La Raspberry Pi ha supuesto toda una revolución en el segmento maker y educativo, pero hasta ahora para aprovechar su potencial siempre utilizábamos distribuciones Linux, algo que hacía que muchos se preguntaran si no sería posible usarla con Windows.
La respuesta a esa pregunta es afirmativa: lo demuestran dos proyectos separados de programadores independientes que han adaptado Windows a las Raspberry Pi ahora que funciona en arquitecturas ARM. Hay limitaciones en esa experiencia, pero esto no es más que el principio.
Windows on ARM, un proyecto creado por un desarrollador español
Nuestros compañeros de Genbeta hablaban del primero de esos proyectos, WoA (Windows on ARM), que además ha sido creado por un desarrollador español llamado José Manuel Nieto.
El instalador que ha creado Nieto permite hacer que la Raspberry Pi 3 Model B (o Model B+) ejecute Windows 10 siguiendo los pasos que por ejemplo indican en Raspberry Para Torpes, aunque el propio Nieto reconocía en comentarios a Genbeta que "el rendimiento es deficiente en la Raspberry Pi".
Eso se debe a que las especificaciones hardware de estos miniPCs son muy modestas, y como explicaba "WoA no está preparado para funcionar así" ya que el sistema operativo consume muchos recursos incluso "sin ejecutar nada: bloatware, demasiados servicios".
Nieto no obstante se mostraba optimista con el futuro ya que este proyecto tan solo acaba de iniciar sus pasos y "hay margen para la optimización".
Ese optimismo se demuestra por ejemplo con los drivers oficiales que tienen ya para Ethernet y para USB, pero por ejemplo la conectividad Wifi o Bluetooth integrada en las Raspberry Pi 3 Model B/B+ aún no se puede aprovechar en este proyecto, y también sería interesante poder arrancar el sistema desde sistemas de almacenamiento que no fueran la microSD y conectados por ejemplo a través del puerto USB.
WoR es la otra opción actual
Hay otro proyecto adicional en este ámbito y es WoR (Windows on Raspberry Pi), que como en el caso anterior proporciona un instalador que permite crear una imagen de Windows 10 para ARM válida para las Raspberry Pi.
En el sitio web oficial encontramos también información sobre los componentes que funcionan y los que no en este proyecto, y es curioso descubrir cómo aunque el audio y la conectividad Bluetooth o WiFi no funcionan y los puertos USB funcionan de forma inestable, sí es posible conectarnos a internet mediante emulación de un módem.
Ayudando a ambos proyectos están los desarrolladores de la comunidad Pi64.Win, que por ejemplo están trabajando en el desarrollo de controladores USB tanto para WoA como para WoR.
En los foros del proyecto se puede consultar la información sobre cómo prepararlo todo para tener en marcha esos controladores USB y Ethernet funcionando desde el primer momento, aunque también aquí advierten: el soporte hardware es limitado e inestable. Aún así el espíritu parece ser igual de optimista que el de José Manuel Nieto: hay camino por recorrer, pero estos logros demuestran que ejecutar Windows 10 en la Raspberry Pi es posible.
¿Será la Raspberry Pi 4 la respuesta a esas limitaciones?
El lanzamiento de la Raspberry Pi 3 Model B+ y de su Compute Module 3+ ha sido el colofón de una generación de miniPCs que están pidiendo un cambio a gritos.
Su propio creador, Eben Upton, lo comentaba en el anuncio oficial de ese módulo de computación, y revelaba hace unos días que este modelo era "el último de una línea de productos basados en Raspberry Pi de 40 nm". A partir de aquí toca esperar cambios relevantes en unas Raspberry Pi que han aguantado muy bien el paso del tiempo y la llegada de competidores más potentes (y algo más caro) que no han logrado arrebatarle la corona.
Muchos piden una Raspberry Pi 4 que se adapte mejor a las necesidades actuales. Las limitaciones de las Raspberry Pi se han ido haciendo evidentes en los últimos tiempos y el cuello de botella que plantean sus puertos USB o su GPU hacen pensar en cambios importantes que liberen aún más el potencial de un miniPC revolucionario.
Parece difícil que veamos un salto dramático en prestaciones, sobre todo porque uno de los pilares de las Raspberry Pi ha sido siempre mantenerse en esa franja de los 35 dólares —aunque al final haya que invertir algo más por la Micro SD o el adaptador de corriente—.
De hecho puede que ejecutar Windows 10 en esas Raspberry Pi 4 ni siquiera esté en mente de los responsables de The Raspberry Pi Foundation, sobre todo teniendo en cuenta que el enfoque de las RPi siempre ha ido más al segmento maker y educativo que a ese usuario doméstico que podría usar una Raspbery Pi como PC de sobremesa (algo que por cierto se puede hacer, pero con Linux).
Sin embargo esa opción le daría un nuevo impulso a la Raspberry Pi y probablemente lograría convencer a muchos usuarios de comenzar a probar un producto que desde luego es mucho más que un posible PC ARM con Windows 10, pero que tendría un atractivo más al lograr algo así. Toca esperar y mientras, eso sí, podremos disfrutar de estos dos proyectos, por limitados que sean actualmente.