboratorio le ofrece una sustancia -¡así se llama la película!- que promete transformarla en “una versión mejorada de sí misma”.
Lo que sigue es, a la vez, una trama extremadamente predecible, y una de las más originales miradas a la industria del espectáculo, que no se ahorra ningún golpe y desnuda, muy literalmente, la manera en que la sociedad condiciona a las mujeres para que, simplemente, les esté prohibido envejecer.
Pero, a la vez, es paradójico que esa sea la película que, a sus 60 años, le dio a Demi Moore la posibilidad de demostrar su nivel como actriz y, si se creen los rumores, pelear una muy merecida nominación al oscar como Mejor Actriz, si es que la Academia logra sobreponerse al asquito que siempre le ha dado el cine de horror.
Junto a ella, encarnando -y, a veces, descarnando- a la versión más joven de la estrella, está Margaret Qualley, una de las más versátiles, arriesgadas y hermosas actrices jóvenes del momento, que de manera verosímil sostiene la mitad de la trama que le corresponde a su personaje, que la cinta no se cansa de repetirnos es una con la de Moore.
Luego de sorprender hasta hace poco en su paso por las salas de cine, La Sustancia lleva su agudo ingenio y catártica intensidad -por no hablar de sus cantidades navegables de sangre- a la plataforma de Mubi. Es una buena oportunidad para que los interesados en esta clase de cine, más arriesgado y alejado del mainstream, prueben esta plataforma. Y lo mejor es que pueden hacerlo con una prueba gratis de 7 días.
“Impulsada por la mejor interpretación de la carrera de Demi Moore, La sustancia irrumpe sin miedo en el panteón del cine de medianoche y en el canon feminista”, dice en su página, y es verdad. Cuando se trata de la discriminación por edad, Fargeat parece sostener que las mujeres no tienen cómo ganar, sin importar las modificaciones extremas que se tomen en su cruzada por mantenerse jóvenes.
Una advertencia final: La Sustancia está lejos de ser una cinta perfecta y hay un sector, probablemente un considerable sector del público, al que no solo no le va a gustar, sino que le va a repugnar. El body-horror no es para todos y quienes resienten la sangre, la violencia gráfica y la idea de una masa sanguinolenta de carne con el rostro de una actriz adorada desde antes de que grabara Ghost, harían bien en evitarla.
Pero quienes logren superar el efecto vómito, de seguro podrán apreciar una de las más dementes, aberrantes, sangrientas y, en últimas, excelentes películas del año que se apresta a terminar.
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