La Universidad de Harvard, una de las instituciones más prestigiosas del mundo, se convirtió en el foco de una aguda disputa con el gobierno federal de Estados Unidos, después de que la institución rechazó formalmente una lista de exigencias emitidas por la administración del presidente Donald Trump.
Como contundente respuesta, el Departamento de Educación anunció el congelamiento de 2.300 millones de dólares en contratos y subvenciones federales destinados a esta importante universidad.
El ejecutivo estadounidense argumenta que el recorte forma parte de una ofensiva más amplia contra el antisemitismo en los campus universitarios, una preocupación que ha cobrado fuerza tras las protestas pro-palestinas surgidas en varias instituciones tras el conflicto en Gaza en 2023.
Sin embargo, Harvard sostiene que las condiciones impuestas por Washington atentan contra la autonomía académica, la libertad de expresión y los principios constitucionales.
Las exigencias de la Casa Blanca

En una carta enviada a Harvard la semana pasada, el Departamento de Educación solicitó una serie de reformas obligatorias como condición para mantener el financiamiento. Entre las medidas exigidas están la eliminación de programas de diversidad, equidad e inclusión (DEI).
También se encuentra, la contratación y admisión de personal y estudiantes exclusivamente bajo criterios de mérito, sin considerar raza, color u origen nacional.
Asimismo, se exige la implementación de auditorías externas para evaluar la diversidad ideológica del cuerpo docente y estudiantil. Así como la cooperación directa con autoridades migratorias para monitorear estudiantes internacionales.
Y cerrando se encuentra la prohibición del uso de mascarillas durante protestas y restricciones a la financiación de grupos estudiantiles con posturas “ilegales o violentas”.
La administración Trump justificó estas condiciones bajo el argumento de que Harvard ha fallado en proteger a los estudiantes judíos y en aplicar las leyes federales de derechos civiles. Harrison Fields, vocero de la Casa Blanca, afirmó que el objetivo es “garantizar que el dinero de los contribuyentes no financie la discriminación racial ni el extremismo político”.
La respuesta de Harvard

El presidente de Harvard, Alan Garber, respondió con una carta abierta en la que afirma que la universidad no cederá a presiones gubernamentales que comprometan sus principios fundacionales.
“Ningún gobierno, sin importar el partido que esté en el poder, debe dictar lo que las universidades privadas pueden enseñar, a quién pueden admitir o contratar, ni qué áreas de estudio pueden explorar”, advirtió Garber.
Este directivo enfatizó que Harvard ya ha tomado medidas para abordar el antisemitismo en el campus, pero aclaró que esas acciones deben emanar desde los valores institucionales y no desde imposiciones externas.
En enero, la universidad llegó a un acuerdo judicial en el que se comprometía a mejorar la protección de estudiantes judíos, tras enfrentar demandas por supuesta permisividad ante incidentes de antisemitismo.
Reacciones del entorno académico y político

El recorte a Harvard marca el inicio de una ofensiva más amplia. Columbia University vio congelados 400 millones en subvenciones tras aceptar algunas de las condiciones impuestas.
Otras instituciones como Princeton, Cornell, Northwestern y Stanford han sido notificadas sobre la suspensión de fondos mientras avanzan investigaciones por supuestas violaciones a leyes antidiscriminatorias.
Es por ello que el expresidente Barack Obama, criticó duramente la decisión del gobierno actual. En una publicación en X, calificó el congelamiento de fondos como un intento “ilegal” de interferir con la libertad académica y llamó a otras universidades a resistir la presión federal.
“Harvard ha marcado el camino. Rechazó un intento torpe de limitar la libertad académica, mientras adopta medidas concretas para garantizar un entorno de respeto mutuo e indagación intelectual. Es hora de que otras instituciones hagan lo mismo”, escribió Obama.
Impacto en la investigación e innovación

El congelamiento de fondos tiene implicaciones que van más allá de la política y el debate ideológico.
Harvard anunció que buscará cubrir el déficit de financiamiento mediante préstamos de hasta 750 millones de dólares en Wall Street, con el fin de sostener sus programas de investigación, muchos de los cuales tienen impacto directo en tecnología, salud, energía y defensa.
No obstante, el Departamento de Comercio también anunció recortes a fondos de investigación climática en otras universidades como Princeton, afectando proyectos clave en áreas como energías renovables e inteligencia artificial.
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