Que no, Tim, que no nos lo creemos. Al menos no lo hacemos algunos. Eso de que no habrá fusión entre el MacBook y el iPad es otro de los grandes mensajes que el máximo responsable de Apple ha comunicado con motivo de la puesta a la venta del [iPad Pro](iPad Pro: el tablet de 12,9 pulgadas que amenaza a los mismísimos MacBook). Cook está teniendo algunos momentos "ballmerianos", con declaraciones en las que auguraba el fin del PC (pero no necesariamente del Mac), o esa singular definición del Surface Book de Microsoft como un producto "aguado", algo que ya había apuntado en el pasado con los Surface originales. Tiene gracia.
Suena, desde luego, a mensaje de marketing. A que hay que defender el producto, por mucho que un producto como el iPad Pro parezca simplemente un producto fantástico que no muchos recomendarían. La apuesta por la convergencia de Microsoft parece ser también el camino de Google, pero en Apple parecen no tener ningún interés en esa vía. Y sin embargo, las pistas que apuntan a lo contrario llegan por todas partes.
Donde dije digo...
Los rumores sobre la convergencia de Apple han sido enormemente exagerados, dirían algunos, pero como en toda la rumorología Apple, existen decenas de pistas que apuntan a un futuro muy distinto al que pinta Tim Cook con sus comentarios. ¿De verdad que no habrá híbrido del Macbook y el iPad?
Hay desde luego indicios que invitan a pensar en lo contrario. El primero de ellos, la aparición de los nuevos procesadores Apple A9 y Apple A9X que han demostrado contar con una capacidad de proceso notable tanto por su procesador de propósito general como por su GPU, algo que comentaban recientemente en un pre-análisis en AnandTech. Otros, por cierto, opinan que ese chip no es para tanto y que Intel estuvo a punto de lograr que sus microprocesadores formaran parte del iPad Pro como antes lo hicieron en los MacBooks.
Lo cierto es que aunque Intel lleva tiempo teniendo una relación muy estrecha con Apple por esa alianza en la gama de MacBooks y en los iMac y Mac Pro, hace tiempo que se habla de un potencial equipo portátil de Apple que estaría basado en sus propios chips. Lo dijo Jean-Louis Gassée y los rumores aún más antiguos apuntaban a pruebas con un MacBook Air basado en un Apple A5.
De hecho ese camino hacia un ecosistema cerrado en el que la firma controlase casi todo el hardware y el software de su plataforma es de hecho el argumento más potente para creer en la llegada de ese hipotético MacBook basado en un procesador ARM de Apple. A los chicos de Cupertino les encanta tener el control de todo, y por ahora uno de los grandes apartados en el que no lo tienen es en el de los procesadores para sus equipos de sobremesa y portátiles.
¿Tiene sentido mantener OS X y iOS?
Algunos analistas creen que esos equipos llegarán en 2016, pero todos estos rumores plantean una nueva cuestión: ¿cuál será el sistema operativo que gobernará esos equipos?
Algunos creen (creemos) que Apple hará una jugada que ya realizó en el pasado y dará la sorpresa con una versión de OS X preparada para correr sobre ARM. La firma ya hizo lo propio cuando pasó de los PowerPC a los micros x86 de Intel, y como afirmaba Steve Jobs en aquel sorprendente evento de junio de 2005, en Cupertino llevaban cinco años desarrollando OS X para x86 en secreto bajo el proyecto Marklar.
Los rumores sobre un proyecto real en ese sentido son ya antiguos, y casi cuatro años nuestros compañeros de Applesfera ya hablaban de ello, pero aquí las posibilidades son aún más fuertes si tenemos en cuenta que iOS y OS X comparten la misma base (Darwin) y por tanto esa interoperabilidad podría ser mucho más factible.
Mucho a favor, mucho en contra
Las ventajas son obvias, pero también lo son los inconvenientes. Como afirmaban en AppleInsider a principios de año, hay un riesgo importante en los costes directos y en cómo afectaría eso a sus actuales smartphones y tablets, pero además está el problema de la adaptación de todo el catálogo software a esas nuevas máquinas. Y sin embargo Apple ya dio ese paso anteriormente y la apuesta le salió realmente bien. ¿No creéis que tiene sentido dar el paso de nuevo?
Lo cierto es que aquí tenemos precisamente al iPad Pro como antesala de lo que podría llegar: las críticas a las opciones que ofrece iOS 9 en este dispositivo parecen unánimes: el catálogo de la App Store para el iPad brilla en los modelos tradicionales, pero no aprovecha (aún) las prestaciones y sobre todo la resolución de pantalla de estos tablets, y su comportamiento como portátil ocasional es decente pero no especialmente destacable.
Puede que Apple simplemente haya puesto la primera piedra con este equipo y lo que quiere es un futuro en el que iOS sea el sistema operativo predominante -las novedades en El Capitán eran más bien de risa- pero si es así, mucho tendrá que mejorar este desarrollo para plantarle cara a la propuesta de Microsoft en el ámbito de la productividad para los usuarios tradicionales de ordenadores.
Yo diría que a Cook y a Apple no se les dan muy bien los faroles: renegaron del stylus, renegaron de los teléfonos con mayores diagonales de pantalla, y renegaron de los tablets de menor tamaño. Y ahora tenemos productos que precisamente atacan todas esas problemáticas.
Esa combinación del portátil y el tablet ya está inventada, pero no en Apple: los convertibles basados en Windows ofrecen esa experiencia, y parece el eslabón perdido en esa gama de productos de Apple en la que por ahora tenemos portátiles, sobremesas y tablets convertibles, pero no "portátiles convertibles". O lo que es lo mismo: un MacBook con pantalla táctil y, quizás, con procesadores ARM. Y quizás también, basado en OS X. Todo parece posible.
Sea como fuere, son tiempos emocionantes para todo el segmento, y si hay una empresa capaz de dar este salto, esa es Apple. Veremos si Tim Cook decía la verdad con ese comentario o simplemente se estaba tirando un gran farol para vender los iPad Pro mientras aún tienen algo de sentido. ¿Creéis realmente que no habrá híbrido entre el MacBook y el iPad?
En Xataka | Apple A7 y su arquitectura de 64 bits pueden plantear un futuro diferente