Las Xbox Series X y Xbox Series S lo tienen todo para convertir a Microsoft en un 'juggernaut' de los videojuegos

Las Xbox Series X y Xbox Series S lo tienen todo para convertir a Microsoft en un 'juggernaut' de los videojuegos

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Las Xbox Series X y Xbox Series S lo tienen todo para convertir a Microsoft en un 'juggernaut' de los videojuegos

El río sonaba, y efectivamente agua llevaba. Los rumores sobre la Xbox Series S eran ciertos, y tras una extensa filtración hace unas horas la propia Microsoft ha confirmado que la Xbox Series S existe y tendrá un precio de 299 euros. La cosa no se queda ahí: se espera que esta consola esté disponible el 10 de noviembre y que aparezca junto a su hermana mayor, la Xbox Series X, que costará 499 dólares.

Aquí Microsoft tendrá por tanto garantías para quienes quieran jugar a 1440p o a resoluciones 4K con fluidez, pero atentos, porque son solo parte de una estrategia a la que igual le quedan sorpresas: se rumorea por ejemplo que Xbox Live podría salir gratis, lo que abriría el juego online a todos los usuarios. Boom.

Hablemos del diseño de la Xbox Series S (All Digital), nada de unidad óptica

Sorpresa en el diseño de la Xbox Series S, que no es un cubo de dimensiones reducidas y "recortado" a partir de la Xbox Series X, sino que es "la Xbox más pequeña de la historia" y aunque hereda las líneas sencillas, claras y sin excesivas complicaciones de su hermana mayor, adopta un formato singular.

Lo es no solo por su delgadez, sino por esa rejilla de ventilación que ocupa buena parte de uno de los laterales de la consola. Ese color negro que contrasta con el blanco del resto de la consola hace que de hecho la Xbox Series S pueda engañar por la foto y parezca algo así como un altavoz o un transistor.

Guste más o menos ese diseño, cumple desde luego un cometido importante: marcarlo como distintivo y diferencial de una consola que de lo contrario sería quizás demasiado parecida a la Xbox One S.

La rejilla revela además algo importante: la refrigeración de la consola es clave para su buen funcionamiento, y aquí "tapar" todo ese lateral probablemente hubiera dado problemas para una correcta ventilación del interior de los componentes.

No se conocen aún detalles oficiales sobre su hardware, pero los rumores apuntan a una potencia similar a la de las Xbox One X (rondando los 4 TFLOPS) que eso sí, se verían acompañados de muchas de las ventajas de la Xbox Series X, incluyendo esa unidad SSD ultrarrápida que será, junto a la Velocity Architecture de las nuevas consolas de Microsoft, la que hará que los tiempos de carga espera se reduzcan de forma notable.

Hay un detalle adicional más: la imagen oficial que ha compartido Microsoft tras la filtración y el vídeo compartido por WalkingCat en Twitter dejan claro que no habrá unidad óptica en este modelo, que se convertirá así en una especie de modelo híbrido entre la Xbox One X y la Xbox One S All Digital: las descargas serán absolutas protagonistas en el modelo más económico de Microsoft, pero para muchos eso no será un gran obstáculo.

De hecho en ese vídeo si se entreven las características de esta consola, que ofrecerá experiencias de juego 1440p con tasa que pueden llegar a los 120 FPS y que además soportará DirectX Raytracing y upscaling de juegos para poder disfrutarlos en 4K.

Dos mejor que una, siempre

Microsoft jamás había presentado dos consolas al mismo tiempo. En noviembre de 2013 llegaría la Xbox One, que se vendió a un precio de 499 dólares pero lo hacía con un regalo... incómodo.

Xboxone1
Mal, Phil, mal.

Kinect era el periférico incluido en el que Microsoft depositó muchas esperanzas, pero aquel lanzamiento acabó resultando ser un fiasco: la PS4 de Sony era 100 dólares más barata gracias a llegar sin elementos adicionales que de hecho muchos usuarios de Xbox ni siquiera querían.

La empresa de Redmond acabó dando marcha atrás y ofreciendo la Xbox One sin Kinect, pero para entonces ese y otros errores previos al lanzamiento habían lastrado las ventas de forma irremisible.

La Xbox One S tardaría en llegar casi tres años: en agosto de 2016 se presentaba una versión fantástica un 40% más pequeña y que incluso así incluía en su interior la fuente de alimentación, todo un "ladrillo" que había acompañado a todos los usuarios de la versión original. Y un menos de año después, en junio de 2017, llegaba la Xbox One X, la más potente (hasta ahora) de la familia Xbox.

La filosofía de Microsoft, como la de Sony, fue la de apostar por un solo modelo y una sola alternativa para los jugadores. Ambas fueron añadiendo luego versiones que permitieron a otros usuarios acceder a versiones mejoradas o más baratas de la original, lo que abrió el espectro de usuarios al que podían dirigirse.

La película ha cambiado por completo en esta ocasión. Sony tendrá la PS5 y la PS5 Digital Edition preparadas para el lanzamiento, y tras el anuncio de hoy sabemos que Microsoft también tendrá dos modelos disponibles: la Xbox Series X (499 dólares que esperamos ver convertidos a 499 euros) y la Xbox Series S (299 euros, es oficial).

¿Jugar a 4K o a 1440p? Tú eliges

Eso permite a Microsoft atacar de golpe y porrazo a dos tipos de gamers: no solo aquellos más exigentes o ambiciosos y que quieren lo mejor de lo mejor, sino también a aquellos con menor presupuesto o necesidades y que tendrán a la Xbox Series S como estupenda alternativa.

Xbox Series X

Aunque aún no tenemos las especificaciones hardware de las Xbox Series S, los datos que han ido llegando revelarían que cuenta con 4 TFLOPS de potencia gráfica frente a los 12 TFLOPS de la Xbox Series X.

Parece una pérdida notable, y de hecho ese es el rendimiento gráfico de las Xbox One X actuales, así que, ¿para qué molestarse? Pues fácil: porque estas Xbox Series S añadirán muchos elementos de sus hermanas mayores: el almacenamiento SSD de alta velocidad es protagonista, pero también el puerto HDMI 2.1 o características como Quick Resume o Smart Delivery.

Seriesx

Lo que parece claro es que Microsoft tiene aquí en mente a dos tipos de jugadores: los que quieren disfrutar de títulos en 4K y los que quieren hacerlo en 1440p pero con fluidez. El vídeo filtrado anteriormente mencionado muestra cómo la Xbox Series S permitirá jugar a todo tipo de títulos a 1440p con tasas que pueden llegar no ya a los 60, sino a los 120 FPS.

Será por tanto decisión de los gamers optar por una u otra alternativa: aunque es evidente que la que más llama la atención es la Xbox Series X por ser la más potente, dar acceso desde el principio a la Xbox Series S para otro tipo de jugadores es, creemos, un acierto absoluto.

Las consolas no importan tanto, Game Pass sí

Aunque no se ha confirmado de momento el precio de las Xbox Series X, la filtración con esos 499 dólares deja claro que junto a la Xbox Series S Microsoft va a tener dos verdaderas "consolazas" que podrían darle la vuelta a la tortilla en una situación en la que Sony de momento arrasaba en ventas de hardware.

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Pero es que ni eso importa. Microsoft quiere conquistar no solo el mundo de las consolas, sino el de los videojuegos. Ahí es donde entra en acción su servicio Xbox Game Pass, que ha ido ganando más y más enteros y que con la adición de Xbox Game Pass Ultimate, que combina el catálogo de la Xbox y los PCs con Windows, se ha convertido en una apuesta de futuro fundamental para la empresa de Redmond.

De hecho parece claro que ese servicio importa incluso más que vender consolas: las suscripciones son una inversión recurrente y a menudo sostenida, no como las ventas de consolas que tienen picos muy definidos y llevan asociada mucha incertidumbre.

Si a eso le sumamos el streaming de videojuegos con Project xCloud tenemos un combo realmente prometedor para Microsoft. ¿Que no quieres comprar las Xbox? No pasa nada, puedes jugar en PC a cientos de juegos con Game Pass Ultimate. ¿Que no quieres Game Pass Ultimate? Bueno, igual sí te apetece jugar en cualquier dispositivo a través de la nube y xCloud.

Un potencial Xbox Live gratuito como as en la manga definitivo

Pocas son las patas que se le escapan a Microsoft en el mundo de los videojuegos, pero es que además la empresa nos podría tener reservada otra sorpresa: la de un servicio Xbox Live que podría ser gratuito.

El rumor que apareció a finales de julio de 2020 se ha vuelto a activar con la filtración de la existencia de la Xbox Series S y los precios de estas consolas. No había mención de esa posibilidad en esa filtración, pero para los analistas esto podría precisamente significar que un anuncio de un Xbox Live gratuito no se habría eliminado, sino simplemente aplazado para tener ese as en la manga.

Eso plantearía un atractivo espectacular más para las consolas de Microsoft, que tenían ligada parte de su valor a poder jugar online. Durante años muchos se han preguntado por qué jugar online en la Xbox costaba dinero cuando hacerlo en el PC y competir con otros jugadores siempre ha sido gratis.

Microsoft solo ofrece periodos de suscripción de uno y tres meses actualmente. Que haya desaparecido la opción anual en la página oficial también parece apoyar esos rumores, de hecho, y aunque es posible encontrar todavía a la venta códigos de suscripción anuales, que la propia Microsoft los descarte apunta a un potencial cambio y a esa llamativa oferta de Xbox Live como parte integral de la experiencia en sus consolas.

No parece buena idea que Microsoft lo ligue de forma indivisible a Game Pass: eso obligaría a los jugadores de Xbox a suscribirse al servicio sin querer más que Xbox Live, y precisamente todo ello refuerza la teoría de ese salto a la gratuidad de este servicio.

Esa opción genera una duda importante: uno de los atractivos de Xbox Live es precisamente que "regalaba" juegos al mes como parte de la suscripción, y puede que con el cambio al servicio gratuito eso dejase de producirse. Game Pass quedaría por tanto como opción lógica para esa faceta, y de hecho en cierta forma Xbox Live competía con Game Pass al "regalar" también juegos de una forma similar a como lo hace Game Pass: mientras estás suscritos, esos juegos ofrecidos por estos servicios son tuyos.

Pero es que aún así, fijaos de nuevo en los precios. 299 euros y (previsiblemente) 499 euros por la Xbox Series S y la Xbox Series X respectivamente. La potencia y prestaciones a las que accedemos por esos precios son realmente asombrosas y serían difíciles de lograr en un PC actualmente. Eso cambiará con el tiempo, por supuesto, pero hoy Microsoft ha dado todo un puñetazo en la mesa.

Uno al que ahora tendrá que responder su competidor. Tú mueves, Sony.

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