Tras confirmar el registro de una señal sísmica continua que podría estar relacionada con una emisión de ceniza, el Servicio Geológico Colombiano (SGC) emitió un boletín extraordinario advirtiendo sobre un incremento en la actividad del volcán Puracé, ubicado en el departamento del Cauca.
De momento, la alerta emitida por el organismo se mantiene en alerta amarilla, lo que indica que puede presentar fenómenos como emisiones esporádicas de ceniza, pequeñas explosiones en el cráter, anomalías térmicas de baja energía, ruidos y sismos perceptibles.
La dispersión de la ceniza dependerá de factores como la dirección del viento y las condiciones atmosféricas. Y por ahora el SGC recomienda a la población y a las autoridades locales mantenerse informados a través de los comunicados oficiales y seguir las instrucciones de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD).
Cómo monitorear la actividad del volcán

El SGC ofrece herramientas para monitorear la actividad volcánica en Colombia a través de su página web oficial, específicamente en la sección de monitoreo volcánico, donde se pueden consultar reportes técnicos, mapas de amenaza, imágenes de las cámaras instaladas en las inmediaciones del volcán y datos sobre sismicidad en tiempo real.
Esto aplica tanto para volcán Puracé como para los demás volcanes registrados por el Servicio Geológico Colombiano. Asimismo, la entidad emite alertas a través de redes sociales y aplicaciones de emergencia.
Características del volcán Puracé

Según la información oficial, el volcán Puracé se encuentra a 26 km al sureste de Popayán y forma parte de la Cadena Volcánica de Los Coconucos, conformada por 15 centros eruptivos. Su estructura es la de un cono truncado con dos cráteres concéntricos de 500 y 900 metros de diámetro.
La actividad fumarólica de este coloso se localiza en el interior del cráter y en una grieta que atraviesa el fondo, además de un campo fumarólico en el flanco norte conocido como "Fumarola Lateral".
Desde 1986, el volcán es monitoreado de manera continua y, a partir de 2007, se amplió la red de vigilancia, que actualmente cuenta con 32 estaciones equipadas con 65 sensores. Estos dispositivos permiten registrar datos sobre sismicidad, deformación de la superficie, emisiones de gases, temperatura, ondas acústicas y otros parámetros que ayudan a predecir posibles cambios en su actividad.
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