A las cámaras compactas las está matando el teléfono móvil, no lo digo yo, ni quiero comparar las capacidades y utilidad de los diferentes gadgets: se ve claramente en una gráfica que ha preparado el fotógrafo Sven Skafisk. Bebe de los datos de la CIPA - junto a Gartner -, desde 1933 hasta el año pasado.
¿Qué es la CIPA? La asociación internacional que tiene la industria para promover el desarrollo y producción de los sistemas de imagen, vigilando la buena competencia. Vamos, que los datos son los que son, ya que casi todas cámaras y gadgets relacionados con sensores salen de sus miembros, que dicho sea de paso, son en mayoría japoneses.
Es muy interesante, tenemos un periodo tan amplio que podemos ver la vida de la fotografía de consumo, en la que claramente las cámaras analógicas reinaron más tiempo, pero no por ello vendieron más unidades de forma anual. La explosión de la tecnología digital a finales del los noventa nos deja un nuevo panorama en el que se juntaban compactas, DSLR y smartphones.
Poco tiempo después llegaron las “sin espejo”, en un momento en el que las cámaras no podían ya frenar la lucha contra los teléfonos móviles con cámara. Repito, con este artículo no intento defender la calidad de ningún aparato por encima de otro, solo ofrecer pruebas de dos cosas: el obvio crecimiento de las ventas de los teléfonos, y la caída de las cámaras.
La producción de las cámaras, de todo tipo, cayó un 35% en 2016. Los objetivos cayeron en un 12%
La pérdida de interés por las cámaras no se puede decir que sea igual en todos los niveles. Con la llegada de la tecnología digital las compactas crecieron de forma muy importante, teniendo su cúspide en 2011. A partir de ahí empezaron a caer las ventas hasta llegar a un punto en el que se asemejan a las que pueden tener equipos DSLR, que son gadget bastante más caros.
La diferencia entre las ventas de teléfonos y el resto de cámaras es tan grande que la gráfica es bastante difícil de representar en el formato de nuestra web. Por esto la he dejado para el final, allí no molestará al resto de la lectura. Arriba tenéis una gráfica cortada, al final del artículo, la completa.
Las mirrorless no han salvado el mercado
En 2016 se vendieron 1.500 millones de teléfonos, muy pocos hay que se olviden de llevar cámara
En cuanto a las cámaras DSLR y las mirrorless, la cosa parece menos dolorosa, aunque está estancada: las “sin espejo” se mueven en una producción aproximada de 3 millones de unidades por cada uno de los últimos cuatro años, mientras que las grandotas han ido perdiendo fuelle, pasando de 13 a 8,2 millones de unidades en ese mismo periodo.
De las mirrorless se esperaba mucho más, llegaron con la promesa de que acabarían con las DSLR y gracias a su tamaño más compacto, atraerían a nuevo público. Es una realidad que hay grandes productos en este segmento, pero no han conseguido salvar el mercado.
La fotografía es más popular que nunca, pero las cámaras como tal cada vez se venden menos: el 98,4% de las ventas en 2016 corresponden con smartpthones, el 0,8% son compactas, el 0,5% cámaras DSLR, y el 0,2% mirrorless. Con todas estos datos en la mano no puede uno sorprenderse por el estado de compañías como Nikon, y la decisión de pasar de las compactas.
Otro de los puntos llamativos que se sacan de estos estudios es que las cámaras “grandes” solo interesan a la gente mayor - entre 40 y 60 años -, que son los que tienen el dinero y la historia de haber estado trabajando con cámaras mucho tiempo. A la gente joven le sobra con las infinitas posibilidades que les ofrece el smartphone, que siempre llevan encima.
¿Dónde está la segunda mano?
Los datos que comparte la CIPA tratan dispositivos con cámara que se venden de primera mano, pero no hay por ningún lado información sobre la segunda mano. Tenemos que ser conscientes que el mercado de segunda mano de las cámaras de gama medio-alta es especialmente potente: lentes y cámaras siguen teniendo más vida en manos de nuevos usuarios.
No nos engañemos, la fotografía está más viva que nunca, pero ha cambiado el instrumento
Tenemos otro factor a introducir, y es algo que nos puede sonar a la excusa que le ponemos a las tablets y ordenadores cuando se venden menos: ¿qué necesidad hay de cambiar? Bastante poca, quien se compra una cámara - en los diferentes niveles posibles - puede estar mucho tiempo satisfecho con la calidad que le ofrecen.
El futuro habla de cámaras compactas desaparecidas, cada vez más smartphones que hacen mejores fotos. Obviamente siempre habrá gente interesada por cámaras mejores - prosumers o profesionales -, con las capacidades especiales que le otorgan sensores más grandes, especificaciones especiales, objetivos y otros accesorios.
Sean cámaras o sean móviles, la que parece encantada con la situación es Sony, que crea sensores de todo tipo y forma, podemos decir que lidera la tecnología y hace dependientes al resto. Lo prometido, la gráfica de Sven Skafisk a tamaño completo:
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