Y Android conquistó el mundo. La plataforma móvil de Google logró ayer un hito singular según los datos de StatCounter GlobalStats, que indicaban que por primera vez en la historia la cuota de Android era superior a la de Windows. Si alguien se conectaba a internet en cualquier rincón del mundo, lo hacía con más probabilidad desde un dispositivo Android que desde uno con el SO de Microsoft. Alucinante.
En realidad habría que mirar esos datos con perspectiva, ya que ese hito se debe esencialmente al uso perdominante de Android en países emergentes, pero es evidente que esa tendencia es constante y la cuota de Windows seguirá perdiendo puntos. Y si hay un protagonista oculto en esta historia, ese es Linux.
El año de Linux en el escritorio... móvil
El núcleo o kernel del sistema operativo GNU/Linux (aunque al final muchos usemos el mismo nombre para ambas cosas) ha sido parte fundamental del desarrollo de Android desde sus comienzos, y de hecho aquí el pingüino probablemente esté esbozando una sonrisa maquiavélica.
La eterna frase de que cada año iba a ser "el año de Linux en el escritorio" se convirtió en una forma cruel de destacar el fracaso de este sistema operativo en PCs y portátiles una y otra vez.
Y sin embargo, Linux ha triunfado al final. Lo ha hecho de forma indirecta, desde luego, porque en lugar de hacerlo como nos hubiera gustado, lo ha logrado convirtiéndose en pilar fundamental de Android. La plataforma móvil de Google hace uso de ese kernel y de algunos otros componentes Open Source, pero es cierto que no hay que confundir AOSP con Android.
La historia de amor de Linux y Android podría no tener final feliz
Android es una plataforma compleja, pero desde su concepción su desarrollo ha estado ligado íntimamente con el del kernel Linux. La versión 2.6.25 del kernel que se usó en Android 1.0 fue la primera en demostrar esa colaboración, que en las siguientes ediciones de Android se reforzó con versiones del kernel Linux que lógicamente también iban aportando nuevas capacidades. El crecimiento de uno era también el crecimiento del otro.
Ese apoyo en Linux podría cambiar en el futuro: el proyecto Fuchsia de Google hará uso de un nuevo kernel llamado Magenta, y uno de los objetivos de Google aquí podría ser precisamente el de no depender del kernel Linux como ha hecho hasta ahora en Android.
Es pronto para decir qué impacto tendrá este proyecto en el ecosistema Android, pero los rumores apuntan a que este proyecto quiere cargarse a Windows 10 y comenzar a plantear una hipotética fusión que herede lo mejor de Chrome OS y de Android en esta nueva plataforma que en teoría llegará en primer lugar a tablets convertibles.
Un éxito que no se ve, pero se siente
A muchos linuxeros les gustaría (nos gustaría) que este sistema operativo hubiera conquistado el escritorio en su formato puro de escritorio con esas distribuciones que tratan de aportar una experiencia de usuario que desde años es fantástica, pero eso nunca ha ocurrido —apenas sí supera el 2% de cuota a nivel global— y no es probable que lo haga jamás a pesar de que Linus Torvalds no se rinde. Para la Linux Foundation, de hecho, Android no es más que otra distribución Linux.
Pese a ello, la presencia de Linux no para de crecer, y no solo gracias a Android. Su presencia en el segmento de los servidores es altísima: dos de cada tres servidores están basados en Linux o en un SO Unix según W3Tech, mientras que en el mundo de la supercomputación su éxito es aplastante: en la última lista Top500 con los 500 supercomputadores más potentes del planeta solo dos no hacían uso de Linux.
Sin olvidar, por supuesto, del alcance que tiene este sistema operativo tanto en toda la esfera maker (Raspberry Pi, Arduino) como en una de las hipotéticas grandes revoluciones tecnológicas: la de la internet de las cosas, con multitud de dispositivos conectados que en muchos casos harán uso de un Linux embebido gracias a la versatilidad de una plataforma que como podemos ver puede no haber triunfado en el escritorio, pero lo ha hecho en casi todo lo demás. Bien por el pingüino.
En Genbeta | Sí, GNU/Linux tiene demasiadas distros, y eso es un lastre en el escritorio