Un reciente hallazgo realizado por investigadores de la Universidad Estatal de Michigan (MSU) en la llamada Zona Crítica de la Tierra reveló la existencia de un nuevo filo microbiano, hasta ahora desconocido, que podría desempeñar un papel clave en el proceso natural de purificación del agua.
El estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), identificó a estos microbios como CSP1-3, presentes en profundidades de hasta 21 metros bajo la superficie terrestre.
Uno de los hallazgos centrales de la investigación es que, a medida que el agua subterránea se filtra a través del suelo en su recorrido hacia acuíferos o sistemas de captación humana, entra en contacto con estos microbios.
Los CSP1-3 absorben y metabolizan contaminantes residuales como parte de su proceso de supervivencia, ayudando a limpiar el agua de forma natural. Se alimentan principalmente de carbono y nitrógeno, dos de los elementos que más suelen arrastrarse desde la capa superficial del suelo.
Qué es la Zona Crítica y por qué es importante

Esta zona abarca la delgada franja de la superficie terrestre que se extiende desde la copa de los árboles hasta los acuíferos más profundos, alcanzando hasta 213 metros de profundidad.
Se trata de una región fundamental para el equilibrio del planeta, ya que alberga procesos esenciales como la formación del suelo, el ciclo del agua y el reciclaje de nutrientes. Y es también el entorno donde estos nuevos microbios fueron encontrados.
De hecho, el equipo científico de la investigación recolectó muestras de suelo profundo en sitios ubicados en Iowa (Estados Unidos) y China, y a través de análisis de ADN identificaron que los CSP1-3 están activos en ese ambiente, contribuyendo a procesos biogeoquímicos esenciales.
“Los CSP1-3 actúan como carroñeros microbianos”, explicó James Tiedje, profesor emérito y director del Centro de Ecología Microbiana de MSU. “Tienen una función específica: degradar lo que ha logrado pasar a través de las capas superiores del suelo”.
Una adaptación evolutiva de millones de años

Los análisis genéticos revelaron que los antecesores de este filo microbiano habitaron entornos acuáticos superficiales, como lagos y aguas termales. A lo largo del tiempo, migraron hacia capas más profundas del suelo, donde lograron adaptarse manteniendo una actividad metabólica constante, aunque con ritmos de crecimiento muy lentos.
Esta adaptación ha llamado la atención de los científicos, debido a que demuestra cómo ciertos organismos pueden sobrevivir en condiciones extremas y, a la vez, influir directamente en el estado de los recursos naturales como el agua.
Cultivar estos microbios en laboratorio permitiría analizar su biología con mayor profundidad, entender su metabolismo y explorar posibles aplicaciones en tecnologías de biorremediación, especialmente en zonas donde las fuentes de agua están contaminadas.
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