Los videojuegos no tienen que ser una amenaza, y de hecho pueden ser un aliado para la salud mental: todo depende de la diferencia entre afición y adicción

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Pocos pondrían en duda, en una época en la que superan de lejos las ventas combinadas de otras industrias como el cine, la televisión y la música, que los videojuegos se han convertido en una forma masiva de entretenimiento, que reviste un enorme potencial de comunicación, socialización y hasta educación.

Pero quizá a muchos los sorprenda descubrir que cada vez más personas ven en los videojuegos herramientas poderosas que pueden contribuir significativamente a la salud mental de sus usuarios.

A medida que el mundo enfrenta crecientes desafíos en el ámbito del bienestar emocional, se hace más importante reconocer el papel que pueden jugar como aliados en la lucha contra el estrés, la ansiedad y la depresión.

La delgada línea

Para los psicólogos, el consenso es que el tiempo y la intensidad son la clave para distinguir si se tiene una afición a los videojuegos o una adicción, cuyos efectos pueden ser muy serios.

Andrea Manjarrés Herrera, representante del Colegio Colombiano de Psicólogos, señala: "Todo depende del tiempo que se dedica y la intensidad con que se hace. Lo que pasa es que la gente confunde los términos y es importante clarificarlos: cuando se pierde la capacidad de limitar el tiempo que se juega, cuando no hay nada más importante en la vida, cuando se pone por encima, incluso, del autocuidado y cuando no se puede suspender incluso en frente de consecuencias negativas, hablamos de adicción. Y, claro, en todo tipo de adición, la gente tiende a no reconocer que es adicta".

La especialista indica que, aunque en rigor la definición apunta a un problema que se extiende por al menos 12 meses, hay casos severos en el que el deterioro de temas básicos de autocuidado -como el sueño o la alimentación- puede motivar un diagnóstico antes de ese plazo.

"En Colombia ha habido estudios, pero no tenemos cifras. Lo que sí es claro es que hay una tendencia -en Colombia y en el mundo- de aumento de esta clase de situaciones. Incluso en países como Canadá se han presentado demandas colectivas antes ciertos videojuegos por afectaciones a la salud mental".--Andrea Manjarrés Herrera, representante del Colegio Colombiano de Psicólogos.

La psicóloga agrega que los expertos han detectado una fuerte correlación entre la ansiedad, la depresión y todo tipo de adicciones, aunque advierte que en el tema influyen una gama más amplia de factores. "De nuevo, el tema es la dependencia. Siempre vas a darte cuenta de que algo no es sano con la dependencia y la funcionalidad", apunta.

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Un nuevo paradigma

La salud mental, como la define la Organización Mundial de la Salud, es un estado de bienestar que permite a las personas desarrollar su potencial y manejar adecuadamente el estrés.

Es en este sentido en el que quizá resulta más claro que los videojuegos pueden servir como un recurso valioso. Al fin y al cabo, incluso quienes no se describen a sí mismos como gamers saben que jugar un título emocionante o recorrer un mundo abierto lleno de aventuras puede relajar y desestresar.

El informe The Health Effects of Video Games in Children and Adolescents, publicado en 2023 por la American Academy of Pediatrics (AAP), revela que más del 90% de los niños mayores de 2 años en países como EEUU juegan videojuegos, y tres cuartas partes de los hogares estadounidenses poseen una consola.

Al observar que los niños de 8 a 17 años pasan un promedio de 1,5 a 2 horas diarias jugando videojuegos, la AAP invita a los pediatras a tener “algún conocimiento de los beneficios y riesgos únicos asociados con esta actividad casi omnipresente”.

Es notable que la expresión comience por invitar a reconocer los beneficios que podrían hallarse, con la guía adecuada, en el mundo del gaming. Más del 70 % de los jugadores considera que los videojuegos les ayudan a aliviar el estrés y a enfrentarse a los retos diarios y esas son cifras que desafían la percepción negativa que alguna vez rodeó a esta tecnología.

La razón de ese cambio, creen algunos expertos, fue la pandemia del COVID-19.

Tiempos difíciles

La pandemia de COVID-19 transformó la forma en que la sociedad interactúa con los videojuegos. Durante el confinamiento, muchas personas recurrieron a estas plataformas no solo como un escape, sino como una manera de mantener vivas conexiones sociales que son importantes para todos, pero todavía más para niños y adolescentes.

Iniciativas como #PlayApartTogetherpromovieron el distanciamiento social a través de la gamificación, recordando a los jugadores la importancia de cuidar su salud mental mientras se entretenían.

Este cambio de perspectiva llevó a entidades como la OMS a colaborar con la industria de los videojuegos para resaltar su papel en la promoción de hábitos saludables y el apoyo emocional.

Es, por decir lo menos, notable, que sea la OMS (la entidad que en 2018 incluyó el “trastorno por videojuegos” en la Clasificación Internacional de Enfermedades), la que reconozca el potencial del gaming para crear un impacto positivo en la salud mental colectiva.

Al tiempo que advierte que, si se maneja de manera poco saludable, puede apoderarse de otras actividades de la vida y eclipsarlas, la OMS entiende que, correctamente guiada, esta afición puede ser un modo eficaz de alcanzar a un público masivo y encaminarlo hacia prácticas saludables.

Desde esa óptica, un sector cada vez mayor de la comunidad médica ha empezado a contemplar seriamente que los beneficios del gamingcasual pueden ir mucho más allá de la diversión. Los videojuegos tienen el potencial de fomentar la creatividad, mejorar las habilidades de resolución de problemas y contribuir al desarrollo cognitivo.

En 2020, el profesor Andrew Przybylski, director de investigación en el Oxford Internet Institute, sorprendió al sugerir que las familias usaran los videojuegos como una forma de traer “normalidad” a un mundo en cuarentena. Según el académico, los juegos tienen el poder de devolver “ese sentido de eficacia, ese sentido de control sobre nuestro entorno que la crisis global fundamentalmente nos quitó”.

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Gestión de las emociones

Además, al jugar, los individuos pueden experimentar una forma de catarsis emocional, liberando tensiones acumuladas y encontrando maneras de gestionar sus emociones. Este aspecto puede ser especialmente relevante para aquellos que luchan con la ansiedad o la depresión, ya que los videojuegos pueden actuar como una forma de terapia lúdica.

Para que este potencial pueda ser aprovechado, los expertos advierten de la necesidad de evitar los precipicios habitualmente asociados al lado negativo del gaming y promover su incorporación en estilos de vida saludable que incluyan ejercicio, relaciones interpersonales y hábitos de sueño adecuados.

"Con el desarrollo de la ciberpsicología hemos visto formarse estrategias -incluyendo videojuegos, apps...- que ayudan tanto a niños como a jóvenes y adultos en temas como gestión de las emociones, concentración, memoria... Incluso hay unos que se recomiendan para adultos mayores como una forma de combatir procesos de deterioro cognitivo. Los juegos son maravillosos, la situación está en cómo los usemos".--Andrea Manjarrés Herrera, representante del Colegio Colombiano de Psicólogos.

Fomentar una relación positiva con los videojuegos pasa por incluir tanto a jugadores como a profesionales de la salud mental en la conversación. De eso dependerá que los videojuegos puedan ser vistos como una opción viable en el arsenal de estrategias de bienestar mental, y no como un enemigo.

En Colombia, EPS Famisanar participa activamente en labores de cuidado de la salud mental y de fomento del bienestar. En caso de necesitar ayuda, recuerda que hay recurso a tu disposición, como los siguientes:

• El poder de ser escuchado - Línea 106 y el chat de WhatsApp 300 754 8933

• Línea Púrpura Distrital Mujeres que Escuchan Mujeres: 01 8000 112 137 y el chat de

WhatsApp 300 755 1846

• Cuando sientas que no puedes más - Línea Calma: 01 8000 423 614

• Asesoría psicosocial de la población LGBTI y sus familias -Línea Diversa: 310 864 4214

• Te escuchamos - Línea Salvavidas: 317 766 8666

• Línea de emergencias -123

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