Fue, en muchos sentidos, el logro más destacado en la carrera del fotógrafo brasileño Leonardo Sens. No porque sus muchas otras fotos tengan menos calidad, sino porque esta, específicamente esta, tomó tres años de innumerables intentos fallidos.
Pero el resultado muestra que valió la pena: Sens logró capturar una imagen increíble, en la que la icónica estatua del Cristo Redentor parece acunar la luna, con perfecta simetría, entre sus manos extendidas.
El momento culminante llegó el domingo 4 de junio, cuando Sens se posicionó en la playa de Icaraí en Niterói, un municipio cercano a Río de Janeiro, en el estado del mismo nombre, a casi 12 kilómetros del legendario monumento.
Encaramado en la cima de la montaña Corcovado dentro de la exuberante extensión del Parque Nacional de Tijuca, el Cristo Redentor domina el horizonte de Rio de Janeiro, de la que ha llegado a ser un símbolo de reconocimiento global. La estatua de treinta metros de altura se levanta sobre un pedestal de ocho metros. Es la cuarta estatua de Jesús más grande del mundo, detrás de la estatua de Cristo Rey de Świebodzin (Polonia), de 36 m, el Cristo de la Concordia de Cochabamba (Bolivia), de 34,2 m, y el Cristo Redentor de Tihuatlan (México), de 31,5 m.Irónicamente, la manera en que fue tomada le dio a la escena una asombrosa sensación de escala, en la que la Luna luce irrealmente enorme, con la estatua aparentemente sosteniéndola en un precario equilibrio.
Meses de preparación
El logro que representa la foto va más allá de la persistencia y la paciencia. La toma exigió un nivel excepcional de preparación, que incluyó estudiar la posición de la Luna y entender la época exacta del año en que se alinearía perfectamente con la principal atracción turística de Brasil. Sens usó una serie de aplicaciones para mapear el recorrido del satélite en el cielo nocturno y así identificar los tiempos y la fecha exacta de esta rara alineación.
Fotos: Leonardo Sens
Para capturar la escena a la perfección, Sens invirtió en un nuevo conjunto de lentes dos años antes. Esta actualización del equipo tenía como objetivo capturar fotos más cercanas de la luna y el sol sin sacrificar calidad. A pesar de toda la preparación, cuando salió decidido a tomar la foto, el sábado 3, se halló con que un cúmulo de nubes le impidió lograrlo.
Pero las condiciones mejoraron el domingo, y Sens estaba listo. Con su equipo en el punto designado, alineando meticulosamente su equipo y luchando contra el nerviosismo, todo lo que quedaba por hacer era esperar a que la Luna cruzara el cielo hasta ubicarse en la posición exacta. A la hora planeada, la alineación que esperaba se produjo.
Clic.
El resultado habla por sí solo, y también su éxito en las redes. Al momento de escribir este texto, la foto (que hace parte de un conjunto de imágenes que recoge el evento) acumula ya casi 250.000 likes en Instagram.