Este año ha habido unos protagonistas bastante peculiares en el CES Las Vegas. No hablamos de Alexa, que para ser virtual ha tenido bastante presencia en la feria, sino a los dispositivos más peculiares entre los cuales encontrábamos camas y almohadas "inteligentes". ¿Hay también una moda en la tecnología para la mejora del sueño?
Con el auge de los dispositivos móviles, la tecnología había sido apuntada más bien como culpable en lo de quitarnos el sueño, si bien al final lo determinante es el uso que se haga en cada caso. Pero más allá de las típicas apps o wearables que monitorizan el sueño en los últimos meses hemos visto cómo la tecnología se ha ido metiendo más en nuestra cama (para descansar).
Lo que vemos aquí es que se sigue recurriendo al adjetivo smart cuando se habla de un objeto conectado y que en las últimas propuesta se ha querido ir más allá de pulseras o cintas cuantificadoras. El problema: que a veces la monitorización no es suficiente para solucionar un problema y que para los productos más nuevos (y activos más allá del recuento) no hay aún nada que pruebe su efectividad (no han salido al mercado en su mayoría).
Que la cama te caliente los pies y la almohada te cante una nana
Lo que vimos en Las Vegas lo comentamos aquí enumerando lo más llamativo de la feria y más en concreto en Xataka Home, hablando Sleep Number 360, la cama inteligente. Una cama que se conecta a accesorios y a smartphones ideada para adaptarse a nuestra postura, poner alarmas o incluso acabar con los ronquidos ayudándonos a cambiar de posición.
Además de eso, también tiene función para calentarnos los pies, dado que en algunos casos el hecho de que esta parte no entre en calor impide conciliar el sueño o atemperarnos. Eso sí, lo "inteligente" tiene su repercusión en el precio y éste irá desde los 800 y los 7.100 dólares (según el tamaño).
Algo más asequible es Zeeq, la que también veíamos junto a lo más llamativo del CES'17. Una almohada "inteligente" al conectarse al smartphone y que integra altavoces, pudiendo reproducir sonido para ayudarnos a dormir. La veíamos en un vídeo de CNet y también su precio, 249 dólares.
No podía faltar el antifaz inteligente
¿Te pones uno de ésos antifaces para ayudarte a dormir? Eso ya es el pasado, al menos para los creadores de Neuroon, el antifaz "inteligente" que, por supuesto, integra sensores y se conecta a nuestro smartphone (iOS y Android). A éste transfiere la información biométrica que registra (electroencefalograma, pulsioximetría, temperatura, pulso, saturación de oxígeno y movimientos y fases del sueño). Todo ello bajo un material hipoalergénico y por 299 dólares.
Tampoco podía faltar Xiaomi
Xiaomi no iba a ser menos y también tiene su propuesta en este campo. Lo veíamos en Xataka Android el pasado mes de diciembre con Lunar Smart Sleep Sensor, un dispositivo con forma de pastilla de jabón par analizar la calidad del sueño de una manera parecida a la que lo hacen las pulseras inteligentes.
Se sincroniza a los smartphones mediante wifi para mostrar con la app los patrones de sueño con el objetivo de mejorarlos, además de incorporar la tecnología Triple Sound, es decir, que Lunar te da consejos para dormir (en chino). Eso sí, de momento está en su plataforma de micromecenazgo y no sabemos si saldrá de China y en lo que quedaría su bajo coste (unos 9 euros).
Una barrera entre medir y solucionar
Entre todo esto pueden diferenciarse a grandes rasgos dos tipos de dispositivos: los cuantificadores y los que proponen una acción más directa. Para muchos es pronto para determinar si realmente suponen una ayuda o tienen un efecto, pero especialmente de los primeros (que están en el mercado también desde hace más tiempo) no se tienen pruebas certeras de que al final sean per se una solución (y no sólo una fuente de información).
Es decir, podemos obtener porcentajes o tiempos de nuestro "sueño profundo" (fase REM) o "sueño ligero" pero esto no es en sí una ayuda. Y a este respecto el psicólogo Michael Breus aclara en StatNews que falta que haya un respaldo clínico para que sí haya un remedio a los problemas de sueño.
Hay un problema inherente [en la tecnología para el sueño] porque los consumidores tienen todas estas manera de monitorizar el cuerpo, pero los clínicos no dan con la manera de responder todas las cuestiones que esto acarrea.
Algo similar a lo que apuntaba el doctor Gholam Motamedi, neurólogo del hospital universitario MedStar de Georgetown, haciendo referencia también a esta posible barrera.
Puede que estos dispositivos nos den una idea de cómo dormimos, pero no estoy seguro de que los usuarios puedan interpretar directamente los resultados.
Algunas propuestas tratan de diferenciarse en este sentido, como Beddit, un sensor que además de los registros habituales puede detectar signos de apnea, de modo que aconseja la visita a un especialista. De hecho, el ir digitalizando los datos de sueño podría ser de ayuda en el futuro (una especie de base de datos global), pudiendo establecer relaciones entre pautas de sueño y la edad u otras características, como también comentaba Breu.