Luego de que en 2014 su tío muriera por falta de un donante de riñón, Caroline Wambui una joven de tan solo 18 años que vive en Nairobi, Kenia decidió tomar acción y ayudar al resto de la población afectada por la falta de regulación al respecto en su país, creando una aplicación móvil llamada Life Pocket, la cual permitirá conectar fácilmente enfermos, donantes y hospitales.
En un país donde no existe una regulación clara sobre la donación de órganos y un ente que lo controle, y muchos enfermos han debido recurrir lamentablemente a un naciente mercado negro de órganos, Caroline espera con su aplicación despertar conciencia sobre la importancia de ser donante y organizar todo el proceso de donación de órganos, pues lamentablemente las normas actuales de Kenia, solo admiten la donación entre familiares.
Por medio de Life Pocket, las personas registradas pueden intercambiar experiencias en foros, sobre los resultados de los procedimientos de trasplante con aquellas personas que están a punto de ser sometidas a una cirugía, y con aquellos que están en una lista de espera, así como hacer consultas a médicos expertos registrados en la aplicación. Más importante aún, aquellas personas que están necesitando un órgano, pueden hacer contacto con un posible donante, y con los hospitales kenianos dispuestos a practicar el procedimiento.
El desarrollo de Life Pocket aún no está culminado según comenta Caroline, sin embargo, que la aplicación fuera una realidad, fue posible gracias a Damaris Mutati la profesora de informática de la secundaria Mukuru Kwa Njenge, la cual se empeñó en enseñarles a sus alumnas programación, una materia que no se encuentra en el plan de estudios oficial del estado, pero que ha resultado ser todo un éxito.
Mutati, la profesora de Caroline aprovechó una serie de cursos que Intel estaba realizando en Kenia para permitirle a los maestros enseñar a sus pupilos a utilizar Intel XDK, un entorno de programación para construir y probar aplicaciones móviles en HTML5.
“Mis alumnas ven a gente exitosa en el mundo a través de la tecnología, y eso es lo que quieren. Yo sólo les abro un campo en esta ciencia para que ellas construyan. Muchas quieren hacer aplicaciones móviles para cambiar el lugar donde viven”, contó Mutati.
Gracias al notorio caso de Caroline, Intel recientemente decidió enviar a un grupo de voluntarios a su escuela para profundizar y expandir el programa escolar de programación, que permitirá que alumnas como Caroline sean las próximas abanderadas de la tecnología de su país.
"Vengo de un slum, no te levantas cada día y ves a gente de estos barrios chabolistas hacer algo", cuenta satisfecha Caroline, quien el año entrante iniciará sus estudios de informática en la universidad, con el ánimo de seguir adelante con su proyecto hasta lograr que Life Pocket sea toda una realidad en su país y tal vez el resto del mundo.