Un Boeing 777 lleno de pasajeros superó la barrera del sonido: ¿Cómo es posible?

Boeing 777
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Un Boeing 777de China Airlines batió todos los récords al alcanzar una velocidad de 1.329,3 km/h en un vuelo de Los Ángeles a Taipei, que le permitió aterrizar 58 minutos antes de lo previsto.

La hazaña, que en teoría supera la barrera del sonido (1.234,8 km/h), generó sorpresa, ya que no se produjo un estampido sónico ni peligro para los pasajeros.

¿Cómo es posible que un avión comercial alcance tal velocidad? La clave reside en dos factores: las corrientes en chorro y la velocidad relativa.

Los Boeing 777 tienen una velocidad máxima de 950 km/h (Mach 0,89). Sin embargo, este vuelo encontró una poderosa corriente en chorro (jet stream) sobre el Pacífico, que actuó como un viento de cola que impulsó al avión a velocidades que de otra manera serían inalcanzables.

Las corrientes en chorro son bandas de fuertes vientos que circulan a gran altitud, producto de las diferencias de temperatura y presión entre la zona ecuatorial y los polos. Los pilotos las aprovechan para optimizar el tiempo de viaje y el consumo de combustible. En este caso, la corriente en chorro, intensificada por el fenómeno de El Niño, aceleró el avión a niveles sin precedentes.

¿Y el estampido sónico?

La clave para entender cómo pudo este avión evitar el estampido sónico radica en que la velocidad registrada corresponde a la velocidad respecto al suelo. La velocidad aerodinámica, que es la velocidad del avión en relación al aire que fluye sobre sus alas, fue en todo momento considerablemente inferior a Mach 1.

El vuelo de un avión depende de la sustentación, que se genera por la diferencia de presión entre la parte superior e inferior de las alas. Esta diferencia se crea gracias al movimiento del aire, por lo que la velocidad aerodinámica es crucial. La velocidad respecto al suelo, en cambio, es menos relevante.

En resumen, es la combinación de una fuerte corriente en chorro y la diferencia entre velocidad aerodinámica y velocidad respecto al suelo la que explica cómo un Boeing 777 normal rozó la barrera del sonido sin romperla, aterrizando casi una hora antes de lo previsto y sin poner en riesgo a los pasajeros. Un evento extraordinario que demuestra el poder de la naturaleza y la precisión de la ingeniería aeronáutica.

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