Otra teoría sobre los OVNI: que son una cubierta para ocultar un accidente de tren con químicos peligrosos en Ohio

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Es cierto, de un momento para otro las redes parecen haberse llenado de reportes de avistamientos de ‘Objetos Voladores no Identificados’. EEUU ha derribado al menos tres, de los que uno era un globo espía chino. Hasta hubo uno que sobrevoló Colombia.

El revuelo por la sin duda inusual serie de incidentes, llevó a Casa Blanca a anunciar la creación de una fuerza especial para estudiar los objetos en el aire y los posibles riesgos de seguridad que plantean a EEUU. Múltiples voces, e incluso algunos medios, se han permitido cubrir el asunto desde la posibilidad de que tenga que ver con naves extraterrestres.

Pero en redes sociales y foros de Internet ha surgido otra explicación, mucho más terrenal: que todo se trata de una operación para distraer la atención acerca de un accidente ferroviario con efectos potencialmente devastadores.

El accidente en cuestión ocurrió la semana pasada, cuando un tren que transportaba cloruro de vinilo se descarriló e incendió cerca de la frontera entre Ohio y Pensilvania. Ante el riesgo de una explosión gigantesca, las autoridades responsables de manejar la emergencia ordenaron una quema controlada de los productos químicos.

Miles de personas en el este de Palestina, una ciudad de unos 5.000 habitantes, fueron evacuadas. Aunque nadie murió en el accidente, la catástrofe es considerada una clara demostración de los riesgos asociados con el transporte por tren de cargas potencialmente peligrosas.

Un peligro latente

Lo que mueve a la teoría de la conspiración es el hecho de que la quema de químicos podría tener efectos tan o incluso más graves que el incendio original. Al quemarse, el cloruro de vinilo libera fosgeno y cloruro de hidrógeno. El fosgeno es un gas altamente tóxico que puede causar vómitos y problemas respiratorios, y que de hecho fue utilizado como arma en la Primera Guerra Mundial.

Alrededor de 4,5 millones de toneladas de productos químicos tóxicos se envían por ferrocarril cada año y un promedio de 12.000 vagones que transportan materiales peligrosos pasan por ciudades y pueblos cada día, según el Departamento de Transporte de los Estados Unidos.

Según estiman los grupos ambientalistas, 25 millones de estadounidenses viven en inmediaciones de lugares en los que se han producido explosiones de vagones con carga química. Si el descarrilamiento de Ohio, alertan, hubiera ocurrido unas cuantas millas al oriente, estaría ardiendo en el centro de Pittsburgh. Solo esa región ha visto ocho descarrilamientos de trenes en los últimos cinco años.

Como para acentuar más las tesis de los conspiranoicos, este lunes se produjeron dos nuevos accidentes ferroviarios en EEUU, en Texas y Carolina del Sur.

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