¿Por qué ciertos equipos juegan mejor que otros en ciertos deportes? ¿Qué ingredientes son necesarios para llegar a esa receta genial? El mítico Barça de la temporada 2009-2010 es considerado como uno de los mejores equipos de fútbol de todos los tiempos, y hay investigadores que han tratado de utilizar diversas disciplinas científicas para averiguar cómo se gestó aquel éxito.
Javier Buldú, de la Universidad Rey Juan Carlos, ha tratado de descubrir ese secreto a través de la ciencia de redes. Junto a un equipo de colegas ha representado a cada jugador como un nodo y ha unido esos nodos a medida que estudiaba cómo interactuaban y se pasaban el balón entre ellos. El resultado es llamativo, pero una cosa es descubrir el secreto de aquel equipo y otra muy distinta replicarlo.
Desvelando los secretos del tiki-taka (o intentándolo)
El análisis de Buldú y sus compañeros de investigación hizo uso de esa ciencia de redes para crear un modelo en el que cada vez que dos compañeros se pasaban el balón, su enlace o unión era más fuerte. Este tipo de estudios con ciencia de redes se han aplicado a otros campos como la propagación de enfermedades o de los incendios, pero pueden ser muy interesantes para estos deportes en equipo en los que se pueden detectar los nodos más importantes de dichos equipos.
Ha habido intentos de analizar así a equipos de fútbol en el pasado. En esos estudios previos ya se detectó que algunos jugadores son mucho más "céntricos" que otros -reciben y pasan el balón mucho más que el resto- o que ciertos patrones de juego son comunes, como el de un triángulo de jugadores que se pasan el balón entre sí.
En 2014 Pablo Rodríguez, ejecutivo en Telefónica, trabajó con un grupo de informáticos en Qatar para tratar de descubrir también las claves del buen juego del Barça. Hemos visto muchos casos en los que por ejemplo los "mapas de calor" plantean descubrirnos claves del juego, pero lo que hacen es más bien lo contrario, y destruyen mitos.
Es lo que por ejemplo descubrió José Mourinho cuando los estudió y vio que las probabilidades de meter gol desde un saque de esquina eran mucho menores de lo que se había estimado (y de hecho dan pie a contraataques), y se quejó de elló cuando volvió a entrenar al Chelsea hace años en Inglaterra y vio cómo los aficionados se volvían locos cuando el equipo rival concedía un córner.
El estudio de Rodríguez también analizó sobre todo esa estrategia de pases, tratando de encontrar secuencias extendidas de pases consecutivos (passing motifs) entre jugadores específicos. Ya entonces se detectó cómo en el Barcelona los pequeños clústers de pases eran mucho más frecuentes que en otros equipos.
La evolución del juego también cuenta
Pero la investigación de estos expertos fue algo más allá, y en lugar de analizar un partido analizaron la forma en la que esas redes cambiaban a lo largo de varios partidos. Generaron la red que se creaba en los primeros 50 pases y luego "deslizaban" ese modelo para ver cómo evolucionaba el juego añadiendo el pase 51 y quitando el primero, y así sucesivamente.
Al hacerlo detectaron la forma en la que iba modificándose la red, e hicieron ese estudio con los 380 partidos que se jugaron en La Liga en la temporada 2009-2010. A partir de ahí se calcularon parámetros habituales en este tipo de redes que por ejemplo mostraron cómo los tripletes (o triángulos) de jugadores que se pasan el balón eran mucho más frecuentes en el Barcelona que en el resto de equipos.
En otra de las conclusiones también quedó claro cómo los pases eran mucho más cortos en el Barcelona que en otros equipos. El tiki-taka se definía por esa gran cantidad de pases cortos, y el Barcelona lo llevaba a su máxima expresión. De hecho el mayor autovalor de la matriz de conectividad, el que señalaba la fuerza de esa red, era de nuevo del Barcelona frente al resto de los componentes.
Ese estudio mostró cómo el juego del Barça era claramente distinto al resto, y cómo la posición de sus centrales era mucho más adelantada que la de otros equipos (solo en el Real Madrid era más adelantada, y solo al final de sus partidos). En el Barça también se descubrió cómo los pases eran en muchos casos horizontales, algo que refleja esa consante (pero paciente) búsqueda del ataque.
El análisis también revelaba algunas debilidades -que hubiera venido bien conocer a sus rivales, si es que las hubieran podido explotar- como la de la debilidad de su táctica si los jugadores se separaban demasiado de jugadores claves en el centro del campo como Xavi o Iniesta. Lo curioso es que ese efecto era el contrario por ejemplo en el Valencia: en ese equipo había más posibilidades de marcar gol -según los datos de esa temporada- cuando los jugadores se dispersaban respecto a los "cerebros" del centro del campo.
Los resultados son llamativos porque en realidad confirman todo lo que se veía en el campo, pero claro, una cosa es consolidar ese descubrimiento y otra es tratar de replicarlo: puede la ciencia de datos puede ser una valiosa ayuda para los entrenadores de fútbol actuales.
Más información | Arxiv