Seguramente, ninguno de nosotros estaba mirando, pero este domingo Christina Koch y Andrew Morgan se paseaban empujando un objeto de 400 kilos y el tamaño de un frigorífico mediano por el exterior de la Estación Espacial Internacional. Tocaba cambiar las pilas a la única casa que tiene el ser humano fuera de nuestro planeta.
Y es que, aunque no es muy conocido, la vida en la ISS depende durante buena parte del día, la que pasa a la sombra de nuestro planeta, de un buen número de baterías. Baterías que ya tiene más de una década y que, durante las próximas semanas, obligarán a los astronautas a salir fuera de la estación para hacer el recambio manual.
Diez paseos espaciales antes de que acabe el año
El del domingo es el primer paseo espacial de los cinco que serán necesarios para acabar de una vez por todas la sustitución de todas las baterías de la ISS. Estas últimas son especialmente difíciles de cambiar porque están fuera del alcance del brazo robótico de la Estación y obligan a hacerlo a mano.
Y no es una tarea sencilla, como podéis imaginar. Las nuevas baterías (que se espera que aguanten hasta el final de la vida útil de la Estación) son muy grandes y difíciles de transportar. El paseo de Koch y Morgan duró siete horas. Algo que da buena cuenta de su complejidad.
A estos cinco paseos (que incluyen el primer paseo completamente femenino de la historia), habrá que sumar otros cinco entre noviembre y diciembre para realizar el mantenimiento de buena parte del aparataje científico de la Estación. Por eso, la NASA ya ha bautizado este fin de 2019, la "bonanza de paseos espaciales".