La industria de los semiconductores está comenzando a agotar sus comodines: las tecnologías de fabricación de microchips tratan de integrar cada vez más transistores en menos espacio para seguir demostrando la vigencia de la ley de Moore, pero los límites físicos de dicha ley están amenazando su validez.
Sin embargo un grupo de científicos de IBM podría haber descubierto una forma de alargar la vida de ese ciclo de reducción de las escalas de integración. La utilización de nanotubos de carbono para crear esos transistores plantea una alternativa prometedora de futuro.
Anchuras atómicas
Este avance permitirá conectar cables de metal ultradelgados a los nanotubos, y eso haría que fuera posible reducir la anchura de esos cables sin que se incrementara la resistencia eléctrica. Tanto esa resistencia como el calor aumentan cuando los cables son cada vez más pequeños, y eso también supone un obstáculo para las frecuencias de trabajo de los chips fabricados con esos transistores.
Este trabajo de investigación permitirá que a principios de la próxima década sea posible reducir el tamaño del punto de contacto entre los nanotubos de carbono y los cables ultradelgados a tan solo 40 átomos de anchura. Tres años más tarde, afirman estos investigadores, esa anchura podría reducirse hasta los 28 átomos.
Los investigadores afirman que los nanotubos de carbono son "excelentes candidatos para mejorar el rendimiento y la eficiencia energética de los futuros sistemas de computación", y se espera que esta técnica permite volver a dar nuevos pasos en el desarrollo de procesadores y chips aún más potentes en los próximos años.
Vía | The New York Times
Más información | Science
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