Mi interés en TCL se vio catapultado hace pocas semanas. Conozco esta marca china desde que llegó a Europa en 2003 de la mano de Thomson porque es un fabricante que tiene una presencia importante en su país de origen desde hace más de tres décadas, pero lo cierto es que hasta hace relativamente poco tiempo no había despertado mi curiosidad. Esto cambió cuando tuve la oportunidad de probar su televisor más avanzado, el modelo X10 con tecnología mini-LED.
Este televisor es el actual buque insignia de TCL, y refleja que esta marca tiene capacidad de innovación y la ambición de competir en uno de los mercados más agresivos de la industria de la electrónica de consumo. Estos son los ingredientes que me han ayudado a afrontar este análisis sin ningún prejuicio, como es mi obligación, pero con mucha curiosidad para, por un lado, identificar qué nos propone esta marca, y también para averiguar si este televisor tiene lo que hace falta para competir con los pesos pesados de este mercado, como Samsung, LG, Sony o Panasonic.
TCL EC78: especificaciones técnicas
Este televisor tiene una virtud inesperada por la poca frecuencia con la que se da: por su diseño, su acabado, su calidad de imagen global y su sonido parece un modelo con panel LCD de gama alta. Pero no lo es. Su precio y algunas de sus especificaciones, como el esquema de retroiluminación que TCL ha implementado en él, delatan que en realidad es un dispositivo de gama media. A medida que vayamos recorriendo este análisis profundizaremos en todo lo que acabo de mencionar, pero antes de hacerlo merece la pena que invirtamos unos minutos en conocer con cierto detalle las características más interesantes de este televisor.
Este televisor recurre a un panel LCD de tipo VA con una profundidad de color de 10 bits y retroiluminación LED periférica. Una de sus mejores bazas es que es compatible con contenidos Dolby Vision y HDR10+, además de HDR10 y HLG
Una de las más relevantes es su panel, una unidad LCD de tipo VA con una profundidad de color de 10 bits. Me parece un acierto que su razonable precio (este televisor se mueve en la órbita de los 700 euros) no haya provocado que TCL se decante por un panel de 8 bits con tecnología FRC (Frame Rate Control), algo que hacen algunas marcas con más frecuencia de la deseable tanto en sus modelos de gama de entrada como en los de gama media. Esta técnica se utiliza para generar un espacio de color más amplio utilizando píxeles adyacentes de colores diferentes que nos brindan la sensación de que estamos contemplando un tercer color que, en realidad, no forma parte del espacio de color del panel de 8 bits.
Una de las bazas más interesantes de este televisor es su compatibilidad con todos los formatos de HDR más utilizados actualmente, entre los que se encuentran tanto Dolby Vision como HDR10+. Sin embargo, hay dos características que, más allá de su precio, delatan con bastante claridad que estamos ante un producto de gama media. La primera de ellas es su esquema de retroiluminación periférica, que es la opción habitual en los televisores de gama media frente a la más avanzada matriz FALD (Full Array Local Dimming) por la que suelen optar los modelos con panel LCD de gama alta.
La otra característica que delata la pertenencia de este televisor a la gama media es su capacidad de entrega de brillo. Sus 400 cd/m2, o nits, no están mal, pero a priori no parecen suficientes para conseguir que los contenidos HDR luzcan con todo el impacto posible. Lo comprobaremos más adelante, en la sección del análisis en la que indagaremos en la calidad de imagen de este televisor. Una última característica en la que también merece la pena que nos detengamos un momento es la barra de sonido que TCL ha instalado en el perfil inferior del televisor. Está firmada por Onkyo y su presencia indica que la marca china no ha querido descuidar el rendimiento sonoro de esta tele. Más adelante, en la sección en la que indagaremos en la calidad de sonido de esta propuesta, la pondremos a prueba.
TCL 55EC780 | Características |
---|---|
PANEL | LCD VA 4K UHD de 55 pulgadas y 10 bits con relación de aspecto 16:9 |
RESOLUCIÓN | 3.840 x 2.160 puntos |
HDR | Dolby Vision, HDR10+, HDR10 y HLG |
SoC | Realtek RTD2851 |
RETROILUMINACIÓN | Edge LED |
BRILLO | 400 nits |
ÁNGULOS DE VISIÓN | 178 grados / 178 grados |
MEMORIA INTERNA | 16 GB |
SISTEMA OPERATIVO | Android TV 9.0 (Pie) |
SONIDO | 2 x 15 vatios / Barra de sonido integrada Onkyo Procesado Dolby Atmos |
CONEXIONES | 3 x HDMI 2.0, 2 x USB 2.0, 1 x CI+ 1.4, 1 x Ethernet, 1 x jack de 3,5 mm, 1 x salida óptica de audio, 1 x entrada satélite y 1 x RF |
CONECTIVIDAD INALÁMBRICA | WiFi 802.11ac Bluetooth |
ASISTENTES DE VOZ | Google Assistant y Amazon Alexa |
CONSUMO MEDIO DE ENERGÍA | 87 vatios |
ETIQUETA ENERGÉTICA | Clase A+ |
DIMENSIONES | 1.242 x 781 x 220 mm (con peana) |
PESO | 17 kg (con peana) |
PRECIO | 677,30 euros |
TV 55" 4K UHD ANDROID
Un gama media diseñado y acabado como un gama alta
Las fotografías que ilustran este artículo no hacen justicia ni al diseño ni al acabado de este televisor. Os aseguro que cuando lo tienes delante gana mucho. Sus marcos no son los más finos con los que me he topado en un televisor con panel LCD, pero, aun así, son lo suficientemente estrechos para no desentonar entre los modelos de la competencia del mismo nivel de precio. Además, el marco perimetral que protege el perfil del panel es metálico y está impecablemente mecanizado. Me recuerda mucho por su diseño y acabado al marco que podemos encontrar en los televisores de gama media y alta de LG.
Poco a poco nos hemos acostumbrado a que los televisores de cierto nivel, aunque no necesariamente de gama alta, incorporen marcos metálicos con un mecanizado elaborado, pero hasta hace relativamente poco tiempo los marcos de la mayor parte de los televisores eran de policarbonato. Incluso los de los modelos de gama alta. Los marcos metálicos comenzaron a imponerse en los televisores más ambiciosos a principios de la década que acabamos de dejar atrás, y poco a poco han ido llegando a la gama media. Y es una buena noticia tanto desde un punto de vista estético como funcional debido a que son capaces de absorber la energía de los impactos poco probables con más eficacia que los marcos de plástico. En cualquier caso, su democratización ha sido posible gracias a la reducción de los costes de fabricación derivada de la economía de escala.
Como podéis ver en la siguiente fotografía la peana de este televisor también es metálica. En la mayor parte de mis análisis confieso que en los modelos de 55 pulgadas o más prefiero los pies laterales a las peanas centrales porque los pies dan más estabilidad al panel, pero reconozco que hay peanas centrales bien diseñadas que cumplen su función sin problema. Y que, además, son estilizadas. La de este televisor es una de ellas. No puedo poner ninguna pega ni a su robustez ni a su mecanizado, y, además, su diseño con el anclaje al panel retrasado consigue que el televisor parezca estar levitando sobre la peana. No es la primera vez que me encuentro con un diseño como este, y me gusta porque «en vivo» queda muy bonito.
Dos mandos a distancia y Android TV como «espina dorsal» de la experiencia
TCL es una de las marcas que han apostado por integrar el sistema operativo de Google en sus televisores. Este modelo incorpora la revisión 9.0 (Pie) de Android TV, y lo cierto es que su SoC es capaz de mover esta plataforma con agilidad, algo que, sin duda, los usuarios agradecemos mucho. Una parte del mérito recae en el propio sistema operativo, que es más ligero en esta revisión que en anteriores iteraciones, pero las características del procesador que se encarga de ejecutarlo también importan.
El SoC Realtek RTD2851 de este televisor incorpora cuatro núcleos ARM Cortex-A55 y lógica gráfica Mali-470 MP
Este chip de Realtek incorpora cuatro núcleos ARM Cortex-A55 capaces de trabajar a una frecuencia de reloj máxima de 1.100 MHz, y su lógica gráfica es una Mali-470 MP. Esta arquitectura consigue que el tiempo invertido por el televisor en iniciar y cerrar las apps sea similar al de los últimos modelos de Sony y Philips que he analizado, dos marcas que también apuestan por Android TV. Sony hasta ahora ha integrado en sus televisores SoC de MediaTek, pero, curiosamente, en algunos foros se rumorea desde hace tiempo que, al igual que TCL, en el futuro podría apostar por chips de Realtek.
El chip RTD2851 de Realtek que incorpora este televisor no solo es el responsable de ejecutar el sistema operativo y las aplicaciones; también se encarga del procesado de los metadatos HDR. De hecho, es compatible con contenidos Dolby Vision, HDR10+, HDR10, HDR Technicolor y HLG. También se encarga de la descodificación del audio Dolby Atmos y de ejecutar los algoritmos de procesado de la imagen que han puesto a punto los ingenieros de TCL. Es evidente que es un componente importante, y, afortunadamente, la experiencia que nos propone junto a Android TV es satisfactoria. Eso sí, si me ciño al diseño de la interfaz de esta plataforma sigo prefiriendo Tizen y webOS, los sistemas operativos que Samsung y LG respectivamente integran en sus televisores, porque son aún más ágiles y estilizados. Y también menos intrusivos que Android TV.
Nuestra siguiente parada es la calibración. Los menús de ajuste avanzado de los parámetros de imagen de este televisor no son tan completos como los que podemos encontrar en los modelos de Sony y Panasonic, que en mi opinión son los más ambiciosos en este terreno, pero no están nada mal, especialmente si tenemos presente que este es un dispositivo de gama media. Cualquier usuario que tenga un poco de experiencia ajustando la imagen de un televisor se familiarizará enseguida con los menús de este TCL. Al fin y al cabo todas las teles que usan Android TV tienen una estructura de menús similar.
La calidad de imagen que nos ofrece este televisor nada más sacarlo de la caja es alta, pero su calibración de fábrica no es equiparable a la que nos proponen algunos de sus competidores. En este ámbito las dos marcas que en mi opinión mejor calibran sus propuestas de gama media y alta son, de nuevo, Panasonic y Sony. En este EC78 TCL ha optado por una colorimetría saturada que llama la atención y es resultona, pero que da a la fotografía de algunas películas una estética poco natural. Por otro lado, la corrección gamma y la temperatura de color también se pueden afinar más a partir de los valores habilitados por los modos predefinidos. Indagaremos más en la calidad de imagen de este televisor en la siguiente sección del análisis.
Este televisor nos permite interactuar con él utilizando tanto Google Assistant como Amazon Alexa, y esta posibilidad es muy atractiva para llevar a cabo algunas tareas que nos permiten transformar la tele en el centro neurálgico de nuestro ecosistema digital. Sin embargo, la mayor parte de las operaciones rutinarias las seguimos llevando a cabo con el mando a distancia, por lo que este elemento también suele tener un impacto importante en nuestra experiencia. Este televisor incorpora dos mandos: uno de plástico con una distribución de los botones estándar y otro metálico más pequeño y con menos botones, pero con el que podemos llevar a cabo sin problema la mayor parte de las tareas rutinarias. La única pega que les pongo consiste en que los dos incorporan un único botón de acceso directo a Netflix, y echo de menos poder acceder de forma cómoda a otras apps muy populares, como YouTube o Amazon Prime Video.
Calidad de imagen: un Edge LED que a veces parece un FALD
Para poner a prueba la calidad de imagen de este televisor recurrí a mi batería habitual de películas en Blu-ray 4K y Blu-ray Disc, entre las que destacan ‘El renacido’, ‘La llegada’, ‘First Man (El primer hombre)’ o ‘Blade Runner 2049’. También utilicé las versiones en DVD de ‘Salvar al soldado Ryan’ y ‘Kill Bill volumen 1’. Y, por último, contenido de Netflix y YouTube que conozco muy bien. Como reproductor utilicé nuestra ya imprescindible consola Xbox One X que, además de ser una máquina estupenda para videojuegos, es un lector de películas en soporte físico muy completo.
Este televisor consigue entregar la luz de forma homogénea por todo el panel y atenuarla con suavidad
De la colorimetría de este televisor ya hemos hablado en la sección anterior del análisis, por lo que lo único que me queda por añadir es que a quien busque la máxima naturalidad y quiera que las películas tengan una fotografía fidedigna le vendrá bien dedicar un poco de tiempo a los ajustes avanzados de la imagen. Para sacarle el máximo partido posible lo ideal es calibrarlo con la ayuda de un colorímetro, pero también es posible afinar el color sin este recurso y con un poco de paciencia. Un pequeño consejo: un buen punto de partida para ajustar el color es la piel de los actores en alguna película que tenga una fotografía relativamente neutra (ni demasiado cálida ni demasiado fría y con una paleta de color amplia), como, por ejemplo, ‘Bohemian Rhapsody’ o ‘Gorrión rojo’, entre muchas otras opciones.
Una de las bazas que tienen los paneles LCD de tipo VA como el que monta este televisor frente a los IPS es su relación de contraste nativo, que suele ser notablemente más alta que en estos últimos. La retroiluminación de este modelo es periférica y no FALD, por lo que el contraste nativo del panel tiene un impacto aún más importante en nuestra percepción del color negro. TCL no ha publicado este dato, pero mi valoración es positiva porque al diseccionar los fotogramas a los que suelo recurrir para identificar la profundidad del color negro y la precisión con la que la retroiluminación atenúa la luz este televisor se acerca mucho a los modelos FALD. Es Edge LED, y es posible identificarlo, pero consigue entregar la luz de forma homogénea por todo el panel y atenuarla con suavidad.
El logrado rendimiento de la tecnología de atenuación de la retroiluminación implementada en este televisor se ve ligeramente empañado por su comedida capacidad de entrega de brillo. Dejando a un lado los 400 nits que anuncia TCL lo cierto es que ni los contenidos Dolby Vision ni los que utilizan HDR10 o HDR10+ lucen de una forma tan espectacular como en los televisores que son capaces de entregar picos de brillo por encima de los 1.000 nits. Habitualmente se trata de modelos de gama alta, pero hay alguna excepción que demuestra que la gama media también puede ofrecernos un HDR espectacular. El GX800 de Panasonic encaja a la perfección en este perfil, aunque lo justo es reconocer que es más caro que este televisor de TCL.
Su capacidad de recuperar detalle tanto en las regiones en sombra como en las zonas más iluminadas de cada fotograma rinde a buen nivel, pero no iguala la habilidad con la que resuelven este reto los televisores LCD más avanzados que he probado durante los últimos meses. En este terreno el procesado de TCL tiene margen de mejora, pero en lo que se refiere al escalado de las señales de vídeo 1080p y a la resolución del movimiento se acerca mucho al rendimiento de los televisores de gama alta que han llegado a las tiendas durante 2019. Y poner sobre la mesa estas cualidades en un dispositivo de menos de 700 euros en su versión de 55 pulgadas tiene mérito.
Así rinde con videojuegos
Para averiguar cómo se porta este televisor con videojuegos recurrimos una vez más a nuestra infatigable Xbox One X y a varios títulos relativamente recientes, entre los que destacan ‘Mortal Kombat 11’, ‘Forza Horizon 4’ y ‘Halo 5: Guardians’. Hemos elegido estos juegos porque son muy sensibles a la latencia y son útiles para identificar el impacto que tiene en la experiencia de juego. Todo lo que he descrito en la sección anterior en lo que se refiere a la calidad de imagen de este televisor sigue siendo válido con los videojuegos.
Como podéis ver en la fotografía que publicamos encima de este párrafo este televisor no implementa las tecnologías VRR (frecuencia de actualización variable) y ALLM (modo automático de baja latencia). Y es una lástima porque ambas prestaciones tienen un impacto importante en nuestra experiencia con los videojuegos si tenemos una consola compatible con ellas, como, por ejemplo, una Xbox One X como la que utilizamos nosotros. A su favor tiene, eso sí, su capacidad de lidiar tanto con contenidos Dolby Vision como HDR10, aunque, como hemos visto, su HDR no es demasiado espectacular.
El siguiente reto al que debía enfrentarse este televisor requería medir su latencia al activar el modo para juegos, y, como sospechaba después de utilizarlo con dos títulos tan exigentes en este ámbito como son ‘Mortal Kombat 11’ y ‘Halo 5: Guardians’, salió reforzado. Y es que su latencia de entrada oscila entre unos muy comedidos 18 y 20 ms, una cifra realmente atractiva que convencerá incluso a los jugones más exigentes. Hay televisores que tienen una latencia algo más baja, como, por ejemplo, el estupendo C9 OLED de LG que analizamos hace varias semanas, pero apostaría que pocos modelos de gama media baten a esta propuesta de TCL en este terreno.
La barra de sonido Onkyo marca la diferencia
Por fin llegamos a uno de los puntos más fuertes de este televisor: su sonido. TCL ha recurrido a Onkyo, una veterana compañía japonesa que compite en el mercado del cine en casa y la alta fidelidad desde hace décadas (fue fundada en 1946), para diseñar los altavoces y ecualizar el audio de esta tele. Y el resultado es muy convincente. Incluso inusual en un dispositivo de gama media.
Esta barra de sonido integrada tiene la resolución y la dinámica necesarias para disfrutar mucho la banda sonora de las películas. La forma en que el SoC de este televisor procesa y virtualiza el audio Dolby Atmos cuando está disponible ayuda, pero más allá de este escenario el trabajo conjunto de los altavoces y el procesado consigue entregarnos un sonido incisivo y muy dinámico. Su apartado más débil es, como cabe esperar, el extremo grave, que está presente pero que, lógicamente, carece de la pegada que nos propone un buen subwoofer. Si esto no representa un problema y podemos prescindir del sonido envolvente real no necesitaremos mejorar el audio de este televisor. Pero si queremos un extremo grave con mucha pegada y sonido envolvente no virtualizado lo ideal será optar por un equipo de audio multicanal dedicado.
TCL EC78: la opinión y nota de Xataka
Este es el primer televisor de TCL que tengo la oportunidad de analizar a fondo, y, aunque no es intachable (ninguno de los que he probado hasta ahora de cualquier otra marca lo es), me ha dejado un sabor de boca muy bueno. Estoy a punto de terminar este artículo y me reafirmo en lo que os he adelantado desde el titular: este es un modelo de gama media que en algunos apartados consigue codearse con los televisores de gama alta de los pesos pesados de este mercado. Y, además, lo hace sin complejos.
Sobresale por su cuidado diseño, esmerado acabado y muy convincente sonido. En estas áreas es sobresaliente
Si lo colocamos frente a otros televisores de su segmento de precio sobresaldrá con claridad por su cuidado diseño, esmerado acabado y muy convincente sonido. Estas son las tres áreas en las que, en mi opinión, es sobresaliente. Su calidad de imagen global es notable, pero hay varias áreas en las que tiene margen de mejora, como la calibración de fábrica o su capacidad máxima de entrega de brillo. Aun así, se mantiene al nivel de los televisores más avanzados de su segmento de precio. Y, además, a muchos de ellos los supera gracias a su capacidad de procesar los formatos de HDR más utilizados actualmente, incluidos Dolby Vision y HDR10+.
En la otra bandeja de la balanza tenemos sus puntos débiles. De dos de ellos acabamos de hablar: el margen de mejora que nos deja la calibración de fábrica y su comedida capacidad de entrega de brillo. Pero a los aficionados a los videojuegos también les interesará tener en cuenta que su panel trabaja a 60 Hz y no a 120 Hz nativos, y también que no implementa ni la frecuencia de actualización variable ni el modo automático de baja latencia, dos prestaciones que sin duda se consolidarán definitivamente cuando lleguen las consolas de nueva generación. Aun así, sus cualidades pesan más que sus carencias, por lo que me parece un candidato que merece la pena tener en cuenta incluso si nuestro presupuesto nos permite ir algo más allá de los 700 euros a los que podemos encontrarlo sin dificultad.
8,8
A favor
- Su diseño y su acabado rivalizan con los de los modelos de gama alta de otras marcas
- Su calidad de imagen global es equiparable a la de los modelos LCD de gama media más avanzados
- Es compatible tanto con contenidos Dolby Vision como HDR10+
- Su latencia de entrada al activar el modo para juegos es reducida
- La barra de sonido Onkyo integrada rinde a buen nivel
En contra
- La calibración de fábrica tiene margen de mejora, especialmente en lo que se refiere a la colorimetría
- El refresco nativo del panel es 60 Hz, lo que lo deja rezagado frente a los de 120 Hz
- No implementa las tecnologías VRR y ALLM, y ambas marcan la diferencia con los juegos
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