Si algo hay que reconocerles a las estrellas, es que saben irse a lo grande. Al final de su vida, cuando ya son unas afables y ‘diminutas’ enanas blancas, explotan. Y no es una explosión normal. Durante el proceso, las estrellas expulsan sus capas externas en un enorme cataclismo cósmico de proporciones inimaginables. En ese momento, tienen sus 100 días de gloria: se convierten en supernovas.
Este es un guion que se ha repetido una y otra vez llenando el cielo nocturno de explosiones a lo largo de los milenios. Así aprendimos todo lo que sabemos sobre la muerte de las estrellas y la formación de agujeros negros. O, mejor dicho, todo lo que sabíamos sobre todo ello, porque hemos encontrado una estrella iPTF14hls que se resiste a morir.
Una explosión que no se acaba
La primera vez que vimos esta supernova fue en septiembre de 2014 y, a juicio de los investigadores, parecía una simple supernova más. Sin embargo, unos meses más tarde se dieron cuenta de que algo no cuadraba: había explotado y comenzado a perder intensidad como lo hubiera hecho cualquier estrella, pero de repente se había vuelto mucho más brillante.
Como decía antes, la vida media de una supernova son unos cien días. Mientras tanto, la iPTF14hls lleva dos años haciéndose cada vez más brillante. Los investigadores han podido observar hasta cinco picos de intensidad. Hoy en día, tres años después de la primera explosión, sigue brillando como lo haría una supernova normal en el día 60 de su andadura.
Por si fuera poco, en un intento por entender qué estaba pasando, los investigadores decidieron repasar el registro astronómico para encontrar casos parecidos. Lo que encontraron fue aún más sorprendente: según los datos, ya había habido una supernova en la misma región espacial en 1954.
"Una de las cinco supernovas más extrañas"
Ante esto, los investigadores no sabían que hacer. No había una explicación clara a lo que estaban viendo. Los modelos de muerte estelar se estaban estrellando en vivo y en directo frente a sus ojos. Lo único que encaja (aproximadamente) es una vieja teoría astronómica sobre la que se lleva hablando desde hace muchos años sin demasiada confianza: las supernovas por inestabilidad de pares. Se trata de estrellas tan grandes que cuando explotan no mueren, sino que se reconstruyen.
No se trata de estrellas inmortales, claro. En cada explosión pierden una parte de su masa, pero como hablamos de estrellas enormes (de entre 95 o 130 veces el tamaño del Sol), el proceso se puede alargar más de lo imaginable.
Es una posibilidad, pero no está claro. Lo que vemos se parece a una supernova por inestabilidad de pares, pero no encaja perfectamente con ella. “Es definitivamente una de las cinco supernovas más extrañas”, decía Ashley Pagnotta, astrofísico del College of Charleston en Carolina del Sur. Pero no debe extrañarnos demasiado: estamos dando nuestros primeros pasos en la ciencia del espacio. Veremos cosas mucho más extrañas que naves ardiendo más allá de Orión.