Ayer empezaron las maniobras de aproximación y hace unas horas, por fin, la sonda Hayabusa 2 ha tomado tierra en Ryugu, un asteroide que ya conocemos en cierto modo pero que se explorará más profundamente. Y nunca mejor dicho, porque la misión incluye detonaciones para poder tomar muestras del mismo.
De hecho, Japón ya aterrizó un par de sondas anteriormente en Ryugu, con lo cual ya supimos la dificultad que entraña no sólo aproximarse a éste, sino posarse y desplazarse sobre él debido a su superficie, la cual de hecho resultó ser distinto a lo esperado como la propia JAXA comunicó. Pero lo dicho, aunque el asteroide es "un viejo conocido", es la primera vez que se tomarán muestras, teniendo gran interés al esperar encontrar material orgánico.
Un touchdown tan especial como espacial
La sonda Hayabusa 2 despegaba a finales de 2014 del Centro Espacial de Tanegashima, Japón, con dirección a Ryugu. El viaje hasta el asteroide ha durado casi cuatro años, llegando el pasado 27 de junio a su órbita y enviando ya dos pequeños artefactos al asteroide el 21 de septiembre, pero no fue hasta hoy 22 de febrero cuando la sonda logró aterrizar en el asteroide, tras retrasarse las maniobras que estaban previstas para octubre.
[release] Hayabusa2 Latest Status, the Successful First Touchdown https://t.co/90Lpns6unB pic.twitter.com/zkU3rjUJOa
— JAXA Web (@JAXA_en) 22 de febrero de 2019
Ryugu fue descubierto en 1999 asignándosele el nombre en código 1999 JU3, pero posteriormente fue bautizado en honor al palacio submarino Ryūgū-jō de Ryūjin, el dios dragón del mar según una leyenda japonesa que explica que un pescador fue recompensado con una visita al palacio y trajo una caja con un secreto. Eso pasará con Hayabusa ("halcón peregrino" en japonés), trayéndose a la Tierra un tesoro en forma de muestras de Ryugu.
¿Qué pasa con este asteroide y por qué es interesante? Por egocentrismo, más o menos, porque los asteroides pueden contarnos más sobre el origen de nuestro planeta y del sistema solar, pudiendo darnos pistas de cómo eran los estadios preliminares de nuestro vecindario galáctico hace unos 4.500 millones de años.
Como explican en el New York Times, Ryugu es un asteroide carbónico o tipo espectral Cg (según la clasificación SMASSII), lo cual significa que se compone de moléculas orgánicas, pudiendo incluir incluso aminoácidos (los "ladrillos" de las proteínas).
¿Qué implica que los asteroides contengan moléculas orgánicas como aminoácidos? Que alimenta la teoría de que el origen de la vida en la Tierra sea extraterrestre (al menos en parte), de modo que estas moléculas llegasen a nuestro planeta con impactos de rocas espaciales.
Compartiendo rocas con la NASA
Quizás os suene lo de la toma de muestras de un asteroide porque no es la primera misión de esta naturaleza. De hecho, aquí hablamos hace un mes de OSIRIS-REX, la sonda que llegaba al asteroide Bennu, otra roca rica en carbono y moléculas orgánicas.
OSIRIS no traerá muestras de Bennu hasta 2023, si nada retrasa los planes, pero la idea es que la JAXA y la NASA unan esfuerzos y conocimientos y que haya un intercambio de materiales recogidos. De este modo, podrán estudiarse las coincidencias y diferencias entre las rocas de uno y otro asteroide, complementando sendas investigaciones y al final iluminándonos algo más sobre lo que nos rodea y nos rodeó.
Para recoger las muestras, Hayabusa 2 detonará una serie de cargas de modo que se cree un crater artificial, recogiendo los pequeños fragmentos que se produzcan en esta explosión. Como cuentan en Microsiervos, el área en la que se llevará a cabo esta toma de muestras es L08-E1, cerca del ecuador del asteroide y entre los cráteres Kintaro y Brabo.
Hayabusa 2 dispone de varios compartimentos su contenedor para muestras, de modo que la idea es que haya al menos otras dos recogidas de muestras. Mientras tanto, podemos seguir el estado de la misión viendo las imágenes que se envían o viendo el estado de los sistemas de la propia sonda directamente.
Imagen | JAXA / Akihiro Ikeshita