Hace más de 40 años Apple lanzó uno de los productos más ambiciosos y también más desastrosos de su historia, el Apple Lisa, un ordenador que llevaba el nombre de la hija de Steve Jobs, fundador de la compañía, y que fue presentado en 1983 en medio de grandes expectativas por las innovaciones que incorporaba, las mismas que terminarían convirtiéndolo en un rotundo fracaso comercial para la manzana mordida.
Sin embargo, lo que muchos no saben es que de esta situación surgió una historia curiosa que involucra acuerdos de compra inusuales con terceros, disputas legales y un triste final para miles de estas unidades en un basurero de Utah, EEUU.
Es importante destacar que Apple Lisa fue uno de los primeros ordenadores personales en incorporar una interfaz gráfica y un ratón, lo que lo hacía revolucionario para su tiempo, sin embargo, el ordenador tenía un gran problema debido a su diseño compacto que no proporcionaba una ventilación adecuada.
Esta situación comenzó a causar sobrecalentamientos constantes, fallos y reinicios inesperados que provocaron devoluciones y rechazo de los usuarios al sistema que de por sí ya enfrentaba una barrera de entrada por su elevado precio de 10.000 dólares. De hecho, la computadora solo sobrevivió apenas dos años de su lanzamiento y se abandonó en 1985.
Cómo miles de unidades terminaron en manos de un tercero
Según un reportaje del medio especializado The Verge, Bob Cook, quien era presidente de la empresa minorista Sun Remarketing, vio una oportunidad de oro al notar que las primeras generaciones de ordenadores personales que se estaban volviendo obsoletos a mediados de los años 80 podían ser comprados a un precio competitivo para luego ser distribuirlos por su cuenta.
Y lo notó justamente cuando Apple enfrentaba una competencia feroz de IBM y las directivas de la compañía se encontraban con miles de unidades de Lisa acumuladas en sus bodegas sin saber qué hacer con ellas.
De hecho, según aseguró el mismo Cook, gracias a esto logró hacer tratos únicos con la manzana mordida para comprar directamente el inventario viejo del que se quería deshacer la tecnológica, al inicio con 3.500 ordenadores Apple III en 1985 y luego los últimos 7.000 Lisas un año después.
Pero su objetivo no solamente era revender las computadoras, sino que había estado tratando de mejorarlas, Cook incluso afirma que invirtió más de 200.000 dólares en investigación y desarrollo para renovar el ordenador que luego bautizó como Lisa Professional.
Por qué el acuerdo llegó a su fin
Aunque el acuerdo funcionaba bien, con Bob Cook vendiendo las unidades mejoradas como revendedor autorizado, todo cambió en 1989, cuando una Apple liderada por Steve Jobs decidió enterrar abruptamente el legado el Lisa para centrarse en el prometedor Macintosh, la piedra angular de la hoy muy popular línea de ordenadores Mac.
Es por ello que la compañía de la manzana mordida exigió la devolución de todos los dispositivos que aún estaban en posesión de Sun Remarketing, en una disputa legal que según The Verge involucró “sabotaje, matones a sueldo y la enorme influencia de Jobs”.
Cook, finalmente terminaría cediendo ante el equipo legal de Apple a pesar de no entender qué había hecho mal, mientras que permitir la comercialización de dispositivos defectuosos por terceros no encajaría más con la imagen de la marca que convirtió el control de calidad estricto y la exclusividad, en un sello que le permitió posicionarse como una gigante tecnológica de relevancia mundial.
Además, la manzana mordida no solo exigió la devolución de los equipos, sino que también se aseguró de que no quedara rastro de ellos después de que camión pagado por la compañía llegó a las puertas de Sun Remarketing en Utah para recoger todas las unidades de Lisa.
Desde allí, los ordenadores fueron llevados de forma casi anónima a un vertedero en Logan, Utah, donde fueron incinerados, triturados y enterrados, acabando para siempre con lo que quedaba de uno de los mayores fracasos de Apple.
Crédito imágenes / Computer History Museum , Science Museum Group
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