Sería fácil reducir la importancia de La Otra Forma, el largometraje animado colombiano que se estrenó esta semana en salas de cine de Bogotá, Medellín, Cali y otras ciudades del país. Más de 60.000 dibujos individuales y 400 escenarios. Un equipo de más de 100 personas. Tres años de producción y 2 mil millones de pesos de presupuesto. Ah… y muchos premios internacionales.
Pero también sería incompleto, porque para entender lo que representa esta película hay que analizarla, apropiadamente, de otra forma, porque su estreno no es menos que un cambio tectónico en el paisaje no solo de la animación, sino del cine, en Colombia.
La historia sigue a Pedro Prensa, un joven que desea encajar en el molde -en este caso, el muy literal molde- que le ha impuesto la sociedad para ascender a una vida mejor. La propuesta visual es diferente a cualquier aventura animada producida en nuestro país y está al servicio de un lenguaje narrativo tan potente que hizo innecesarios los diálogos.
Mientras sus personajes se asoman a las pantallas rectangulares de los cines del país, Diego Felipe Guzmán, el director de esta locura cuadrangular, habló con Xataka Colombia de la odisea que fue darle forma -¿vieron lo que hice ahí?- a un sueño que es a veces distopía y a veces crítica social, pero que en todo momento es también sátira deliciosamente colombiana.
¿Por qué toman la decisión de convertir este proyecto en un largometraje y multiplicar el grado de costo, tiempo, exigencia y sacrificio que implicó llevarlo a cabo?
“Justamente por eso mismo, por la idea de que en Colombia necesitamos más largometrajes estrenándose más seguido. Pero también porque este fue un proyecto que fue creciendo de la nada y en el que fuimos dándole forma a un mundo completamente fantástico, creado desde cero, y en un momento nos dimos cuenta de que teníamos un concepto interesante y que los personajes necesitaban todo este arco, necesitaban demorarse en despertar. Y como,, además queríamos abarcar diferentes puntos de vista de la cuadratización, se nos agrandó un montón y terminamos diciendo: sí, necesitamos un largometraje”.
El simbolismo social es impactante, pero mucho más aún por estar en un empaque animado… y de ciencia ficción…
Sí, no estamos acostumbrados a largometrajes nacionales en animación y tampoco estamos acostumbrados a ver ciencia ficción colombiana, y esto es ciencia ficción a la colombiana. Así que sí, es una apuesta arriesgada porque es una crítica social al mundo en que vivimos, un mundo que nos bombardea con modas, con tendencias, con cosas que tenemos que ser y cosas que tenemos qué pensar. Todo eso lo está representando el cuadrado y a partir de eso surge la idea de que toda la gente quiere volverse cuadrada y la idea de que nuestro protagonista sienta que no encaja, aunque quiere encajar.
Y como no era suficientemente retador, encima deciden hacerlo sin utilizar diálogos…
Sí, además. Es que también somos masoquistas. La estética que estamos manejando es muy compleja y muy difícil de concretar, en el sentido en que necesitamos mucha anatomía aplicada en los personajes, los fondos son prácticamente pinturas… y además de eso decidimos que las acciones se contara desde las acciones, desde el sonido y desde la música. Fue algo premeditado, porque nos sobraban las palabras.
Hablemos de la producción, de lo que implicó en equipo humano y recurso tecnológico…
En la casa productora de Hierroanimación fuimos más de cien personas, si contamos todos los campos: los dibujantes y los coloristas, los cineastas, los editores, pero también los responsables de sonido y de música. Todos enfocados, convergiendo en una sola meta.
Y ya en lo técnico no usamos nada fuera de lo común: la suite de Adobe nos sirvió: para los fondos utilizamos Photoshop, para edición utilizamos Premiere y para la composición digital utilizamos After Effects. Lo normal. En el sonido se usó ProTools y la animación la hicimos con Toon Boom que produce el que es quizás el programa más universal para hacer animación.
¿Qué representa para usted ver la película exhibiéndose en cines?
Es como la culminación de una lucha muy, muy difícil. Nos tocó pelear mucho para que la película llegara aquí, porque -literal- es una película que obliga a pensar fuera de la cuadrícula y eso pasó también en la vida real: que hubo mucha gente que necesitábamos que pensara fuera de la cuadrícula para que aceptara esta película. Pero ha tenido una buena recepción internacional, en festivales muy importantes. También ayudó que haya ganado premios afuera y se dieron cuenta de que era importante tenerla en cines en su país de origen.
Y después, asumo, pasará a streaming…
La idea es que después de las salas de cine, en unos dos o tres meses, llegue a RTVCPlay,que fue patrocinadora de la película. Por ahora, seguimos en ruta de festivales y vamos a estar en Brasil, en España y en Portugal. La idea de hacer esto es que todo el mundo la vea.
De verdad, con solo verla, uno se da cuenta de que está ante un producto disruptivo. A riesgo de ser simplista, ¿cuál es el truco?
El truco es no rendirse, es decir: ‘nos pusimos esta meta, alta, difícil, pero hagámosle con berraquera. También, claro, hay que tener suerte, hay que tener en el equipo a gente que se apasiona por la película y le mete ese plus porque quieren que se vea increíble. Y, claro, mucho esfuerzo, muchas horas de trasnocho, mucho sudor y lágrimas. Pero ahora verla, como que te devuelve todo ese sufrimiento de una manera muy gratificante, como que ya te da las gracias.
La otra forma, y producida por Hierroanimación y Smith & Smith, llegó a salas de cine el jueves 30 de marzo.