En medio de la polémica por lo que sería una inversión que ronda los 3.150 millones de dólares, el gobierno colombiano anunció que “preseleccionó” una oferta francesa para adquirir hasta 16 aviones de combate Rafale, fabricados por Dassault Aviation.
El Rafale, un caza polivalente (que puede ser usado como caza y como avión de ataque a tierra) de 4,5ª generación, entraría a reemplazar al Kfir, de fabricación israelí, que ha integrado la flota aérea de Colombia desde fines de la década de los 80.
La necesidad de renovar los Kfir, bien entrados en su periodo de obsolescencia a sus casi 40 años, no parece estar en duda. Como cazas de segunda generación, nunca fueron pensados para el combate aéreo. En cambio, aviones de cuarta generación como el Rafale nacieron para hacer frente a una nueva era de desafíos en vigilancia aérea, defensa del territorio y combate al crimen organizado.
Pero la oferta francesa no era la única sobre la mesa. Es por eso que cabe preguntarse si el Rafale es realmente superior al F16 que Colombia consideró comprarle a Estados Unidos. Probado en batalla, el F16 fue el primer avión de combate construido específicamente para realizar maniobras de 9 g y no solo es uno de los cazas polivalentes más vendidos sino que se ha forjado una reputación como el fighter más importante de Occidente, usado en más de una veintena de países.
Para eso se hace necesario ir a examinar sus especificaciones.
El ‘caballo de batalla’
La producción del F16 dio inicio en 1973, en las instalaciones de General Dynamics, en los Estados Unidos, pero no entró en servicio activo hasta 1978. Se han construido unas 4.600 unidades, de las que más 3.000 todavía están en servicio. Aunque habla de su probada capacidad a lo largo de los años, justamente por ese motivo muchos de sus críticos lo consideran avejentado y pasado de moda.
Su velocidad máxima es de 2.400 km por hora. Su diseño de ala delta está intencionalmente pensado para hacerlo algo inestable. Esto quiere decir que la nave permanentemente está tratando de desviarse y solo se mantiene en curso por una multitud de decisiones tomadas cada milisegundo por la computadora de control de vuelo. Eso lo hace, en caso de necesidad, extremadamente ágil y maniobrable.
La ‘ráfaga’ voladora
El Rafale espera vencer la agilidad del F16 con versatilidad y desempeño. En otras palabras, ofrece a las fuerzas aéreas de países medianos y pequeños llevar a cabo la más amplia gama de funciones con el menor número de aeronaves.
Según su fabricante, el Rafale está pensado para tareas de reacción inmediata, defensa aérea, misiones de ataque profundo, apoyo aéreo para fuerzas terrestres y misiones de reconocimiento, entre otras. Para Colombia, una hora de operación de un Rafale costaría un 30% menos que una en los envejecidos Kfir.
A diferencia del F16, que es un monojet, el caza francés es un avión de combate bijet con una velocidad máxima de 2.222 km por hora. Una particularidad es su tasa de giro máximo instantáneo de 30 grados por segundo, que supera los 26 grados por segundo del F16 y pasa de lejos los 19 grados por segundo del Kfir.