Al presidente Gustavo Petro no le cayó en gracia un trino de la cantante Marbelle en el que pareció querer insultar a la hija menor del mandatario, Antonella.
El trino de Marbelle es una respuesta a otro que publica una foto -que en atención a la ubicación en la mesa parece haber sido tomada por el propio Presidente- en el que cuestiona: "En esta foto no veo a ningún habitante de calle. ¿Y ustedes?".
La cantante contestó: "Solo una..."
Por ese motivo, Petro anunció que emprenderá “acciones legales” por lo que calificó como una “bellaquería muy ignorante”.
¿Qué recursos contempla la ley colombiana para esta clase de situaciones? Para contestar esa pregunta, hay que visitar los conceptos de injuria y calumnia. Ambos apuntan a la dignidad de las personas, pero con una diferencia fundamental.
Según la definición del Ministerio de Justicia, la injuria consiste en “manifestar hechos u opiniones que atentan contra la dignidad de una persona, lesionando su honor y el buen nombre ante la sociedad”. La calumnia, en cambio, es atribuirle a una persona la comisión de un delito sin que obre contra ella una sentencia, según, también, la definicion de Minjusticia.
¿Qué podría hacer Petro?
Así como hay definiciones, hay mecanismos mediante los cuales las personas pueden denunciar estos hechos. Uno de los más lógicos es la denuncia penal, ya que la calumnia y la injuria son un delito sin importar el medio por el cual se hagan y con un proceso penal se podría sancionar a los responsables. Sin embargo, un medio preferido por su velocidad es la tutela, mediante el cual toda persona puede proteger su derecho fundamental a la honra.
Ambas opciones están al alcance del Presidente, pero en ambas la pretensión más realista parecería ser una retractación y, a lo mejor, ni siquiera eso, toda vez que Marbelle podría optar por 'aclarar' que no hablaba de la hija de Petro.
La sentencia C-442 de la Corte Constitucional en el artículo 223 establece que “cuando alguno de los delitos, injuria o calumnia se cometiere utilizando cualquier medio de comunicación social u otro de divulgación colectiva o en reunión pública, las penas respectivas se aumentarán de una sexta parte a la mitad”. Esto haría que incurrir en la injuria y la calumnia en redes sociales sea considerado un agravante.
Para la injuria se contemplan penas de entre 16 meses y cuatro años y medio de cárcel, con multas de 13,33 a 1.500 salarios mínimos. Para la calumnia, y con esto se demuestra que se le considera un delito más serio, las penas contempladas van de 16 meses a seis años de prisión, si bien las multas se inscriben en los mismos rangos que en la injuria.
¿Sí la injurió?
Entonces, volviendo al trino de Marbelle, hay elementos que podrían inclinar la balanza hacia uno u otro lado.
El primero es que, en rigor, la redacción del trino no es una manifestación que aluda a Antonella Petro. El sentido común indica que, claro, esa era la intención, pero con apenas dos palabras, el trino es la definición de ambiguo.
Esa es la tesis de Juan José Lafaurie, que usó una publicación en sus redes para decirle al Presidente que, dado que Marbelle nunca lo hizo, es el propio Petro quien señala a su hija de ser habitante de calle.
Y ahí está el tema final: para que la tesis de la injuria se sostenga, hay que aceptar primero que ser señalado como habitante de calle lesiona “el honor y el buen nombre ante la sociedad” de una persona. Petro ha sido el primero en señalar que tal cosa no es cierta y, aunque lo fuera, nadie en su sano juicio creería que eso es lo que afirmaba Marbelle.
¿Entonces? La única manera de tipificar aquí una injuria contra Antonella Petro, que no debe olvidarse, es una menor de edad, es asumir que Marbelle hablaba de ella y asumir, además, que al decir ‘habitante de calle’ -que no lo dijo- quería decir ‘callejera’.
Hay, sin embargo, un detalle. A diferencia de la calumnia, que se remite a la comisión o no de un delito a los ojos de la ley, la naturaleza de la injuria es en gran medida subjetiva y depende de que la persona afectada se sienta injuriada. Así las cosas, términos que en otro contexto podrían ser inocuos, podrían sustentar una denuncia, si el afectado se siente lesionado por ellos.
Como sea, el trino no debió ocurrir. El debate político, incluso cuando es confrontacional, es parte inevitable -incluso, deseable- de la democracia, pero al menos deberíamos poder coincidir todos en que los niños deberían quedar al margen de la pelea.