Nos estamos volviendo perezosos en muchos escenarios en los que la tecnología hace el trabajo por nosotros, y uno de los mejores ejemplos es el de cómo nos dejamos llevar por los navegadores GPS mientras conducimos.
Un grupo de investigadores del University College London (UCL) han estudiado precisamente la actividad cerebral de un grupo de voluntarios cuando "navegaban" virtualmente por la zona del SoHo londinense. Al hacerlo con o sin la ayuda de un sistema de navegación GPS quedaba patente que conducir con el GPS no ayuda precisamente a desarrollar nuestra capacidad mental.
Menos estrés, pero no entrenamos el músculo gris
Los responsables del estudio primero les dieron un paseo a los participantes por el entorno, para al día siguiente proponerles ese ejercicio de navegación virtual a través de una película interactiva y mientras tenían conectados una serie de sensores para monitorizar la actividad mental.
Al llegar a intersecciones para tratar de encontrar cierto destino de memoria los participantes que no usaban la ayuda de la navegación GPS estimulaban de forma notable su hipocampo, la parte del cerebro asociada con la navegación espacial y la memoria. De hecho cuanto más compleja fuera una calle en intersecciones, mayor era la actividad en esa parte del cerebro.
La cosa cambiaba al usar un navegador GPS, y esa relación entre complejidad y actividad del hipocampo quedaba totalmente erradicada. Los voluntarios simplemente seguían las indicaciones sin pensarlo. Un reciente estudio de los conductores de taxi en Londres confirmaba que cuando se estudiaban su entramado de calles lograban ganar materia gris en el hipocampo.
Como explicaba Hugo Spiers, principal responsable del estudio, al utilizar estos sistemas de navegación provocamos que el uso de ese músculo que es tan particular se atrofie. Es cierto que hay una reducción clara del estrés, pero para Spiers debe haber un equilibrio entre lo que usamos estas soluciones y lo que ejercitamos la memoria y la orientación.
Vía | Popular Science
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