El mundo se prepara para el desconfinamiento, pero son muchas las voces que claman por una salida progresiva y muy cauta. Minimizar la propagación del coronavirus es vital para evitar rebrotes, y es ahí donde en las últimas semanas se ha comenzado a hablar de la importancia que las aplicaciones móviles de rastreo de contacto (contact tracing) pueden tener.
Estas herramientas quieren plantear una ayuda en ese proceso de desconfinamiento, y a la alternativa propuesta por Google y Apple se le suman proyectos desarrollados por distintos gobiernos. Los enfoques —centralizado vs descentralizado— y la protección de la privacidad se unen al gran debate entre quién debe desarrollarlas y controlarlas, si las megacorporaciones o los gobiernos de cada país.
Para hablar de todo ello hemos querido dedicar este nuevo episodio de Despeja la X a esas aplicaciones que podrían convertirse en algo cotidiano muy pronto. Para lidiar con las dudas que rodean a estas aplicaciones contamos con Enrique Pérez (@lyzanor), editor en Xataka, y un servidor, Javier Pastor (@javipas), también editor en Xataka. Como siempre la producción corre a cargo de Santi Araújo (@santiaraujo).
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Mucho cacao para unas apps que tratan de ayudar
Las aplicaciones de rastreo, seguimiento o trazabilidad de contacto llevan tiempo en desarrollo. Algunos países como Singapur las comenzaron a utilizar con éxito aparentemente notable, y eso ha hecho que otros muchos gobiernos consideren ahora su uso.
La idea es sencilla: usar nuestros móviles como "chivatos" para que podamos saber si en algún momento hemos estado en contacto con una persona que se ha contagiado de coronavirus.
Las aplicaciones no identifican a esa persona y en muchos casos no usan información de ubicación, y tratan de ser un mecanismo que permita que los potenciales contagiados por ese contacto puedan saberlo para hacerse tests y así minimizar la propagación de la pandemia.
Google y Apple llevan semanas hablándonos de su propuesta en este ámbito, y frente a ese proyecto están alternativas también descentralizadas como DP-3T o como la visión centralizada que está detrás de la otra gran alternativa que se contempla en Europa, PEPP-PT.
Algunos gobiernos como el del Reino Unido abogan por una solución que ellos controlen, mientras que otros como Alemania parece estar a favor de la solución descentralizada. Francia y España se mantienen a la espera mientras en Europa crecen las voces a favor de un modelo descentralizado.
Al debate sobre quién debe desarrollar y controlar estas aplicaciones se une el debate sobre la privacidad. ¿Qué datos se recolectan, y qué consecuencias genera eso? Google y Apple mantienen que su solución es inocua y no guarda información de los usuarios, pero otras aproximaciones como la aplicación británica si pretende guardar más datos de los usuarios que la utilicen.
El éxito de estas aplicaciones dependerá de varios factores. Para empezar su uso debe ser notable, y algunos analistas señalan que al menos el 60% debe usarlas para que esta herramienta ayude en esta tarea. Además de ello, esta tecnología sirve de poco si a ella no la acompañan los tests serológicos que deben realizar los gobiernos a través de rastreadores "humanos".
La puesta en marcha de todos estos mecanismos impone un enorme uso de recursos que esperemos los gobiernos puedan activar para dar solución a un problema en el que desde luego esas aplicaciones pueden ser ayuda notable.
Y recuerda: cada jueves tienes un nuevo capítulo de nuestro podcast Despeja la X, en el que analizamos a fondo el gran tema tecnológico de cada semana.
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