Habíamos tenido un respiro, pero todo parece indicar que los récords climáticos parecen haber vuelto. El verano no ha hecho más que comenzar, pero los termómetros ya están marcando cifras históricas: el junio que acaba de terminar es, según los datos que tenemos, el junio más caluroso que ha vivido el continente europeo desde que tenemos registros.
Jean-Noël Thépaut, director del Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S), explicaba que “aunque las temperaturas locales pueden haber sido más bajas o más altas que las pronosticadas, nuestros datos muestran que las temperaturas en la región suroeste de Europa durante la última semana de junio fueron inusualmente altas". Para hacernos una idea, las temperaturas medias de ese mes estuvieron 2º por encima de lo normal, catapultándolo a la cabeza del ránking.
Un junio muy caliente
La ola de calor de final de mes ha tenido mucho que ver con estas cifras históricas porque, aunque no fue tan persistente como la del año pasado, fue acompañada por unas temperaturas inusualmente altas en el este de Europa. Eso ha hecho que el mes se situara alrededor de 1ºC por encima del récord anterior, el junio de 1999.
Los datos de Copernicus apuntan, de igual manera, a que este junio fue también el junio más caluroso en toda la Tierra desde que tenemos registros. Pero aquí la diferencia es muy pequeña (0.1°C con respecto a junio de 2016, el anterior récord) y es aconsejable esperar a los datos consolidados de las distintas agencias que se encargan de a monitorización climática antes de afirmarlo con rotundidad.
¿Crónica de un calor más que anunciado?
Es es la pregunta del millón, la relación de todo esto con el cambio climático. Jean-Noël Thépaut lo tenía claro, "aunque estas temperaturas han sido excepcionalmente altas, es probable que veamos más de estos eventos en el futuro debido al cambio climático". Sin embargo, como sabemos, la relación de este tipo de fenómenos con el cambio climático es más elusiva de lo que nos gustaría. Clara, sí; pero muchas veces contraintuitiva
El consenso entre los climatólogos es que, efectivamente, la subida global de temperaturas está haciendo el clima no solo más caluroso, sino también más variable. Eso, en definitiva, nos sitúa en un escenario en el que los eventos extremos (ya sean olas de frío o de calor) se harán más frecuentes.
¿Qué significa esto? Si nos fijamos en el gráfico superior, podemos ver qué los picos en la temperatura del continente en junio han sido relativamente frecuentes durante los últimos 150 años. años como 1901, 1917 o 1999 lo demuestran. Lo que veremos a partir de ahora es que estos picos (y sus némesis) serán más comunes.
En este sentido, la Agencia Estatal de Meteorología publicó esta semana un informe que analizaba la ola de calor en el contexto de cambio climático. Según este informe no solo "la frecuencia de episodios cálidos o extremadamente cálidos ha aumentado en las últimas cuatro décadas" sino que, la frecuencia está siendo "diez veces superior en las dos primeras décadas del siglo XXI que en la década de los ochenta y noventa del siglo XX".