Investigadores chinos han alcanzado un hito en el campo de la propulsión aeroespacial con el desarrollo de un motor sin precedentes.
Este "revolucionario" motor -¿vieron lo que hice ahí?- podría impulsar a los aviones a altitudes estratosféricas y velocidades vertiginosas, que permitirían, en teoría, darle la vuelta al mundo en menos de dos horas.
Incidentalmente, también podrían poner un misil en cualquier lugar del mundo en alrededor de una hora.
Según los científicos que lideran la investigación, este innovador motor de detonación ofrece una solución de energía sin igual para la aviación espacial. Con la capacidad teórica de elevar una aeronave desde una pista hasta más de 30 km en la estratosfera y acelerarla continuamente a lo que se cree podría ser hasta 16 veces la velocidad del sonido, este avance promete revolucionar los viajes intercontinentales.
Lo más notable de este motor es su versatilidad. Funciona en dos modos distintos: por debajo de la velocidad de Mach 7, opera como un motor de detonación giratorio continuo en el que el aire exterior se mezcla con el combustible y se enciende, generando una poderosa onda de choque que impulsa la aeronave hacia adelante de manera constante y eficiente.
Pero por encima de Mach 7, el motor cambia a un formato de detonación oblicua casi en línea recta. La onda de choque se concentra en una plataforma circular en la parte trasera del motor, manteniendo el empuje a través de una acción precisa y directa. Esta transición fluida entre modos garantiza un rendimiento óptimo en una amplia gama de velocidades.
Aunque los científicos no han revelado la eficiencia exacta del motor (no sabemos con exactitud las hipotéticas velocidades máximas que alcanzaría una aeronave que lo use), estimaciones previas sugieren que su capacidad para convertir la energía química en energía cinética podría superar de lejos a los motores convencionales de hoy.
En un contexto de creciente competencia entre naciones, China avanza con este desarrollo hacia su meta de consolidar su posición como líder en la carrera por la supremacía hipersónica.