La NASA, en colaboración con la agencia espacial francesa CNES, busca revolucionar la cartografía oceánica con la misión SWOT (Surface Water and Ocean Topography), un satélite que fue lanzado en diciembre de 2022 y está proporcionando una de las vistas más detalladas del fondo del océano mediante la medición precisa de la altura del agua en la superficie terrestre.
Esta es un objetivo importante debido a que actualmente solo el 25 por ciento del lecho marino ha sido cartografiado con métodos directos como el sonar. Esto contrasta con la Luna, que ha sido cartografiada en su totalidad con gran precisión.
Recordemos que un mapa detallado del fondo del océano es esencial para actividades como la navegación segura, la instalación de cables submarinos y la explotación de recursos minerales.
Además, conocer la topografía del fondo marino permite comprender mejor las corrientes oceánicas, la circulación de nutrientes y el comportamiento de los ecosistemas profundos.
Cómo funciona la tecnología de SWOT

El satélite SWOT mide las diferencias de altura en la superficie del mar con una precisión centimétrica. Estas variaciones se deben, en parte, a la influencia gravitatoria de estructuras submarinas como montes submarinos y colinas abisales.
Al analizar estas pequeñas irregularidades en la altura del agua, los científicos pueden inferir la presencia y forma de estructuras geológicas en el lecho marino.
Anteriormente, los satélites podían detectar montes submarinos de al menos un kilómetro de altura. Con SWOT, ahora es posible identificar estructuras de menos de la mitad de ese tamaño. Esto podría llevar a un aumento significativo en el número de montes submarinos conocidos, pasando de los 44,000 registrados actualmente a más de 100,000.
Implicaciones científicas y futuras aplicaciones

La mejora en la cartografía submarina no solo beneficiará la navegación y exploración de recursos, sino que también ayudará a comprender fenómenos geológicos y oceanográficos.
Por ejemplo, las colinas abisales, que cubren el 70 por ciento del fondo oceánico, forman patrones que pueden revelar la historia del movimiento de las placas tectónicas.
Además, la interacción entre estas estructuras y las corrientes marinas podría aportar nuevos conocimientos sobre la distribución del calor y los nutrientes en el océano profundo.
Aunque la meta global es mapear el fondo del mar con tecnología basada en barcos para 2030, la realidad es que esta tarea será difícil de completar en su totalidad. Sin embargo, el trabajo de SWOT complementa esta iniciativa al proporcionar datos de manera rápida y a gran escala, acercando a la comunidad científica a la meta de una cartografía oceánica completa y detallada.
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