Es como una regla no escrita. Buscas un portátil y lo normal es que haya un montón de especificaciones que cambian: pantalla, resolución, capacidad y tipo de almacenamiento, procesador, gráfica dedicada (si la tienen), y otros componentes y aspectos que ofrecen diferentes alternativas a los usuarios.
Hay no obstante una característica que parece repetirse una y otra vez en todos ellos: los 8 GB de RAM se han convertido en la norma de un segmento en el que pasar a cantidades mayores como 16 GB es algo raro y que puede salir muy caro. Afortunadamente los precios de las memorias RAM no han parado de bajar en los últimos tiempos, y eso empieza a notarse por fin en un segmento que necesita una vuelta de tuerca en este aspecto.
Algunas cosas (como los 8 GB de RAM) parecen no cambiar nunca
Un vistazo a la propia hemeroteca de Xataka permite comprobar cómo desde hace años la mayoría de portátiles ya contaban con esos 8 GB de memoria con bastante frecuencia. En este Cazando Gangas de abril de 2016 hablábamos de un par de equipos de MSI y de Lenovo que tenían esa configuración.
Lo mismo ocurría algún tiempo después, en julio de 2017, donde en el Prime Day recomendábamos un equipo de ASUS y otro de Lenovo con esa cantidad de memoria RAM.
Uno esperaría que las ofertas habrían cambiado a estas alturas, pero no lo han hecho. En nuestro último Cazando Gangas había desde luego equipos ya armados con 16 y hasta 32 GB (póngame dos, por favor), pero casi siempre solo si superábamos la barrera de los 1.000 euros.
Cierto que había alguna excepción, pero una vez más parece como si contar con 16 GB de memoria RAM fuera una opción de equipos de gama alta cuando los precios ya no son los que eran. Como veremos a continuación lo de los precios de los módulos de memoria es casi como una montaña rusa, pero es que esa montaña rusa está ahora cayendo. Eso debería hacer mucho más fácil contar con portátiles asequibles con 16 GB de RAM... y afortunadamente comienza a hacerlo.
Precios locos en un segmento titubeante
Comprar memoria RAM a principios de 2016 era una bicoca. Los precios de la memoria DDR4 estaban en mínimos históricos, y según un estudio conjunto de Gamers Nexus y de PCPartPicker, que hace un seguimiento de la evolución de los precios de diversos componentes, un par de módulos de 4 GB de DDR4-2133 salía por unos 40 dólares.
A principios de 2018 ese precio (de media) era casi del triple. El análisis de Gamers Nexus revelaba que el limitado número de fabricantes y la altísima demanda del mercado de chisps DRAM —no ya solo para portátiles, sino para móviles— provocó una subida de precios espectacular.
La consolidación de los fabricantes ha ido reduciendo el mercado a un grupo de empresas que ha permitido que básicamente las que se repartan el pastel actualmente sean Samsung, SK Hynix y Micron. Y que unos pocos controlen el mercado ha llevado a que se produzcan situaciones preocupantes.
Por ejemplo, la de las investigaciones sobre potenciales delitos de fijación de precios que acabaron por ejemplo con Samsung pagando una multa de 300 millones de dólares en 2005 y otra de 110 millones en 2014.
Esas acusaciones volvieron a aparecer en junio de 2018 en un mercado que se ha convertido en todo un filón para quienes lo dominan.
Aquellas subidas se detuvieron durante 2018, y desde entonces la caída de precios ha sido sensible. No tan espectacular como lo fue su subida —que la DDR4 costara lo mismo en 2018 que cuando empezó a venderse a mediados de 2014 era de traca—, pero sí lo suficiente como para hacer que nos preguntemos por qué seguimos anclados en ese estándar de facto que hace que muchos portátiles del mercado cuenten con 8 GB de RAM.
De hecho la situación es mucho más evidente en el mercado de los PCs: hoy en día es fácil encontrar precios realmente económicos en este sentido, y 16 GB de memoria DDR4-2400 rondan los 60 euros. Mmontarse un equipo de sobremesa con esta cantidad de memoria es mucho más sencillo (y barato) a menudo que lograr algo similar en el mundo de los portátiles.
Los fabricantes no ayudan demasiado
Hay otro factor clave en la situación que estamos viviendo: los fabricantes de equipos portátiles cada vez dejan menos libertad al usuario a la hora de meterle mano a estos equipos. Estamos viviendo una situación en la que resulta que estamos luchando por nuestro derecho a reparar nuestros dispositivos, algo que probablemente nos hubiera hecho reír hace unos años.
La situación se ha contagiado del mercado de los móviles —qué tiempos aquellos de las baterías reemplazables, ¿eh?— y ahora los fabricantes dejan pocos resquicios a posibles expansiones futuras. En los últimos tiempos hemos visto como algunos sí permiten por ejemplo acceso a la ranura M.2 para poder cambiar o ampliar la unidad SSD, pero las cosas son especialmente difíciles en otros apartados.
La memoria es uno de ellos. Hace tiempo que la tendencia entre los fabricantes es la de soldar la memoria —al igual que otros componentes— directamente en la placa base, algo que permite acotar los costes de fabricación y probablemente mejora la calidad del proceso, pero que tiene como consecuencia la imposibilidad de ampliar este apartado a posteriori. Si te compras un portátil con 8 GB, eso probablemente será lo que tendrás durante toda la vida útil del producto.
Hay excepciones, claro. El Dell XPS 15, el Alienware Area 51m o el Lenovo Legion Y740 son algunos ejemplos recientes de portátiles en los que podremos ampliar tanto memoria RAM como almacenamiento vía unidades SSD. Y sin embargo, la tendencia a encontrar equipos con la memoria RAM soldada en placa es evidente.
La opción de soldar la RAM no solo plantea a los fabricantes un proceso de fabricación más automatizado y que ahorra costes, sino que además hace que permite a las marcas controlar mejor sus gamas de producto.
Afortunadamente muchas de estas marcas ofrecen una versión de 8 GB y otra de 16 GB que suele además contar con alguna mejora adicional (más capacidad de la unidad SSD, por ejemplo). El HP Pavilion 14 de 8 GB y 256 GB cuesta actualmente 999,99 euros en Amazon. La versión con 16 GB de RAM y 512 GB cuesta 1.099,99 euros en Amazon.
La diferencia de 100 euros parece compensar en este caso, y algo parecido ocurre con este Lenovo Ideapad 330: con 8 GB de RAM y 1 TB de HDD y 128 GB de SSD cuesta cuesta 819,99 euros en Amazon, mientras que la versión con 16 GB de RAM, 1 TB de HDD y 256 GB de SSD cuesta 899,99 euros en Amazon.
Las ofertas empiezan a ser interesantes, y desde luego si tuviera que elegir entre esas opciones optaría por unas ediciones con 16 GB de RAM que darán más margen de maniobra en todo tipo de soluciones.
Espera, igual no necesito más de 8 GB (o sí)
Bill Gates dijo —aunque luego se desdijera— aquello que "640 KB de memoria eran suficientes para cualquiera". Era 1977, así que ciertamente era difícil pensar que nadie fuera a necesitar mucho más a medio plazo. Pero claro, las cosas cambiaron de forma extraordinaria en el mundo de la informática, y hoy en día la cantidad de memoria recomendada es mucho mayor.
No hay de hecho una cifra oficial, pero los 8 GB de muchos portátiles se han convertido en el estándar de facto. Es también una cantidad habitual en equipos de sobremesa, y verla incluso en móviles resulta ya algo casi habitual.
¿Podemos seguir trabajando con 8 GB? Por supuesto: es ciertamente una cantidad decente para trabajar y jugar sin problemas en muchos escenarios, pero las nuevas exigencias de los sitios web, las aplicaciones y los juegos hacen que todas ellas sean más glotonas en este apartado.
Ya lo explicamos en el pasado: tener más memoria ayuda a que todo aquello que ejecutamos en el ordenador pueda usar esa memoria, que es muchísimo más rápida en accesos de lectura y escritura que el más rápido de la sunidades SSD del mercado. Un módulo DDR4-3200 puede alcanzar picos de 25,6 GB/s, mientras que las unidades SSD PCIe 4.0 más recientes alcanzan aproximadamente 5 GB/s. Nada desdeñable, pero aún así muy lejos de las memorias RAM convencionales.
Si los programas o los juegos no tienen suficiente memoria RAM se hace uso del swapping a disco -con el archivo de paginación en Windows- que permite usar una unidad de almacenamiento (HDD o, preferiblemente, una buena unidad SSD) como ayudante de la memoria RAM, almacenando allí esas porciones que se desalojan de memoria principal para "hacer sitio" a quien la necesita con mayor urgencia. Así pues al tener más memoria reducimos ese riesgo y permitimos que siempre andemos sobrados de memoria RAM.
De hecho desde hace tiempo los expertos recomiendan 16 GB de memoria para aquellos usuarios que exigen más de sus equipos, tanto en productividad y navegación web —recordemos que Firefox o Chrome consumen RAM como si no hubiera mañana— como en streaming de contenidos y por supuesto en juegos exigentes que por su realismo visual generen una carga especialmente alta en este sentido.
Lo cierto es que en este aspecto la realidad es clara: cuanta más memoria RAM, mejor. Los fabricantes siguen pareciendo querer transmitir la idea de que la oferta está dominada completamente por los equipos de 8 GB, pero yo que vosotros rebuscaría un poco: los equipos con 16 GB afortunadamente empiezan a estar disponibles a precios interesantes, y puede que poco a poco se conviertan (por fin) en la nueva norma del mercado. Ojalá que sí.