Cuando Microsoft lanzó la Xbox One cometió varios errores fatales que permitieron a Sony imponerse rápidamente entre los compradores. Eso concede a la empresa nipona cierta ventaja teórica en el futuro lanzamiento de la PS5, pero cuidado porque hay argumentos que podrían favorecer a la futura consola de Microsoft.
Entre ellos estará el de la retrocompatibilidad, que está asegurada en la futura Xbox 'Project Scarlett' a lo grande: esa consola soportará todas las generaciones anteriores de juegos de la Xbox, un logro espectacular que en la PS5 no se cumplirá. Los ingenieros de Sony ya han avisado de que la característica podría tardar en llegar, y se da la circunstancia de que no todos los juegos de la PS4 podrían funcionar en la PS5.
En Sony trabajan duro en la retrocompatibilidad
Ya conocemos detalles interesantes de ambas consolas, pero ha sido Sony la que ha desgranado más información sobre su futura PS5. Confirmó ese nombre de forma oficial y también ha hablado de su hardware y de sus renovados mandos, pero se ha dejado varios detalles sin confirmar.
Por ejemplo el de la retrocompatibilidad, que no parece que vaya a ser un apartado con el que pueda competir con su gran rival. Los ingenieros de la empresa hicieron un comentario a la publicación japonesa Famitsu en el que indicaba que "en la actualidad el equipo de desarrollo está poniendo todo de su parte para verificar si podrán asegurar una compatibilidad completa. Por favor, esperad para más información".
Es difícil sacar conclusiones claras de ese mensaje tan ambiguo. ¿Quieren decir que la retrocompatibilidad no estará disponible desde el lanzamiento? ¿O que solo ciertos títulos de la PS4 serán compatibles con la PS5?
Otros analistas indican que para Sony la retrocompatibilidad es muy importante. Patrick Klepek, de Waypoint Radio, indicaba en un podcast reciente (a partir del minuto 56 en este enlace) que según sus fuentes en la PS5 "no solo importa el futuro, sino también el pasado" y eso significa poder jugar a juegos de la actual generación.
La empresa nipona lleva tiempo trabajando en este ámbito, y de hecho registró una patente hace meses en la que se detallaba un sistema de retrocompatibilidad que permitiera reconocer el software la PlayStation original, la PS2, la PS3 y la PS4 y que sería usado por el procesador para emular esa antigua consola y poder ejecutar el juego.
Para Sony la compatibilidad hacia atrás puede ser una baza crucial: si catálogo de juegos, sobre todo en el caso de los exclusivos, ha sido una de las grandes ventajas que ha tenido sobre la Xbox One, y renunciar a todos esos grandes títulos sería un problema notable. No tanto para nuevos usuarios, claro, pero sí para aquellos que ya tienen una PS4 y desean poder seguir disfrutando de su biblioteca de juegos actual para la PS4.
Para muchos usuarios actuales, de hecho, la PS3 sigue siendo una consola muy válida -aunque conviene hacer algunos cambios, como el de la unidad de almacenamiento- y ese mercado de juegos de segunda mano "baratos" les ofrece el acceso a una plataforma que sigue teniendo validez. Hasta hace un año seguían lanzándose juegos para la PS3 -el FIFA 19 fue uno de los últimos-, y aunque la PS4 la ha relegado a un segundo plano, algunos títulos siguen siendo excepcionales.
Es cierto que el servicio PS Now facilita esa transición y permite que los jugadores de la PS4 (y del PC) disfruten de ese gran catálogo de la PS3, pero integrar ese soporte de serie en la PS5 sería sin duda una gran noticia para los futuros compradores de esta consola.
Hay también incertidumbre en el caso de PSVR, el kit de realidad virtual de la PS4, cuyo soporte está confirmado pero que no sabemos qué alcance tendrá, sobre todo teniendo en cuenta que ya se ha filtrado que Sony estaría trabajando en el 'PSVR2', una segunda versión de este periférico preparado para sacar más partido de la PS5.
Microsoft tiene muchas papeletas para ganar en retrocompatibilidad
Los esfuerzos de Sony son notables, pero en este ámbito concreto hace mucho que Microsoft está haciendolo casi todo bien. Y decimos casi todo porque no empezó nada bien y en los últimos tiempos ha habido un anuncio singular: cortarían el grifo y dejarían de lanzar nuevos títulos retrocompatibles -y esperamos algunos muy especiales para el futuro, las licencias que se negocian son el principal obstáculo- para enfocarse totalmente en el lanzamiento de la futura Xbox.
Tampoco es que los usuarios puedan quejarse demasiado: se han lanzado más de 600 títulos retrocompatibles con la Xbox One -algunos, verdaderas joyas- en los últimos 4 años. Microsoft quiso poner todo el foco en la Xbox One, aunque no se olvidó del todo de una Xbox 360 que de hecho actualizó en mayo de 2018 por última vez... 13 años después de su lanzamiento.
Muchos de los juegos de esa Xbox 360 han acabado formando parte del catálogo de retrocompatibles en la Xbox One, pero es que incluso juegos de la Xbox original forman parte de ese catálogo y siguen sorprendiendo cuando se cumplen ya cerca de dos décadas de su puesta a la venta. Microsoft no solo se ha limitado a ofrecer esos títulos antiguos en la Xbox One: en algunos casos llegan con mejoras visuales, y quien suscribe sigue echándose de cuando en cuando alguna que otra partida al prodigioso 'Ninja Gaiden Black' en la Xbox One.
Servicios como Xbox Game Pass, más reforzado que nunca ahora que se ha lanzado su versión para PC y su versión combinada para Xbox One y PC (Xbox Game Pass Ultimate) tampoco se lo pone fácil a Sony, ya que allí también se ofrecen títulos del pasado que completan una oferta realmente destacable para los usuarios de esta plataforma.
La retrocompatibilidad está además asegurada en la futura Xbox 'Project Scarlett': Phil Spencer, máximo responsable de esta división, explicaba hace meses en una entrevista que todos los juegos digitales que los usuarios tengan en la Xbox One seguirán funcionando en la futura Xbox: "quiero respetar los juegos retrocompatibles de la Xbox original, quiero respetar los juegos retrocompatibles de la Xbox 360 y quiero respetar los juegos retrocompatibles de la Xbox One".
De hecho Spencer iba más allá. Para él las distintas generaciones de consolas y sus juegos deberían difuminarse y combinarse en una sola. "Quiero que desaparezca la idea de cuál es la generación de los juegos", explicaba, añadiendo que "al mismo tiempo, quiero que los desarrolladores sean capaces de sacar el mejor provecho del hardware que haya para que puedan construir juegos impresionantes de ver".