No es sencillo hablar de la inteligencia ni para los propios expertos en inteligencia. Es más, podríamos decir que se trata de uno de los rasgos humanos más complejos y sutiles. Algo que, oculto en los misterios de la genética y la educación, sigue siendo un misterio. Pero, Bing Su, un genetista del Instituto de Zoología de Kunming, tenía una idea. No era una idea nueva, es que nadie se había atrevido a llevarla a cabo.
Su se dedica a estudiar los procesos evolutivos desde el punto de vista genético. Tiene trabajos muy interesantes: ha indagado en cómo los yaks del Himalaya se adaptaron a la altura o cómo la piel de los seres humanos ha cambiado de color como respuesta adaptativa al frío de invierno. ¿Y si investigaba qué pasaba con la inteligencia?
De nuevo... China
Formulada en sus propios términos, la cuestión era descubrir en qué momento de nuestra historia filogenética nuestras capacidades cognitiva se habían separado de las de los grandes simios y, para ello, los investigadores se preguntaron qué pasaría si introducían en el genoma de algún primate determinados genes que pensamos que tienen relación con la inteligencia.
Se lo preguntaron y, acto seguido, se pudieron a ello. El equipo de Su ha creado 11 macacos “transgénicos” con copias del gen humano MCPH1 que, según se sospecha, tiene un papel muy importante en el desarrollo del cerebro humano. "Este fue el primer intento de comprender la evolución cognitiva humana utilizando como modelo un mono transgénico", explicaban.
Y es cierto, pero no porque no se pueda, sino porque es un tema muy sensible. Si ya la investigación general con primates resulta cada vez es más difícil en EEUU y Europa, no digamos investigaciones orientadas a ir acortando las diferencias entre simios y humanos. Si tienen éxito, estos experimentos pueden llevarnos a un callejón ético sin precedentes. ¿Qué pasaría si, por azar o por suerte, nos encontramos de repente con un macaco inteligente?
Afortunadamente, no hay de qué preocuparse. Aún. Los investigadores esperaban que los monos transgénicos tuvieran cerebros más grandes y mejores resultados en distintas pruebas de evaluación de habilidades cognitivas básicas. Y no. Los once macacos solo mostraron mejores resultados en las pruebas de memoria. Algo que no está mal, pero que se queda muy lejos de las intenciones de sus creadores.
Este es el gran problema de estas líneas de investigación: buscar la espectacularidad por encima de la verdad. Hoy por hoy, este tipo de experimentos tienen una probabilidad altísima de no aportar nada a la comprensión del fenómeno que quieren estudiar. Sea cual sea. A cambio, nos exponen a problemas muy profundos para los que no tenemos respuestas de ningún tipo.