Mientras, contra todo pronóstico, el precio del litio se derrumbaba y caía más de un 30%, el paladio acaba de tocar un pico histórico y ya acumula un crecimiento del 28% en lo que llevamos de año.
Y esto en uno de los peores escenarios para un metal clave en la fabricación de catalizadores para coches de gasolina y diésel: tras 28 años de crecimiento ininterrumpido, las ventas globales de automóviles han empezado a decrecer. Y, pese a todo, con la guerra comercial entre Estados Unidos y China de fondo, el paladio sigue su camino hacia la cima.
¿Cómo es posible?
El mercado de materias primas en plena guerra comercial es impredecible, complejísimo y tremendamente volátil. Sin ir más lejos, este es un caso de libro de que si una mariposa bate sus alas en Sudáfrica, el paladio sube un 10% en la Bolsa de Metales de Londres.
Y es que las malas noticias provenientes del sector del automóvil (y especialmente los datos de la Asociación de Fabricantes de Automóviles de China que decían que las ventas totales de coches habían caído un 6,9% respecto al mismo mes del año anterior) hicieron a los analistas esperar que el paladio se diera un pequeño tropezón.
Sin embargo, el principal sindicato minero de Sudáfrica confirmó que las conversaciones con las principales compañías extractoras estaban estancadas. La huelga podía estar a la vuelta de la esquina y el temor a un frenazo del suministro hizo que los precios volvieran a crecer.
Y el paladio escaló un 3,1% llegando a los 1,621.55 dólares la onza (para acabar la sesión en los 1,617 dólares). El metal ya superó el precio del oro hace unos meses y lo ha convertido en el metal precioso más cotizado del planeta. El mercado internacional de materiales se ha convertido en un interesantísimo juego de estrategia en el que se decide buena parte la primacía tecnológica del mundo.
Imagen | Aditya Joshi