Aunque la lluvia de escombros producida en el cielo debido a la explosión del octavo vuelo de prueba de la nave Starship de SpaceX, podría ser "entretenimiento garantizado" según el mismo Elon Musk, lo cierto es que este tipo de situaciones pueden tener algunas consecuencias imprevistas y en algunos casos riesgosas.
De hecho, esta fue la segunda vez consecutiva en el año en la que las pruebas con el cohete de 123 metros, que promete ser el más grande y potente del mundo, terminó con la desintegración en pleno vuelo de la nave.
"SpaceX confirma que la etapa superior de la nave Starship para el vuelo 8 se perdió después de perder los motores y el control de la altitud unos 20 segundos antes de completar su ascenso" - SpaceX.
En este caso, la nave sufrió una pérdida de motores y de control de altitud poco antes de completar su ascenso, lo que provocó la interrupción de la misión y la pérdida de la comunicación.
Posteriormente, SpaceX informó que como medida preventiva, implementó protocolos para rastrear posibles escombros y colabora con el control de tráfico aéreo para minimizar riesgos asociados a la caída de restos. No obstante, públicamente aún se desconoce donde cayeron los restos.
Cuál es el impacto ambiental de la explosión

Uno de los principales puntos de análisis tras estos incidentes es el impacto ambiental que pueden tener estas explosiones en la atmósfera terrestre.
Según estimaciones del astrónomo Jonathan McDowell y del investigador de química atmosférica Connor Barker citadas por el medio especializado space.com, la explosión de la etapa superior de Starship de enero ocurrió a una altitud de aproximadamente 146 kilómetros y pudo haber liberado alrededor de 45,5 toneladas métricas de óxidos metálicos y 40 toneladas métricas de óxidos de nitrógeno.
Y aunque aún no se ha determinado cuál fue el impacto contamínate de esta explosión, podría ser muy similar debido a que llevaba consigo la misma carga de la anterior misión, compuesta por cuatro satélites de prueba que iban a soltar una vez que la nave llegara al espacio.
Estos compuestos pueden contribuir al deterioro de la capa de ozono y alterar la reflectividad de la atmósfera. Aunque es importante destacar que a diferencia de otros cohetes y satélites que contienen aluminio, cuya combustión puede liberar partículas particularmente dañinas para la atmósfera, la Starship está fabricada principalmente con acero inoxidable, lo que podría reducir ciertos impactos negativos.
Sin embargo, los expertos advierten que el aumento en el número de lanzamientos y reentradas atmosféricas podría acelerar la acumulación de contaminantes en las capas superiores de la atmósfera, prolongando sus efectos nocivos. Solamente en 2024, SpaceX realizó 134 lanzamientos.
Consecuencias para el tráfico aéreo

Al igual que en la explosión anterior, la reciente desintegración de Starship también afectó la operación de vuelos comerciales. La Administración Federal de Aviación (FAA) reportó retrasos de hasta 45 minutos en los aeropuertos de Miami y Fort Lauderdale-Hollywood debido a la caída de escombros.
En enero, el incidente también generó alteraciones en el tráfico aéreo del Golfo de México, evidenciado los desafíos de seguridad que enfrentan las aerolíneas con el aumento de las operaciones espaciales de SpaceX.
Aerolíneas como Qantas han reportado demoras frecuentes debido a la presencia de basura espacial en sus rutas.
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