Linux no es (normalmente) difícil de instalar y usar. Pudo serlo al principio, cuando su orientación estaba más centrada en el ámbito técnico, pero desde hace años hay muchas distribuciones que han hecho un gran trabajo a la hora de allanar el camino y hacer que su interfaz facilite mucho las cosas a usuarios que no tienen grandes conocimientos de informática.
Pero claro, no todo es Linux Mint o Ubuntu en este mundo. Hay ciertas distribuciones cuya complejidad si es más elevada, aunque por encima de todas ellas se alza Linux From Scratch, que ni siquiera es una distribución: es una guía de instalación que te permite compilar e instalar cada componente de Linux que quieras para hacerte un sistema a medida.
La típica discusión de quién la tiene más grande (la dificultad)
Este tipo de debates sobre quién gana a quién o quién hace mejor esto o esto otro son el pan nuestro de cada día de Linux. Flame wars legendarias como las que enfrenta a vi contra emacs o a KDE contra GNOME son buen ejemplo de ello.
Por supuesto esas guerras también afectan a las propias distribuciones Linux. Hay muchos usuarios muy fieles a las distribuciones que utilizan solo una distribución y la defienden a muerte, aunque también es cierto que otros disfrutan del llamado "distrohopping", cambiar continuamente de distro para probar distintos "aromas".
Lo cierto es que esa variedad de opiniones es normal, sobre todo teniendo en cuenta que según Distrowatch- hoy en día hay 276 distribuciones activas (por el camino se han quedado casi 600) que dan a sus usuarios todo tipo de sabores y colores.
Las hay más técnicas y menos técnicas, más espartanas o con más fuegos artificiales, orientadas a videojuegos o al pentesting, y, en fin, distribuciones para prácticamente cualquier tipo de usuario.
Y si no encuentras la tuya, siempre puedes montarte una propia desde cero o —como hacen muchos– a partir de una base asentada como Debian o la propia Ubuntu que cuenta con algunos forks oficiales y numerosos forks no oficiales.
Más difícil todavía
Aunque todas ellas tienen su propia personalidad, hay distribuciones Linux que parecen como decíamos especialmente pensadas para usuarios más avanzados y que disfrutan con ciertos retos a la hora de personalizarlas y configurarlas.
Precisamente en Reddit lo debatían hace unas semanas y aprovechaban una célebre tira cómica de XKCD que modificaban para indicar qué distribuciones Linux eran las más complejas.
La tira de la imagen no es la que apareció en la tira original, que es esta, pero desde luego hacía un buen guiño a una cuestión que desde hace mucho ha sido motivo de batallas dialécticas más o menos serias entre los fans de dichas distribuciones.
Hacer una clasificación de las distibuciones más complejas es difícil, pero si nos guiamos por esa imagen lo que está claro es que Linux Mint, enormemente popular, es según algunos una de las distribuciones más sencillas de usar. Se basa en Ubuntu, que quizás sea "un pelín" más difícil en algunos apartados.
En ese particular ránking cómico después llegaría Debian, que es la distribución de la que de hecho partió Ubuntu y que sigue manteniendo un halo de "distribución técnica" por su veteranía.
Arch Linux es una vertiente distinta que puede ser algo extraña para los usuarios tradicionales de distros Debian (Ubuntu y demás derivadas incluidas), pero lo cierto es que simplemente es "distinta" a ellas en temas como su gestor de paquetes o la instalación, que se realiza (Dios nos libre) en modo texto. Para solucionarlo, eso sí, aparecieron variantes como Manjaro que permitían disfrutar de lo mejor de ambos mundos.
En esa línea podría situarse Slackware, la distribución más veterana de todas y que es famosa por actualizarse mucho menos frecuentemente pero también por tener menos vulnerabilidades de seguridad. Su instalación es desde luego algo más compleja, pero quienes la usan la valoran como una distribución espectacular.
Niños, no intentéis esto en casa
La que sí empieza a ser ya un verdadero reto para muchos es Gentoo, una distribución (o meta-distribución, como la califican algunos) Linux basada en paquetes de código fuente que debemos compilar para ir personalizando el sistema y ajustarlo lo máximo posible a la máquina en la que estamos instalando este sistema operativo.
Pero por encima de todas ellas está Linux From Scratch (LFS), que para cierto público linuxero ni siquiera es una distribución al uso. Es más bien una guía de instalación de un sistema Linux que permite construir un sistema Linux desde el código fuente. Va más allá que Gentoo, y eso hace que también puedan lograrse distribuciones compactas, flexibles y seguras que además tienen otra ventaja: aprenderás un montón instalando estos sistemas.
Queramos las cosas más fáciles o más difíciles, sea nuestro propósito aprender menos o más durante el proceso, lo cierto es que el resultado al final —si lo hacemos todo bien— será básicamente el mismo, y tras esos procesos siempre podremos disfrutar de las luces (y sombras, que también las hay) de Linux, un sistema operativo cuya versatilidad y camaleónica personalidad son excepcionales.