En una señal de los tiempos, y de que las autoridades de ese país sienten la necesidad de tomar el tema en serio, el gobierno de Estados Unidos lanzó su ofensiva más ambiciosa a la fecha para regular la inteligencia artificial (IA).
Se trata de una orden ejecutiva que exige más transparencia por parte de las empresas que desarrollan esa tecnología y fija nuevos estándares para etiquetar el contenido generado por IA y conducir pruebas de seguridad de nuevos modelos.
La orden, firmada por el presidente Joe Biden el viernes 27 de octubre, es una respuesta a las crecientes preocupaciones sobre los daños potenciales de la IA, en particular desarrollos como los deepfakes y recursos de IA generativa que puedan ser usados para estrategias de desinformación y manipulación. También tiene como objetivo garantizar “que Estados Unidos siga siendo líder en el desarrollo y despliegue de tecnologías de IA”.
La orden ejecutiva describe ocho objetivos clave, que van de crear nuevas normas para la seguridad y la protección de la IA, a proteger la privacidad y promover la equidad y los derechos civiles. Eso incluye, también, defender a los consumidores, pacientes y estudiantes, y asegurar el uso responsable y eficaz de esta tecnología por parte del Gobierno.
Una de las disposiciones clave de la orden requiere que las empresas de IA desarrollen herramientas de etiquetado y marcas de agua para todo el contenido generado por IA. Esto facilitaría que las personas identifiquen cuándo están interactuando con contenido que ha sido creado por una máquina, lo que -se espera- podría ayudar a reducir la propagación de información errónea y la desinformación.
La orden también ordena al Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST, por sus siglas en inglés) que establezca estándares para probar modelos de IA antes de su lanzamiento. Esto tiene como objetivo ayudar a identificar y mitigar los riesgos potenciales, como los sesgos y las vulnerabilidades de seguridad.
Además, las empresas que desarrollen nuevos modelos de IA que cumplan con un cierto umbral de tamaño deberán notificar al gobierno federal y compartir los resultados de las pruebas de seguridad. Esto le dará al gobierno una mejor comprensión de los riesgos que plantean las nuevas tecnologías de IA y le permitirá tomar medidas para mitigarlos.
La orden también pide a las agencias federales que desarrollen reglas y pautas para diferentes aplicaciones de IA, priorizando la privacidad y la protección frente a los prejuicios. Esto podría incluir el desarrollo de nuevas reglas sobre cómo se utiliza la IA en la contratación, la aplicación de la ley y otras áreas sensibles.
Reacciones
En términos generales, la orden ejecutiva ha sido bien recibida por investigadores y promotores de la IA, que consideran que es un paso en la dirección correcta. Sin embargo, no pocas voces han expresado su preocupación de que la directiva no vaya lo suficientemente lejos y dependa demasiado de la cooperación voluntaria de las empresas de IA.
Una de las voces que elogió la orden de la Casa Blanca fue la del expresidente Barack Obama, que mediante sus redes sociales se dijo “encantado” de que Biden la firmara.
“En el pasado, los gobiernos no siempre se han adaptado bien a esta clase de transformaciones, pero esta vez tenemos la oportunidad de hacerlo. Por ese motivo me hallo encantado de ver a la administración Biden actuar con un sentido de urgencia -primero asegurando compromisos voluntarios de las compañías líderes y ahora firmando una orden ejecutiva diseñada para promover la innovación, a la vez que evitar algunos de los mayores riesgos”. – Barack Obama
La medida de la orden es un reconocimiento implícito de la necesidad de recuperar terreno frente al avance de la IA y preparar al país para los efectos de su uso masivo. De hecho,el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Jeff Zients, dijo que la inteligencia artificial es de “máxima prioridad” para Washington y enfatizó la necesidad de actuar rápidamente, potencialmente incluso más rápido que la tecnología en sí.