Hace unas horas hemos podido asistir a la presentación de Sony en el CES 2020. Aunque había rumores de que la firma desvelaría más detalles de la PS5, apenas sí hubo una novedad en dicha presentación: ya conocemos el logotipo oficial de la consola, que es una mera evolución del que Sony ya usó con la PS4.
Eso sí: el evento sirvió para confirmar algunas de las principales prestaciones de la futura PS5, y aquí la cosa se puso interesante aunque dejó muchas incógnitas. Sony nos habló de unidades SSD con velocidades excepcionales, de la unidad Blu-ray UHD, de los gatillos adaptativos, de ray-tracing por hardware y de sonido 3D, pero ¿qué impacto tendrán esas opciones?
Una consola 'evolucionaria'
La mayoría de esos apartados ya habían sido mencionados por Sony con anterioridad. La firma nipona ha ido desgranando poco a poco algunas de las características de la futura PS5, aunque lo ha hecho en muchos casos sin detallar demasiado esas opciones.
Sabíamos desde octubre por ejempo que la PS5 llegaría en Navidad de 2020 y que lo haría tanto con unidad 4K UHD Blu-ray como con mandos con tecnología háptica. Esa respuesta háptica es una de las grandes novedades de los mandos junto a los también confirmados gatillos adaptativos, y puede que precisamente parte del encanto de la consola no esté en ella, sino en sus mandos.
Aún así es evidente que hay ingredientes de notable interés en la PS5. La** presencia de una unidad 4K UHD Blu-ray es una estupenda noticia** no solo para los aficionados al cine, sino también para los defensores de los juegos en formato físico que aquí tendrán garantías de que este tipo de discos seguirán siendo utilizados para la distribución de juegos.
En esa experiencia de cine y de juegos hay otro componente destacado que ya está confirmado: el audio 3D, uno de los elementos que tradicionalmente ha sido descuidado por fabricantes y desarrolladores y que por ejemplo podría dar un impulso aún mayor a los juegos de realidad virtual que han tenido un éxito destacable con la PSVR.
Lo recordaron los propios responsables de Sony durante este evento, que indicaron que ya se habían vendido más de 5 millones de gafas de realidad virtual PSVR desde que este periférico apareció en octubre de 2016.
El SSD puede cambiarlo todo
Probablemente la opción más prometedora de todas a nivel técnico es a día de hoy la que se refiere a las unidades** de almacenamiento** que estarán presentes en estas consolas.
Sony no ha dado detalles sobre dichas unidades, pero sí ha confirmado que se tratará de unidades SSD "de velocidad ultra-alta". Hace tiempo que se habla de estas unidades como protagonistas de la experiencia de usuario, y desde luego su impacto podría ser muy notable respecto a la actual generación.
A juzgar por lo (poco) que se ha desvelado del hardware interno de la PS5, la apuesta es clara: AMD y Zen 2 serán protagonistas según diversos rumores, y eso significa que esta consola tendrá acceso al estándar PCIe 4.0 y por tanto a unidades SSD que aprovechen ese protocolo.
Eso significa velocidades secuenciales de transferencia que podrían superar los 5.000 MB/s, lo que haría mucho más rápida tanto la carga inicial de los juegos como la de la interfaz de la consola.
Estas unidades tendrán previsiblemente un impacto similar al que notamos cuando teníamos portátiles o PCs de sobremesa con discos duros convencionales y pasamos a sustituirlos por unidades SSD: de repente esa mejora hizo que todo fuese más rápido sin necesidad de cambiar procesador, tarjeta gráfica o ampliar memoria, y demuestra la relevancia que ha tenido el avance en estos sistemas de almacenamiento.
Cuidado con la promesa del ray-tracing
Una de las opciones más mencionadas en los últimos tiempos es el soporte de ray-tracing que tendrá la PS5. En el evento del CES 2020 volvió a confirmarse esa opción y se indicó que ese no sería un soporte software, sino hardware.
El dato es singular y, hasta cierto punto, inquietante. La tecnología de trazado de rayos lleva tiempo ya presente en las tarjetas gráficas GeForce RTX de NVIDIA, pero se trata de gráficas dedicadas de gama alta que tienen precios elevados y que solo son capaces de ofrecer esta tecnología de forma limitada. Cuando lo hacen, de hecho, la tasa de fotogramas por segundo baja de forma sensible.
Que una consola —con un precio que en principio no debería estar muy lejos de los 500 euros— prometa soporte hardware para el trazado de rayos es comprometedor, sobre todo porque ya solo una RTX 2070 de NVIDIA ronda ahora mismo esos 500 euros y su potencia es destacable pero no excepcional si hablamos de trazado de rayos.
Así pues, es posible que el alcance de esa tecnología de trazado de rayos sea limitado, y habrá que ser cautos en cuanto a las opciones que esta tecnología pueda ofrecer en una plataforma tan contenida como la que plantean las consolas de nueva generación, por potentes que sean.
Por supuesto aún quedan meses para que Sony (y también Microsoft con su Xbox Series X) nos desgrane más detalles, pero a priori hay mucha más revolución en la unidad SSD que en ese llamativo soporte de trazado de rayos. Lo que es seguro es que las expectativas están por todo lo alto.