La edición de la feria ISE (Integrated Systems Europe) que se está celebrando actualmente en Ámsterdam (Holanda) nos ha deparado una sorpresa: Sony está exhibiendo una pantalla 8K de nada menos que 9,7 x 5,4 metros. Es realmente descomunal, e impresiona cuando la tienes delante, pero su tamaño no es lo que la hace diferente. Lo que la hace especial es que utiliza la tecnología Crystal LED de la que la marca japonesa lleva años hablándonos.
Sony ha aprovechado con anterioridad la celebración de otros certámenes, como CEDIA o CES, para dar a conocer sus pantallas Crystal LED, pero ninguna era como la que está enseñando estos días en ISE. De hecho, esta es la pantalla más grande que esta marca ha exhibido hasta ahora en Europa. No obstante, antes de que indaguemos en sus prestaciones, un apunte importante: Crystal LED es el nombre que recibe la implementación de Sony de la tecnología microLED por la que también está apostando Samsung con mucha contundencia.
Sus especificaciones sobresalen, pero lo que convence son sus imágenes
Cada uno de los diminutos diodos que conforman esta monstruosa pantalla Crystal LED es cien veces más pequeño que los LED utilizados en los televisores LCD que podemos encontrar actualmente en las tiendas. Además, su grosor es aproximadamente la mitad del que tiene un pelo humano, y entre dos diodos adyacentes hay un espacio de solo 1,2 mm. Sin duda, son tres datos muy llamativos, pero esto no ha hecho más que empezar.
Según Sony, estos diminutos diodos solo ocupan el 0,01% de la superficie del sustrato que los da soporte, por lo que el 99,99% restante es un «lienzo negro». Además, cada uno de los diodos LED puede ser encendido y apagado de forma independiente, algo parecido a lo que sucede con cada una de las celdillas de los paneles OLED, lo que nos lleva a la que sin duda es una de las especificaciones más atractivas de esta pantalla: su contraste real alcanza una tasa de 1.000.000:1.
En lo que concierne a la reproducción del color esta pantalla también cumple: tiene una profundidad de 10 bits y es capaz de restituir el 140% del espacio de color sRGB, según sus creadores. También puede mostrar imágenes con una cadencia máxima de 120 fotogramas por segundo, lo que a priori la hace interesante para videojuegos, además de para muchas otras posibles aplicaciones tanto profesionales como domésticas.
La pantalla Crystal LED de Sony tiene una relación de contraste real de 1.000.000:1, una profundidad de color de 10 bits, puede trabajar a 120 FPS y es compatible con HDR
Para ensamblar esta pantalla Sony utiliza unos paneles de diodos LED relativamente pequeños (miden 403 x 453 mm) que pueden unirse con mucha flexibilidad para conformar pantallas de tamaños y resoluciones muy diversos. La resolución exacta del modelo exhibido en ISE es 7.680 x 4.320 píxeles, una definición sobre el papel apropiada para una pantalla que tiene una superficie de más de 52 metros cuadrados.
Damien Weissenburger, el portavoz de la división de Sony que comercializa estas pantallas en Europa, hizo hincapié en la elevada potencia de cada uno de los diodos LED que forman parte de sus pantallas Crystal LED, a pesar de su mínimo tamaño. Esta propiedad permite a la pantalla que pudimos ver en ISE arrojar una luminosidad máxima de 1.000 nits. No parece una cifra demasiado espectacular si tenemos presente que hay televisores domésticos, como, por ejemplo, el nuevo QLED Q900R de Samsung con resolución 8K que analizamos hace varias semanas, que son capaces de entregarnos picos de luminosidad de hasta 4.000 nits.
Sin embargo, no debemos perder de vista el tamaño que tiene esta pantalla de Sony. Cuando una o varias zonas de este dispositivo nos entregan un pico de brillo de 1.000 nits nuestra percepción de la luminosidad es similar a la que nos ofrecen pantallas más pequeñas pero con una capacidad de entrega de brillo mayor. Por supuesto, un contraste nativo tan elevado contribuye a que nos parezca que la entrega de brillo subjetiva es mayor porque la diferencia entre los negros más intensos y las zonas más iluminadas es más amplia gracias a la mayor profundidad de las zonas oscuras. Además, la capacidad de entrega de luminosidad permite a esta pantalla reproducir contenidos HDR. Sony no ha especificado con qué estándar es compatible, pero dada su capacidad de entrega de brillo es probable que lo sea con HDR10 o HDR10+.
Como veis, sobre el papel esta tecnología pinta bien, pero lo realmente importante es que la experiencia que nos ofrece «en vivo» es sorprendente. En ISE es literalmente imposible pasar por delante de la pantalla Crystal LED de Sony y no detenerse para contemplar las imágenes que es capaz de reproducir. La reproducción del color es muy natural, sus negros son prácticamente absolutos, su entrega de brillo sorprende más allá de lo que refleja esta especificación en su hoja de características, y, sobre todo, las imágenes tienen una profundidad tal que en algunos momentos parece que en vez de estar mirando una pantalla te has asomado a través de una ventana. Creo que podéis intuir esta sensación en algunas de las imágenes que tenéis en la siguiente galería de fotografías.
Estas son las bazas de Crystal LED frente a LCD y OLED
Si nos ceñimos a la calidad de imagen, la tecnología Crystal LED se codea de tú a tú con OLED en términos de contraste nativo, reproducción del color y entrega de luminosidad. Eso sí, los diodos usados en la tecnología microLED son inorgánicos, por lo que no debería adolecer de los problemas de retención de imágenes que pueden aparecer en los televisores OLED si las circunstancias son desfavorables. Y la batalla con la tecnología LCD en lo que concierne a la calidad de imagen se resuelve claramente a favor de Crystal LED, especialmente por su impactante contraste nativo, un frente en el que esta última técnica gana por goleada.
Lo interesante es que las bazas de las tecnologías microLED no se limitan solo a la calidad de imagen. Los paneles Crystal LED que conforman las pantallas pueden acoplarse con mucha flexibilidad en distintas configuraciones, lo que permite montar pantallas de tamaños y formas muy diversos. Además, si uno de ellos se estropea es posible cambiarlo por otro sin que los demás paneles se vean afectados dada su concepción modular. Estas cualidades han provocado que Sony por el momento esté proponiendo esta tecnología sobre todo para el sector profesional (parques temáticos, cines, museos, salas de juntas, estudios de televisión, exposiciones, etc.), pero es probable que no tarde en seguir los pasos de Samsung y también apueste por desplegarla en el mercado de consumo. Mientras tanto, le seguiremos la pista.
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