Aunque es fácil dejarnos llevar por lo fantástico e imaginar que lo de habitar otros mundos no está tan lejos, aquí ya vimos que hacer un 'The Martian' no está precisamente cerca y que aún queda trabajo por hacer en lo que respecta a colonizar Marte o la Luna. Pero además de lo tecnológico habría otro aspecto que controlar: nuestra "alergia" a la Luna.
Las comillas son necesarias: no, la Luna no engaña a nuestro sistema inmunitario hace que salten las alarmas con algo inocuo, como nos ocurre a algunos con el polen, el gluten u otras partículas no dañinas per se. La sintomatología es similar, pero el polvo lunar sí causa una afección pulmonar directa, aunque es ahora cuando van a investigarlo de manera más completa.
Ir a la Luna y volverse con un resfriado de recuerdo
Cuenta la ESA que el astronauta Harrison Schmitt, participante en la misión Apolo 17, habló de lo que sería algo así como "alergia al polen lunar" o "la fiebre del heno lunar" (lunar hay fever). Un síndrome que que afectaba a los astronautas que habían andado por la Luna y que consistía en congestión, secreción nasal, ojos llorosos y dolor de garganta, síntomas que suelen verse en las manifestaciones alérgicas.
¿Qué es lo que contiene el polvo lunar? Entre sus componentes está el silicato, un compuesto que causa inflamación pulmonar si se inhala (siendo un problema en minería, por ejemplo), y que lograba destruir el sellado para el vacío de los contenedores de muestras de los astronautas e incluso alguna de las capas de las botas.
Son partículas muy pequeñas y muy finas, del orden de 50 veces más que un pelo humano, según matiza Kim Prisk, fisióloga pulmonar de la Universidad de California (que lleva unos 20 año estudiando los efectos de los vuelos espaciales). Son además afiladas debido a que no sufren la erosión del viento y el agua como en nuestro planeta, y la baja gravedad de la Luna (una sexta parte de la de la Tierra) facilita que permanezcan en suspensión más tiempo, facilitando la penetración (y siendo ésta más profunda) en los pulmones.
Así, las manifestaciones podían durar algunos días y afectaron a las 12 personas que pisaron nuestro satélite vecino, de ahí que al no investigarse del todo en su momento quedase la duda de si esto sería un problema de cara a nuestra invasión exploración del espacio exterior. Y en base a eso la ESA ha puesto en marcha un programa centrado en averiguar qué peligro supone esta "alergia" nuestra a la Luna.
¿Investigación in situ?
No, por el momento el programa no implica un viaje a la Luna y tirarán de simulaciones, las cuales ya han permitido ver que el polvo del suelo lunar puede dañar las células pulmonares y cerebrales si estos tejidos se exponen durante un plazo largo. El trabajo se realizará con polvo obtenido de una región volcánica de Alemania (un tipo de tierras que suele tener silicatos).
Como dice Prisk, no se sabe hasta qué punto el polvo lunar es dañino, así que esperan extraer más conclusiones aunque el polvo terrestre no sea lo afilado que es el de la Luna. Al mismo tiempo, Alexander Gerst, astronauta del cual hablamos hace poco por el robot con inteligencia artificial que han enviado a la Estación Espacial Internacional, está también participando en un estudio que monitoriza la salud pulmonar en condiciones dee microgravedad.
Todos estos estudios son importantes de cara a estas permanencias largas en el espacio, ya sea en la ISS o sobre algún otro astro. De hecho, siguen en marcha los estudios derivados del experimento con los gemelos astronautas, los cuales ya van mostrando alguna conclusión sobre cómo afectan estas estancias a nuestro organismo.
En cuanto a los viajes a la Luna, parece que la fiebre que sí existe actualmente es la de volver a pisarla, veremos si se cumplen los plazos y si llega el presupuesto. Y si es Estados Unidos el que vuelve a adelantar al resto de agencias, aunque ahora tiene más competencia y parece que finalmente primero volverán las máquinas y no el ser humano.
Imagen | NASA
En Xataka | https://www.xataka.com/espacio/a-los-astronautas-del-futuro-les-esperan-radiaciones-cada-vez-mas-abundantes-e-intensas-ir-a-marte-es-un-reto-aun-mayor