Hace unas semanas, os contábamos que un grupo de ingenieros del laboratorio Eagleworks del Centro Espacial Johnson de la NASA decía haber demostrado que el EmDrive, el motor imposible, funcionaba. También os contamos que se iba a publicar en diciembre en una revista de la AIAA y, por último, que después de tanto hype, el artículo había resultado ser una decepción total.
No, con ese trabajo lleno de problemas técnicos y mediciones dudosas, no se puede sostener que el EmDrive funciona. Punto. Y, aun así, amenaza con convertirse en el tema del año haciendo un flaco favor a la investigación seria sobre el tema. ¿Cómo es posible que la NASA siga amparando al mayor caso de "pseudociencia aeroespacial" desde el fenómeno ONVI? ¿Cuáles son los límites de la libertad de investigación en un organismo público?
¿Qué es el Advanced Propulsion Physics Laboratory de la NASA?
Más conocido como laboratorios Eagleworks, el Advanced Propulsion Physics Laboratory es un pequeño grupo de investigación que investiga sobre "teorías marginales, raras y exóticas" para desarrollar nuevos sistemas de propulsión espacial. Muy muy pequeño, de hecho. Al escuchar el nombre, puede dar la impresión de que Eagleworks es un ambicioso programa de investigación y desarrollo de la NASA. Pero no.
Eagleworks tiene un presupuesto total de unos 50.000 dólares. Para contextualizar, el presupuesto de la NASA ronda los 18.000 millones de dólares. Un presupuesto muy alejado del reducido presupuesto que tuvo Breakthrough Propulsion Physics Program (la verdadera apuesta de la NASA por estos temas) mientras existió y que no les permite ni siquiera contratar personal asociado.
La investigación de Eagleworks empezó como una actividad de "tiempo libre" de algunos investigadores del Centro Johnson, White (el investigador principal) arrancó sin obtener ningún permiso de la Agencia y, posteriormente, se consiguió algo de dinero para poner en marcha alguna investigación. Pero como explicaba Mark Millis, "eso no significa que la NASA lo ampare, como máximo significa que la NASA parece querer tener el proyecto bajo el radar".
"La NASA confirma", "la NASA reconoce" y "la NASA está trabajando"
De hecho, la NASA ha intentado desmarcarse recurrentemente de estos proyectos, pero siempre con la boca pequeña. En teoría, la NASA se excusa en que "como organización gubernamental de investigación, actúa como un fondo de capital riesgo. Lo mismo desarrollan tecnologías serias y probadas, que ponen dinero en cosas muy improbables", explicaba Brian Koberlein, astrofísico especializado en esto temas.
Pero el problema real es que, aunque sea por omisión, la agencia espacial más importante del mundo está prestando su imagen a un grupo de investigación que va por libre y dice trabajar en ideas avanzadas, pero no es capaz de dar ni explicaciones teóricas, ni resultados prácticos. En otras palabras, un grupo de investigación que sólo parece querer pescar financiación en el río revuelto de miles de medios hablando del EmDrive.
¿Tiene límites la libertad de investigación en instituciones públicas?
Todo esto recuerda a el caso que, hace unos años protagonizaron, Juan Carlos Gorostizaga y Milenko Bernadic, dos profesores de universidades públicas españolas que publicaron un libro defendiendo que, pese a las críticas de sus compañeros, la Tierra es el centro del Universo.
Casos que nos hacen reflexionar sobre la libertad de investigación y hasta qué punto se deben permitir que se use la imagen de las instituciones públicas para dar prestigio a iniciativas e ideas pseudocientíficas. Al fin y al cabo, las instituciones científicas se sostienen sobre la 'confianza' y si abusamos de ella, corremos el riesgo de que se nos pierda por el camino.