Es evidente que nos hemos pasado con las emisiones de ciertos gases, batiendo récords históricos en el nivel de dióxido de carbono, pero aún falta por conocer acerca de cómo funciona el flujo de este gas en nuestro planeta. Lo que ahora parece es que las olas del océano tienen un importante papel atrapando dióxido de carbono, más de lo que se consideraba.
Aunque es algo que lleva tiempo estudiándose, ha sido ahora cuando un grupo de investigadores de las universidades de Southampton (Inglaterra, Reino Unido) y Heriot-Watt (Escocia, Reino Unido) ha logrado crear modelos que apoyan esa asociación. Concretamente es esa espuma que vemos en ellas, ya que las que favorecen este proceso de atrapamiento son sus burbujas.
Las olas del desequilibrio
Durante décadas se ha estado investigando la influencia de los océanos en el atrapamiento de dióxido de carbono, concreta el Doctor David Woolf, de la universidad escocesa, en la publicación de la misma sobre el trabajo. Lo que han deducido él y sus compañeros es que el papel de las olas oceánicas es mucho más importante del que se pensaba y que el intercambio de este gas entre atmósfera y océano es muy distinto cuando hay oleaje.
¿Cuál es este importante rol del océano? Lo que al parecer hacen las olas oceánicas es que, al romper en la superficie (especialmente si los vientos son fuertes), un gran número de burbujas se sumergen al menos un metro disolviéndose parcialmente. Esto hace que se libere dióxido de carbono dentro del agua, por lo que cuanto más dióxido de carbono atmosférico hay, más se almacena en el océano (y más se acidifica éste).
Lo que llevan a pensar los resultados de este trabajo es el desequilibrio del dióxido de carbono que existe entre la atmósfera y el océano es mucho mayor de lo que se pensaba, siendo el océano un actor más importante de lo estimado en el control del clima global. De hecho, el título del trabajo ya define una "transmisión asimétrica de dióxido de carbono", debido a que lo que han visto es que en situación de tormentas la disolución de dióxido es mucho mayor que el dióxido que se ha liberado a la atmósfera.
El océano puede almacenar más, pero no soluciona
Aún quedaría investigar algo más para poder tener una demostración firme de lo que se plantea, pero este estudio puede ayudar a entender mejor cómo influye el océano en el control global de la temperatura. Un valor que sigue incrementándose año tras año, con picos como el que se alcanzó en 2016.
De hecho, hasta Donald Trump y su administración parecen haber reconocido que el cambio climático es evidente y que los seres humanos tenemos la culpa. En la introducción ya os hemos hablado de récords en cuanto al dióxido de carbono y por desgracia los hay en otros aspectos, y aunque el océano tenga su papel en el equilibrio climático éste también se ve afectado de manera grave por el calentamiento global.
A tiempo estamos de cambiar, y por mucho que el océano almacene más dióxido de carbono del que se creía tampoco significa que vaya a liberarnos del aumento de temperatura y que nos podamos librar de ese problema sin hacer nada. Entre otras cosas porque el incremento en la atmósfera se traslada al océano y, como hemos comentado, éste se acidifica (lo cual puede tener consecuencias negativas en su biosfera).
Vía | Phys.org
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