Se suele relacionar los hallazgos del SETI con posibles extraterrestres, pero no sólo de aliens vive el instituto estadounidense ni mucho menos. De hecho, gracias a su trabajo se le ha descubierto una luna a Neptuno, gracias a las imágenes del telescopio espacial aún operativo Hubble.
Al planeta se le conocían hasta este momento 13 satélites, que en parte pudimos ver hace décadas gracias a las imágenes que capturó una de nuestras viajeras espaciales de récord (con las que se descubrieron seis), la Voyager 2. Ahora, las imágenes del Hubble han permitido dar con la que se ha bautizado como Hipocampo, una luna pequeña que hasta ahora había pasado desapercibida.
Una luna nueva, nunca mejor dicho
Como no es extraño que ocurra en la investigación espacial, el descubrimiento fue algo relativamente casual mientras se investigaban otros elementos. En este caso, el equipo de científicos liderado por Mark R. Showalter estaba estudiando los anillos de Neptuno (que no sólo Saturno los tiene ni mucho menos, y fue cuando hallaron un punto que en un principio no pudieron identificar trabajando con las imágenes del Hubble.
El problema: Neptuno está lejos, está muy lejos, a 4.300 millones de kilómetros como mínimo de nuestro planeta. Pero por suerte existen técnicas para conseguir hallar objetos a distancias mucho mayores y a saber sobre ellos, como vimos que ocurre con el descubrimiento de exoplanetas.
Para determinar qué podía ser y si efectivamente se trataba de un satélite, tiraron de archivo y estudiaron imágenes tomadas por el Hubble entre 2005 y 2009. Dada la distancia a la que está el planeta y el tamaño del objeto, necesitaron mucho tiempo para dar con la técnica especializada que permitió detectar ese díscolo punto, lográndolo en 2013 como cuentan en La Vanguardia.
¿Qué técnica fue ésa? Aplicar algoritmos con los que se pudiese transformar las imágenes moviendo los píxeles donde debería estar Hipocampo en ese momento, según los cálculos del equipo. Posteriormente lograron simular un tiempo de exposición más largo del real combinándolas, lo cual permitió diferenciar la luna de las estrellas y puntos brillantes del fondo sin que se emborronara la imagen.
El trabajo ha sido publicado en Nature ahora, cuando han podido confirmar el descubrimiento de Hipocampo, aunque ya en 2013 se anunció el hallazgo de forma preliminar. Un satélite que según el equipo de científicos pudo formarse a partir del material que se expulsó en una colisión que sufrió Proteo, otra de las lunas de Neptuno, que tiene como recuerdo de esto un cráter de 230 kilómetros de diámetro (y que se encuentra "cerca" de Hipocampo, a unos 12.000 kilómetros).
Lo que se sabe de Hipocampo
Lo que se sabe de Hipocampo es que es pequeña, mucho más que Tritón (el satélite más grande) y Proteo (el segundo mayor). Mide unos 35 kilómetros de diámetro y se halla a unos 105.000 kilómetros de Neptuno, completando órbitas al planeta en 23 horas.
¿Y por qué ese nombre? Puede que el término os suene a algo relacionado con la anatomía, y de hecho lo es porque hipocampo es una región del encéfalo. Pero no se debe a esto el bautizo, sino a las criaturas mitad caballo y mitad pez que acompañaron a Poseidón, el homólogo griego de Neptuno, que es a su vez el otro nombre por el que se conoce a los caballitos de mar (por el género de la especie, Hippocampus).
Así, este "nuevo" acompañante del rey de los océanos probablemente se formó en el conjunto de colisiones que se cree que se produjeron hace unos 4.000 años en el planeta, tras capturar éste a Tritón. Es por ello que las evidencias que surgen al considerar esta formación favorecen la idea de que las colisiones eran frecuentes en el entorno del planeta, dando más puntos a la teoría de que el sistema se desplaza hacia el exterior.