Microsoft nos tiene ya acostumbrados a un ciclo según el cual se publican dos grandes actualizaciones de Windows 10 cada año. En ellas suele haber características notables en diversos apartados, pero la próxima gran actualización de Windows, conocida de momento como 19H2, será más bien tímida.
De hecho no se esperan mejoras especialmente destacables a nivel de prestaciones o de nuevas herramientas. La única gran novedad será el proceso de actualización, que será mucho más transparente para los usuarios que ya cuenten con la actualización del pasado mayo.
Una actualización menor y de transición
En el artículo del blog oficial de Windows los responsables de Microsoft explican cómo en dicha actualización se centrarán en las "mejoras de rendimiento, características empresariales y mejoras de calidad", sin especificar qué tipo de mejoras específicas podremos encontrar.
Lo que sí indican es que el proceso de actualización, la forma en la que dichas mejoras llegan a los usuarios, hará uso de una nueva tecnología de "servicing" que hará que se parezca más a una instalación de parches mensuales.
Eso debería hacer mucho más llevadero el proceso de actualización, que sigue siendo algo pesado, aunque dicha mejora no estará disponible para todos los usuarios: solo aquellos que tengan sus sistemas actualizados con la última gran actualización de mayo de 2019 podrán disfrutar de ella.
Se espera que la conocida como actualizacion 19H2 se produzca a lo largo del mes de septiembre. A ella no llegará por ejemplo ese nuevo kernel Linux que se integrará en el sistema en 2020, y parece que en Microsoft se quieren centrar ahora en refinar de forma notable ese proceso de actualización que dio bastantes problemas en octubre de 2018.